En una sociedad tradicional como la poblana el peso de la historia y las palabras es fundamental. No podemos pasar de largo, como sociedad, por lo que constituye esa identidad siempre cambiante pero de gran fuerza. Y Puebla, pese a lo que digan, es sobre todo la liberal. La que resistió a los franceses, la que inició la revolución. La de la Abeja Poblana, esa gran revista, la de Barreda y Lafragua y Alconedo. La que nunca deja de rugir en su sulfuroso subsuelo. La del 61 en contra de Márquez y Toriz. En ese contexto una biblioteca como la de Profética, especializada en Puebla (otro ejemplo que ninguna institución pública ha secundado) es un garbanzo de a libra. Una sociedad que se cuestiona, que lee, que reflexiona es por definición crítica y democrática. Otra de las características de nuestra sociedad que Profética rescata a pesar de que nuestras autoridades muchas veces parezcan desconocer a propósito la tradición y la historia de Puebla. Siempre me ha preocupado el conservadurismo de quienes no desean cambiar, pero también me aterra el fanatismo de quienes no entienden que toda vanguardia se ancla en la tradición y a ella responde. Sólo se puede construir un futuro reflexionando el pasado. Profética es un manantial vivo y más nos vale que se convierta en una de nuestras mejores tradiciones democráticas. Se lee también en la discusión, en el café, en el bar, en la tertulia. Las mesas del patio de Profética ya han sido testigo de varios airados debates. Esa contigüidad con la palabra escrita y hablada debiera ser fomentada socialmente. ¿Qué tal una Profética móvil en algunos de nuestros municipios? No suena tan imposible.
Hace diez años José Luis Escalera inició una aventura personal y colectiva de grandes implicaciones para Puebla. Una librería que es una biblioteca que es un centro de reunión que es una pequeña casa de cultura. José Luis es un activista y por ende la suya ha sido una Acción Cultural de enorme trascendencia social. Quizá nos hemos acostumbrado a Profética y ya no nos acordamos lo que era Puebla sin ella. La gran ventaja de las iniciativas culturales del sector privado es su permanencia. En Puebla nos desmantelaron la política cultural, desaparecieron la secretaría del ramo y siempre hay el rumor de que perderemos otra institución cultural, pero Profética, esa casa de la lectura, sigue en pie.
Las políticas públicas en materia cultural se enriquecerían enormemente del modelo de sustentabilidad de Profética que hemos visto crecer (desde que era parte de la red Educal hasta su completa independencia)
¡No será esa la verdadera lección, la necesidad de ciudadanizar la cultura en Puebla, convertirla en iniciativa colectiva y social?
Con otros cinco José Luis Escalera estaríamos del otro lado, pero de dónde los sacamos...
(Pedro Ángel Palou, escritor)