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  • 20 Junio 2013
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El Doctor Ulas Basar Gezgi es un investigador de ciencias sociales (la psicología, la comunicación, la educación, la planificación urbana, estudios asiáticos, estudios latinoamericanos y la literatura) y académico con una década de experiencia en diversas instituciones en Turquía, Vietnam, Australia, Tailandia, Malasia y EE.UU. El Dr. Gezgin ha publicado nueve libros hasta la fecha (el último título es  Psychology of You 2.0: Psicología de los medios sociales). Además de sus trabajos académicos, es columnista regular para varios periódicos, además de ronda por la literatura con poesía, letras de canciones y ensayos.

Nació en Estambul, pero es un trotamundo --viajero, de hecho, es el significado de su apellido--, y como tal ha recorrido América Latina, sin dejar de pasar por México. 



Turquía hoy

El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) liderado por Recep Tayip Erdogan lleva en el poder desde 2002, habiendo sido electo en más de tres ocasiones con una gran mayoría, la última de ellas en 2011. Mientras que en economía el Gobierno ha logrado sacar al país de una recesión económica en 2001, en el plano social y político ha iniciado un proceso para islamizar el país: debilitando los sectores ultraliberales turcos del Ejército, recortando algunos derechos humanos, censurando la prensa, etc...

 

 

En el parque Taksim Gazi se espera construir un centro comercial inspirado en unos cuarteles del siglo XIX.

Desde 2011, el AKP ha incrementado la restricciones sobre la libertad de expresión, la libertad de prensa, el contenido de la televisión, el uso de internet y el derecho a reunirse. También ha tomado medidas legales contra los medios críticos al gobierno, como por ejemplo una multa de 2.500 millones de dólares a un medio de comunicación. Por ello el gobierno ha sido visto como crecientemente islamista y autoritario, destacando varias medidas concretas: la aprobación de una reforma educativa a favor de la introducción de elementos islámicos en la enseñanza, la limitación del consumo del alcohol, la prohibición total del aborto, la oposición a la comunidad LGTB, la detención de algunas personas acusadas de blasfemia, la prohibición de besarse en lugares públicos y la construcción de un puente en honor al controvertido sultán otomano Selim I.

(Wikipedia: http://tinyurl.com/kj96hwp)

Turquía: entrevista a Ulas Basar Gezgi

Mundo Nuestro

Estambul, Turquía, el pasado 28 de mayo. La policía irrumpe y desaloja brutalmente a un grupo de ciudadanos que defendían un parque público de la demolición arbitraria ordenada por el gobierno de ese país con el propósito de instalar un centro comercial. Veinte días después, y a pesar de la represión de las protestas en varias ciudades del país, una verdadera rebelión nacional ha puesto en jaque al régimen autoritario del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), liderado por el primer ministro Recep Tayyip Endorgan.

Las redes sociales han creado verdaderos sistemas alternativos de comunicación, y por ellos se puede acceder a centenares de videos que dan cuenta de las acciones represivas de la policía turca contra los ciudadanos descontentos.

(Videos de desalojos en la plaza: http://tinyurl.com/lv867nx)

Es algo común en este mundo nuestro: un gobierno decide convertir un parque público en un centro comercial. Aquí lo intentó Mario Marín en el año 2008. Verónica Mastretta y la asociación civil Puebla Verde, con el respaldo de muchos ciudadanos, impidieron por la vía legal que el entonces gobernador de Puebla vendiera para hoteles y restaurantes el llamado Parque del  Arte, aunque no dejó de quitarle al grupo ambientalista la custodia legal otorgada por seis años por el propio gobierno estatal, en el tiempo de la administración de Melquiades Morales. Mario Marín tampoco pudo vender más de 28 hectáreas que quedaban de la reserva territorial Atlixcáyotl --entre áreas de preservación ecológica, parques y camellones.

¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo explicar la avaricia de un sistema capitalista depredador como el nuestro? Pero más aún, ¿cómo es que una acción civil de defensa ambiental deriva en una verdadera insurrección social, como en Turquía en estos últimos días?

Mundo Nuestro presenta hoy una perspectiva general de la lucha ciudadana en Estambul, y por esa vía, en muchas otras ciudades de aquel complejo y entrañable país. Es la voz del escritor, académico y activista turco Ulás Bazar Gezgi la que nos explica el contexto histórico inmediato en el que se ha producido esta revuelta, pero también su perspectiva larga, con el análisis de las distintas fuerzas políticas y sociales en los últimos cien años en la vida de Turquía. Es la historia de un proceso de modernización de una sociedad compleja que brota del desmantelamiento del imperio Otomano en el arranque del siglo XX. Modernización estructural, nacionalismos, rebeliones de minorías y guerras de exterminio, radicalización de las fuerzas de izquierda y represión autoritaria. Y, soterrado, el ascenso del activismo islámico, una de cuyas varias corrientes la expresa el partido gobernante.

Turquía, siempre en el desfiladero terrible entre oriente y occidente, inexplicable sin la historia del Mediterráneo. Y Estambul, con sus minaretes míticos en el Bósforo que apuntan a la posibilidad de construir una verdadera sociedad democrática.



Mundo Nuestro: ¿Cómo es que una pacífica protesta contra la demolición de un parque público (Parque Gezi, en Estambul), y su sustitución por un centro comercial, se ha convertido en una lucha de masas del pueblo de Turquía por los derechos humanos, la libertad de expresión y por la democracia directa?

¿Qué hay del AKP (Partido de la Justicia y Desarrollo) y el ministro Recep Tayyip Erdogan, con más de diez años en el poder,  ¿se trata de una rebelión en contra de las políticas de ese partido? ¿Cómo se explica esta cerrazón? ¿Por qué esta reacción tan violenta?

 

Ulas Basar Gezgi:

En primer lugar, como el materialismo dialéctico y las ciencias naturales nos dicen, nada sale de la nada. La gente de Turquía se ha enojado en varias ocasiones a lo largo de 11 años de gobierno del AKP de Erdogan. Las quejas más comunes fueron sobre desecularización del sistema político, cultural y educativo, por los juicios injustos, por la presión sobre los medios de comunicación, por la islamización de la elite gobernante y la burguesía, por la política de guerra en Siria sobre la base del sectarismo religioso del AKP (sunita), por la autocracia en el nombre de un islamismo moderado, presentado como un modelo para todos los países musulmanes, y por las campañas para el sistema presidencial, que son el extremo de la negación de la división de poderes que,  se supone,  sirven como frenos y contrapesos en la democracia. Teníamos todo esto antes de AKP, pero hoy su grado y el alcance son inconmensurables. Sobre todo después de ganar la tercera elección en 2011, el primer ministro y su partido se han embriagado con la victoria, se hace llamar "el maestro de la política" que nunca ha perdido una elección.

 

En segundo lugar, la mayoría de las personas se unieron a la protesta no porque fueran políticamente conscientes, sino porque la policía fue extremadamente brutal contra manifestantes pacíficos que están leyendo libros, tocando la guitarra, y que incluso le ofrecencomida a la policía antes del asalto. Este es un país donde la gente se enoja fácilmente, incluso a causa de un insulto verbal menor. La brutalidad policial fue la última gota en el vaso. Ese fue el momento para expresar la ira en contra de la tiranía.

Otra cuestión es el hecho de que esta protesta se llevó a cabo inmediatamente después de la aprobación de una moción que prohíbe la venta de alcohol entre las 10 de la noche y las 6 ded la mañana. Esto no sólo desilusionó a los dueños de bares en Taksim y otras áreas, sino también los jóvenes que disfrutan de beber. Aunque Erdogan ha tenido éxito en el control de la vida laboral, es un aficionado en la gestión del tiempo de ocio. Bajo el capitalismo, el ocio es importante. La explotación en el trabajo se alivia por las actividades de tiempo libre. Si usted quiere regular el tiempo libre de la gente, espere su colapso. Del mismo modo, no pudo producir arte conservador. Los artistas son todavía modernos y seculares. Él decidió cerrar los teatros estatales porque tenían obras que aprovechaban las 'sensibilidades conservadoras’, y cambiaron a los artistas estatales en funcionarios controlados por burócratas.

 

Este tema del alcohol se agravó por el hecho de que el primer ministro llamó borracho a Atatürk, el fundador de la república turca. Se sabe que  Atatürk, el modernizador del país, fue un gran bebedor, y de hecho murió debido al consumo excesivo de alcohol. Un gran número de manifestantes ha cambiado su nombre en Facebook y Twitter para protestar por el insulto de Erdogan ('Ayyaş' es la palabra despectiva utilizada por el primer ministro contra Atatürk, pero ahora, debido a las protestas, tiene connotaciones positivas), y un número significativo de manifestantes fueron a protestar sólo por este insulto contra Atatürk, bebiendo cerveza y coreando consignas como "Salud Tayyip (primer ministro)". Un gran número de manifestantes son aficionados al equipo de fútbol Beşiktaş Çarşı, lo que contribuyó a la popularización de la protesta.

En tercer lugar, me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que, como una protesta masiva, la Resistencia de Gezi  corresponde a una alianza de clases y estratos. Durante los primeros días de las protestas, algunas de las personas más ricas de Turquía condenaron al gobierno por la brutalidad, y algunos de ellos incluso se unieron a los manifestantes. Algunas de las empresas que planeaban abrir tiendas en el centro comercial propuesto para el  Parque Gezi  declinaron a hacerlo. La protesta es apoyada por todas las clases que se refleja en el sitio de las protestas: igual los distritos más pobres de Estambul como los más ricos están protestando cada noche.

 

Originalmente, la protesta Gezi era una cuestión de tres o cinco árboles, y para entonces el núcleo de los manifestantes eran en su mayoría clase media y alta. Como la resistencia se popularizó, las líneas de clase son heterogéneas, se han desdibujado. Las organizaciones de izquierda, los partidos y movimientos se unieron inmediatamente. El núcleo original, que consistía de varias asociaciones relacionadas con problemas urbanos, se distanció del resto de las clases y de la izquierda. Incluso le pidieron a la izquierda que quitara todas sus banderas. Una de las asociaciones declaró que no participaban en las protestas políticas, y que sólo estaban interesados en la protección de la zona verde. El 10 de junio, la policía dijo que quería quitar las banderas, pero atacó y removió las barricadas y las banderas. Dijeron las asociaciones: "Ya ven, de eso es de lo que nos quejamos. Debimos quitarlas antes que la policía, para que no atacarán." (En realidad, la policía atacó a pesar de las banderas, sólo siguieron las órdenes del primer ministro). Esta extraña posición también se manifestó cuando este grupo se reunió con el primer ministro sin la presencia de ningún negociador externo, como los miembros socialistas del Parlamento Europeo, a la carrera, en un lugar conveniente para él, fuera del parque y durante los ataques.

Por ello, fueron criticados en cuatro puntos:

1. Ustedes debían tener negociadores externos.

2. Como requisito previo, el gobierno debía detener los ataques.

3. Necesitaban un poco de tiempo antes de una reunión tan importante para decidir sobre si te reúnes o no, con quién te reúnes, quiénes se presentan y bajo qué condiciones. No debió hacerse a la carrera.

4. De ser posible, debieron reunirse con él en un sitio en el que la resistencia fuera más fuerte, por ejemplo en el Parque Gezi Park o en los alrededores.

 

La negociación fue un fracaso total, y dos días más tarde, el 15 de junio de 2013, la policía atacó brutalmente el Parque Gezi y desalojó a los manifestantes Así que si este movimiento no se hubiera popularizado, hubiera quedado como otra protesta más a pequeña escala, iniciada por la clase media y los ecologistas de la clase alta que no reconocen los vínculos entre las políticas macro neoliberales y los proyectos anti-verdes.

Afortunadamente, el movimiento de resistencia es más progresista y radical que el núcleo original de la protesta.



Mundo Nuestro: México y Turquía son ejemplos de la aplicación radical de las políticas neoliberales en los últimos veinte años. ¿Qué ha provocado esta revuelta nacional contra el gobierno turco? ¿Es una revuelta contra las consecuencias de esta política? ¿Qué pasa con las mujeres, las minorías, la explotación de medio ambiente? ¿Cómo podemos comprender mejor la compleja realidad social de su país?

 

Ulas Basar Gezgin: En Turquía, como en México, Chile, etc, las políticas neoliberales se han llevado a cabo bajo gobiernos autoritarios. 1980 marca el golpe de Estado militar en Turquía, que fue ideado para poner en práctica las políticas neoliberales impuestas por la pandilla Thatcher-Reagan y para detener el aumento inalterable de la izquierda. El gobierno del AKP significa el extremo de las políticas neo-liberales. Aunque AKP presume del aumento del PIB,  engaña a la gente calculando todo sobre la base del PIB nominal, que por supuesto crece mientras los precios suben. En segundo lugar, la tasa de desempleo y la disminución de los salarios son verdades duras. Sin embargo, las protestas Gezi, a diferencia del caso de Tahrir (En Egipto), no se originaron a partir de las dificultades económicas. De hecho, algunos de los principales manifestantes son trabajadores administrativos (o de cuello blanco, como se les dice), proclives a las tecnologías de vanguardia. Parece que el Islam político (y no me refiero al Islam como una creencia) es considerado como anti-imperialista en América Latina. Durante mi visita a la Argentina en 2012, vi que se venden jutas camisetas con el Che y Bin Laden como si fueran camaradas de armas en nombre de la lucha contra el imperialismo. En Cuba, vi sentimientos similares entre la gente. La amistad de Chávez con el ex presidente Ahmedinejat de Irán fortaleció esta simpatía islámica a pesar de las protestas anti-chavistas de la izquierda iraní.

Pero me gustaría decir que el Islam en Turquía está, sin duda muy lejos de ser anti-imperialista y anti-capitalista. Las protestas populares en Gezi y en todo lugar  (y digo "en todo lugar”, porque la protesta de Gezi encendió muchas otras gloriosas protestas en  otras ciudades del país y del mundo) estaban en su mayoría dirigidas contra la teocracia de Erdogan. Sin embargo, la resistencia es un organismo en continuo aprendizaje. Durante dos semanas en Gezi y en otros lugares, los manifestantes que eran apolíticos, o digamos con menor conciencia política, aprendido unos de otros tanto del anticapitalismo como del antiimperialismo también. A través de las palabras del Subcomandante Marcos, quien saludó un poco después a la Resistencia de Gezi, la gente vio que el objetivo no es la conquista del gobierno, sino la construcción de una comunidad alternativa. Esta construcción de la comunidad alternativa es tan importante como la propia protesta. Esta comunidad fue posteriormente apoyada por el movimiento musulmán anti-capitalista, que es por desgracia una pequeña minoría entre los movimientos islámicos de Turquía. Esperamos que la izquierda latinoamericana los tome más como su equivalente que como íconos populares.

En el tema de las mujeres y las minorías, la resistencia tuvo el siguiente problema: la gente que se rebeló contra el gobierno no tenía un alto nivel de conciencia política. Algunos de ellos eran homofóbicos, sexualmente discriminatorios y racistas. Las consignas que coreaban lo reflejaban, así como las pintas de protesta en los muros. Sin embargo, como he dicho anteriormente, las personas aprenden los unos de los otros en un diálogo muy parecido a la forma en que Paulo Freire propuso y aplicó. Las feministas limpiaron las paredes homofóbicas y discriminatorias, los manifestantes vieron que las personas LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero) estaban eran sus compañeros en las barricadas, y cuando el movimiento kurdo se unió a la protesta más tarde, dio lugar a un espíritu más plural. Los ecologistas siempre fueron parte de la protesta. En realidad, la diversidad de las medidas adoptadas en las protestas de Gezi reflejaron las experiencias de los ecologistas radicales que habían luchado contra las represas, contra la propuesta de un tercer puente de Estambul, contra las industrias contaminantes y otras cuestiones de diversas maneras.




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