La lectura forma al individuo y –para no quedar mal con nadie- a la individua. Es una forma de conocer el mundo y conocerse a sí mismo. Hay lecturas que son experiencias existenciales y, para decirlo raudamente, nunca ningún ser humano me ha podido hablar y por lo tanto mostrar el lenguaje –sus alcances, sus límites- como lo han hecho algunos libros. Con ellos no solo podemos construir un mejor lenguaje propio, sino una mejor mente, un mejor criterio y hasta algunas posiciones sexuales, algunas posiciones morales y otras intelectuales. Debemos pugnar por construir una sociedad lectora, aunque no podemos saber si será mejor o peor que la actual. La lectura, insisto, nos vuelve mejores individuos, pero no sé si eso corresponda a ser mejores personas. Muchos de los lectores que conozco son personas neuróticas, insatisfechas, ansiosas -aunque conozco no lectores en igual situación-, la lectura te hace un ser más crítico, tus sarcasmos están mejor elaborados, afina tu ironía, pero estoy seguro que eso corresponda al entendimiento social de una mejor persona. ¿Qué es una mejor persona? Es mejor que una peor, lo que no nos conduce a ningún lado, pues entre las mejores personas que he conocido se cuentan ancianos campesinos que calculo que no han leído un solo libro en su vida, y que sin embargo son sabios, dignos y profundos.
Esa una pena que las recurrentes crisis que han rondado mi vida me hayan impedido ser un cliente más asiduo de Profética, tanto de sui librería como de su cafetería, dos de los espacios más agradables de la ciudad para manosear libros y enterarse de las novedades y disfrutar de una buena cerveza, un evento o la proyección de una película, que en Profética son completamente gratis.
Destaco sobre todo la labor de José Luis Escalera al frente de Profética, su calidad humana y su calidez… también humana. Me permitió presentar ahí mi último libro sin cargo alguno y luego me ayudó a venderlo hasta el último ejemplar. Después de un año me siguen pidiendo ejemplares porque están pendientes de su público. Te agradezco esta oportunidad para hacer público mi reconocimiento, si los ricos de este país procedieran como lo ha hecho José Luis, en definitiva seríamos otro país, pero por desgracia Escalera es una de las raras excepciones.
Debemos multiplicar las experiencias culturales independientes como la de Profética, porque los gobiernos –con sus contadas excepciones- hace mucho tiempo consideran a la cultura como una actividad decorativa, cosmética y un simple relleno de sus ambiciosos planes de gobierno que los convertirá en magnates del poder y del dinero. Pero soy un convencido de que la cultura está más allá de ellos, de los gobiernos, que se mueve por sí sola, que se genera aquí y allá sin necesidad de estarla convocando, pues nace como la yerba en sitios a veces colapsados como esa esquina de la 3 norte y 7 Poniente que hace diez años era un basurero y que hoy, con Profética, es un centro de cultura que la ciudad ya merecía.
(Polo Noyola, escritor, antropólogo, ceramista. Actualmente edita el portal www.laculturaenpuebla.org)