• Sergio Mastretta
  • 19 Diciembre 2013
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Por: Sergio Mastretta

Si, ya se habían ido ustedes, ya la carrera ya estaba en su camino, ¿no?, ya estaba yo solo ahí, digamos, ¿no?, estaba solo y no, no sabía ni que hacer. Entonces, de repente mi esposa me dice: vete para Nuevo Laredo ahí hay más posibilidades para que tu pases, le digo bueno, me fui, agarré y me compre mi boleto, un boleto de camión y me fui hasta Nuevo Laredo. Ahí igual pagué mi hotel y de ahí seguimos buscando otro coyote, hasta que encontré uno, y lo mismo me dicen: “no, ¿sabes qué?”, me dijo, “vente, quieres pasar por un tráiler, quieres pasar caminando, te va a costar tanto”, le digo bueno, y me llevaron a su casa y todo, pero de repente no me gustó porque yo hablé con mi esposa y me dijo: “¿sabes qué?, ya me están pidiendo dinero porque me dicen que tu ya estás en Texas”, yo le dije: “no, yo todavía estoy en México”, “no, ya me están pidiendo dinero que ya pague todo porque ya estás tú en Texas”, no, le digo: “¿sabes qué?, no mandes nada yo me voy a salir de aquí”. Pues como pude, con mentiras o con lo que sea pues me salí, desde esa casa llegué otra vez al hotel y para que no me encontraran me fui a un hotel cerca del centro y ahí una amiga mía que tengo en Texas, que me ayudó bastante, ella me mandó un conocido de allá, una amiga también de trabajo que pasaba gente también, que me iba a traer en carro y me iba a pasar todo y bueno. Entonces esperé ahí, llegó el día que la muchacha me tenía que recoger, duré una semana todavía ahí en Nuevo Laredo, el fin de semana me fue a traer la muchacha...

Pues no más estando ahí en el cuarto del hotel, salir a comer y regresarme a encerrarme al hotel, porque pues no podía salir a otro lado por el riesgo de que me fuera a encontrar a los otros coyotes, de los que yo me salí diciéndoles que iba yo a regresar, pues es el temor de que me fueran a asaltar, pues es que tú estás en esa área y se siente tenso, todo mundo te ve, te ve sospechoso o te sientes incómodo estar ahí, entonces yo prefería estar dentro del hotel, encerrado, esperando la llamada, esperando a la persona que me fuera a traer, es lo que estaba yo haciendo ahí nada más, hasta que llegó esta muchacha y me llevó con uno de sus familiares y me cruzaron el río nadando, igual, la primera vez me cruzaron y llegando a la orilla del río me dicen: “ahora sí, córrele”, pues digo: “¿Adónde?”, dice: “tu córrele”, “no, explíquenme que voy a hacer, porque no sé nada”, dicen: “no, ella te está esperando cruzando la carretera”, le digo: “bueno”, entonces me voté, crucé, corrí, el camino no había nadie de migración y corrí, corrí, corrí hasta llegar a unas casas y no vi nada de la muchacha, nada, nada, nada, pues yo caminé, caminé y digo llego el centro y ya del centro puedo hablar por teléfono, pero no como media hora me encontró inmigración y andaban con sus motonetas, me encontraron ahí, inmediatamente me regresaron, estuve un día más encarcelado, me regresaron otra vez a Nuevo Laredo. Entonces la hablé a mi esposa otra vez, me volvieron a ir otra vez la misma muchacha y me explicó: “tú agarras el carro, te vas a tal parte, a tal casa, tú pagas para que te lleven a la terminal de autobuses y ya te espero en la terminal”.

Bueno, si pasé igualmente, me cruzaron el río, ahí fue un poquito más difícil porque al cruzar el río, bajó un oficial de migración, nos dice que qué hacíamos, que nos regresáramos, que no debíamos estar haciendo eso, entonces yo le digo al coyote: “vámonos, ya nos descubrieron, vámonos ya no quiero que me agarren”, “no”, dice, “no, no espérate”, Dice: “bueno ya nos vamos”, “está bien ya váyanse”, él hizo de cuentas que caminó en el agua y nos fuimos a otra orilla más adelante y ahí me dice: “bájate y quédate aquí, yo te grito cuando tú corras”, le digo: “bueno”, en fin de cuentas este...

Exactamente, ya estaba ahí en suelo americano. Entonces él se regresó nadando hacia México otra vez, y ya migración lo vio, me dice: “¿dónde está el otro?”, “no ya se fue está ahí adelante, ya brincó para México otra vez”, “Ah está bien”; pero ellos no se la creyeron, entonces yo subí caminando y subí hasta la carretera otra vez y no, veo que la camioneta de migración estaba ahí y me empiezan a chiflar los coyotes del lado de México que ya me fuera, que me fuera, digo no, no, no quise porque ya migración venía hacia mí, cuando veo que ya viene hacia mí, que me agarró otra vez y arrastrándome otra vez hasta la orilla del río, me escondí entre medio de los arbustos y ahí me quedé como unos 15 minutos, ahí aguardando sin respirar fuerte, sin mover hierbas para que no me escucharan.

A fin de cuentas que agarra uno de los coyotes que empieza a gritar: “vámonos, vámonos” y cuando escuché eso, bueno digo, está libre entonces. Me salgo corriendo igual y al asomarme a la carretera veo que no hay nadie, pero saco un pie la carretera y me asomo del otro lado, del lado izquierdo estaba la patrulla ahí, estaba la patrulla ahí y de repente que volteo y pasa un tráiler y me meto a la orilla, ahí atrás del tráiler, me meto, brinqué una cerca otra vez de otra casa, me fui corriendo y en sí me caí tres veces, así corriendo, pasando palos y piedras y arbustos y digo bueno ahorita me van a dar la vuelta, ¿no?, corrí, corrí, corrí y nada y llegué a una casa y me hace un muchacho, me hace señas que luego me metiera, que me meto y ya era él, el contacto de la otra persona, ya me dice: “nosotros te vamos a llevar en el carro, le digo: “bueno”, y ya me descanse ahí como unos que serán, tres minutos, luego llegó el carro y luego me llevaron a la terminal, no me agarraron ahí, fue suerte y ya ahí llegamos a la terminal, bajamos...

Pues no, no, no la había yo librado, no pensé eso porque es un pueblito que está aledaño ahí al río, ¿no?, o sea, pero para llegar a Texas tienes que pasar un retén, otro retén de migración que le dicen el checkpoint, entonces yo todavía me sentí, ya cuando me encontré con la muchacha, dije bueno estoy seguro ahorita ya, pero al rato vamos a volver a intentarlo cruzar, dije esto ya es la primera etapa y va ahorita la segunda etapa.

Entonces sí me encontró la muchacha, me subí luego, luego al carro, nos fuimos hasta la casa de su mamá, de ahí esperamos hasta la noche y eso fue lo malo que salimos en la noche, salimos como a las tres de la mañana, como a las dos o las tres, entonces íbamos en la carretera ya rumbo al checkpoint y de repente me dice: “Martín, ya vamos a llegar”, le digo: “sí”, le digo: “dime que voy a decir o cómo le voy a hacer”, me dice: “¿sabes un poco de inglés?”, le digo: “sí sé un poco de inglés pero dime que voy a decir o qué me van a preguntar”, le digo: “no sé”, me dice: “nada más te van a decir que si eres residente, tú les dices que sí, que si tú eres residente y ya y no te pongas nervioso”, le digo: “no pus estoy tranquilo, nada más que si es eso, eso lo digo”, dice: “bueno”. Sí nos paró migración y que nos empieza a pedir papeles y que le dicen a ella que si era residente, dijeron que si, me preguntan a mí, les digo que si que también soy residente, entonces a la muchacha le dicen ellos:

”¿A dónde van?”, entonces ellas dicen: “a una universidad” y dicen el nombre de la universidad, y yo no sabía que universidad era, o sea ni me sabía el nombre de la universidad, sí su identificación, “¿y tú a dónde vas?”, y yo me quedé así nada más voy a Houston, entonces luego, luego sospecharon, ¿no?, porque entonces yo inmediatamente ahí me di cuenta, dije aquí ya me agarraron porque ella dicen una cosa yo digo otra cosa, bueno, en fin, me bajaron, me quitaron mis credenciales, me encerraron luego, luego y agarran a la muchacha y pues yo para no meterla en problemas les dije que no, no la conocía que era una amiga que nada más había conocido por ahí, que me habían echado un raid, pues no, esta tonta que agarra y dice que no, que mi esposa la había contratado, que nada más me llevara pero que ella no sabía que yo no tenía papeles, pues que la investigan a la muchacha y sale su récord que estuvo en la cárcel, que la habían agarrado por posesión de marihuana, digo bueno, nos afectó ahí a los dos. Me checan a mí, me agarran todos mis datos, me encuentran que ya había pasado hace cinco años y dos veces más y pues con esta ya eran tres y dos eran cinco veces, entonces me agarran, empiezan a poner mis expedientes y que iba yo a ir a la corte. Bueno ahí estuve en esa cárcel, estuve dos días, de ahí me llevaron a otro retén, otra vez a más huellas, ahí estuve un día más, de ahí me llevaron a la corte, después me metieron a una celda, fuimos a la corte, la juez nos dijo que no podíamos entrar a Estados Unidos dentro de tres años, porque si volvíamos a intentarlo y si nos agarraban nos iban a dar cinco meses de cárcel.

Nos quedamos ahí y ya juramos que sí que no íbamos a regresar, me volvieron a llevar otra vez al retén, pues me detuvieron otros dos días más. Entonces hasta el último día nos llevaron hasta dónde me habían agarrado, al checkpoint, yo pienso que ese fue el día más feo para mí porque te tratan como un animal, peor que un criminal porque para llevarte a la corte tan solo, te encadenan los pies, te esposan, te llevan así todos afiladitos a la corte, y todos con cámaras con hartos policías, o sea, te tratan peor que un criminal, ¿no?.

Y bueno, ese día, el último día me tuvieron ahí encerrado como unas, yo le echo como unas ocho horas y ya había yo estado en esa prisión antes, pero ese día estaba más fría y yo veo que el de migración va y le sube más al termostato a más, más frío y entonces yo no llevaba nada, solo una camisita igual, delgadita y estoy temblando ahí y sacaba yo humo de la boca por el frío, a fin de cuentas había unas cuantas cobijitas bien delgaditas, me tuve que tapar con tres para no tener frío y aún así pasaba frío pues así aguanté un buen tiempo, yo ya hubo el tiempo, el momento en que yo me sentí que ya no iba yo a aguantar porque ya me estaba yo congelando, ya no sentía yo mi cuerpo, estaba muy frío y no veía yo las esperanzas de que llegaran por mí para sacarme, ya deseaba yo eso, que me sacaran, que me votaran luego, luego a la frontera.

Pues no llegaban hasta que, bueno, llegó y toco uno de migración y dice: vámonos, y salgo y me quito y bien, o sea hasta temblando iba yo y no más se me quedaban viendo y se empezaron a reír todos, y eso fue más o feo porque se burlan de ti, te hacen cosas más feas para que tú no vuelvas tal vez a intentarlo, ¿no? Bueno y de ahí me regresaron otra vez ya hasta la frontera, regresé al hotel y ya es cuando decidí regresar para acá por la sentencia que me habían puesto, ¿no? Entonces viajé hacia acá, tenía yo el vuelo hacia Tijuana pero ya me tuve que regresar para acá, para Puebla, otra vez. Bueno ese fue el camino largo que hice todavía en dos semanas.

Cuando llegó la antorcha a Estados Unidos yo apenas estaba llegando casi acá. Estuve dos días antes aquí. Lo importante que quería yo era llegar allá el 12 de diciembre, ¿no?, a San Patricio, a Nueva York, entregar las imágenes y todo eso, era mi reto, ¿no?, pero como no lo cumplí pues lo único que me quedó fue llegar aquí y me invitaron a una carrera y pues al menos fui a la Villita el 12 de diciembre a visitarla y darle las gracias que estaba yo bien, no pasé pero estoy aquí bien, con salud y vida, ¿ no?, porque uno se arriesga uno bastante en esa frontera, te arriesgas a todo y ya ni sabes que te va a pasar, nada más tu caminas y caminas y no ves el final y no sabes lo que te vas a encontrar más adelante, si te van a asaltar, si te van a golpear, si te van a quitar las cosas, no sabes nada, ni como te van a tratar tampoco en las celdas de migración. La primera hora que tú estás encerrado y es un cuarto, no creas que es una celda que te ponen tu televisión o que te ponen de todo, no, no, es una celda oscura que nada más son dos tazas de baño y te dan agua de la llave y te dan un solo taco al día, entonces te pones a pensar, ¿no?, muchas veces que dices, piensas en tu familia, tan solo en mi, en mi persona, pensaba mucho en mi familia, en mi hija, en mi esposa, en mi futuro, ¿no?, que, que iba ya a hacer después de que me regresaran, si ya no volvería intentar pasar, que iba a ser de mi familia, que iba a ser de mi hogar que estaba ya formando, o sea te pones a pensar todo eso, ¿no?, y tal vez dices, hubo momentos de que dije: “¡chin!, ¿tal vez porque me vine?, mejor no me hubiera yo venido, estaba yo bien en Nueva York, no me hubiera yo venido”, hubo momentos que yo pensé eso también, de lamentarme porque me vine para México, pero bueno son experiencias que uno toma, que te hacen pensar más, que recapacitar más y te hacen saber qué es lo que en verdad tú tienes en la vida, quien es quien te apoya bastante y quien en verdad te quiere, quien está contigo, ¿no?, te hace ver esas cosas nada más.


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