• Judith Castañeda Suari
  • 23 Enero 2014
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Por: Judith Castañeda Suari

Como dice el Diccionario del caos en su prefacio, yo también me he encontrado con definiciones que se ciñen al formato “X, acción y efecto de X”. Es como si esas páginas, que deberían resolver una duda, prefirieran burlarse de quien acude a ellas. Inmolación: acción y resultado de inmolar, acabo de leer hace poco en un diccionario en línea; “Deducción: s.f. Acción y efecto de deducir”, cita al Pequeño Larousse ilustrado el Diccionario del caos.

Pero además del hecho de dejar sin respuesta una inquietud, esta clase de definiciones parece más bien una especie de camisa de fuerza para algo vivo, como lo es el lenguaje. Muerte: extinción de la vida, consulto ahora, y me remito un poco a lo que dice Nikos Kazantzakis en suAscética: “Al punto que nacemos empieza el regreso […] morimos a cada instante”. Muerte: evento que se inicia en el primer minuto de nuestra vida, pienso. Así, algo se esconde tras las palabras, algo más allá de lo que señalan los diccionarios, con todo lo académicos y exhaustivos que sean.

Pero además del hecho de dejar sin respuesta una inquietud, esta clase de definiciones parece más bien una especie de camisa de fuerza para algo vivo, como lo es el lenguaje. Muerte: extinción de la vida, consulto ahora, y me remito un poco a lo que dice Nikos Kazantzakis en suAscética: “Al punto que nacemos empieza el regreso […] morimos a cada instante”. Muerte: evento que se inicia en el primer minuto de nuestra vida, pienso. Así, algo se esconde tras las palabras, algo más allá de lo que señalan los diccionarios, con todo lo académicos y exhaustivos que sean.

Búsquedas para dar con ese algo escondido existen varias. Jorge F. Hernández enumera algunas de éstas al inicio del volumen editado por Taurus en agosto del año pasado: una mujer, bibliotecaria, archivista, discípula del filólogo brasileño Américo Castro, decide armar un diccionario en la mesa de su cocina; la universidad de Oxford se abre a la contribución pública para conformar su diccionario de la lengua inglesa (causa gracia y sorpresa leer cómo, para agradecer personalmente a “un supuesto erudito llamado W. C. Minor”, el editor de dicho diccionario viaja a Suffolkshire, encontrándose con que el “prolífico contribuyente de tantas palabras era en realidad un asesino serial émulo de Jack el Destripador” y que el domicilio en el que residía era en realidad un manicomio para criminales”).

(Seguir leyendo en Profética, Casa de la Lectura:

http://www.profetica.com.mx/libreria-2/propuestas/maleable-y-ductil


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