Me sorprende la pregunta sobre el papel de la literatura en la sociedad. No creo que cumpla un papel o una función.
Creo que si la literatura existe en la sociedad contemporánea mexicana, como creo que existe, es que cubre unas “necesidades” individuales y sociales, tiene un campo propicio y forma parte de unas culturas. Quizá la pregunta proviene de la situación del México actual por la que nos sentimos en decadencia: desencantados, desilusionados, desarticulados, desprotegidos, desamparados, desarmados. Eso por señalar sólo unas cuantas sensaciones que nos/me surgen de nuestras realidades colectivas, ellas mismas desprovistas de consistencia y estructura, tambaleantes e inquietantemente corrompidas. Todo ello nos impulsa a encontrar con urgencia soluciones inmediatas. De ahí la pregunta del papel de la literatura, que contiene otra pregunta: para qué sirve la literatura. Una pregunta un poco rústica.
La crudeza que enfrentamos por el violento desorden de nuestra sociedad actual, sin embargo, no ha paralizado el trabajo intelectual, ni la escritura, ni la construcción ficcional de experiencias vitales, psicológicas y existenciales. Ahí está el trabajo de editores independientes, de revistas serias, ahí están las discusiones sobre la literatura del narco, de la que ahora me acuerdo porque acabo de leer un artículo de Felipe Lomelí, etcétera. Parece anuncio, pero Profética misma es una muestra palpable de la vitalidad de la literatura, a través de su librería, sus presentaciones de libros, sus espacios de café y bar, a pesar de la violencia que impera en nuestra sociedad.
Creo que la literatura no debe tener un compromiso con la realidad. Primero, porque no hay literatura en sus diferentes géneros sin autores. Serían estos últimos los que pudieran plantearse adquirir un compromiso de tal tipo o tal otro. Vista globalmente, estaría de acuerdo con otra afirmación, la literatura está comprometida con la realidad, es parte de ella.
Estoy segura que la litertura provoca mucho más que textos escritos; abre y amplía horizontes; estimula sensaciones; a la vez que da un ritmo al pensamiento y al habla.
La lectura crea mejores condiciones para construir una mejor sociedad, pero no es una garantía. La lectura es un primer paso, requiere del lector, también de la conversación, de la reflexión compartida y de la construcción de sensibilidades que encausan inquietudes, impulsos, perplejidades, etcétera.
Creo que no siempre nos vuelve mejores personas: la literatura es una propuesta que el lector acepta, busca, elige, pero para bien o para mal no hay lectores que de manera uniforme asimilen como esponja los mensajes. Sin embargo, estoy convencida que es un primer paso para ser mejores personas.
Ha sido múltiple mi experiencia en Profética, creo que he estado en todos sus rincones, y en las diferentes posiciones posibles; en otros términos, he desayunado, he sido espectadora, cliente de la librería, presentadora, y así. Tengo varios recuerdos, uno memorable la presentación del libro Viva la vida. Los sueños en Ciudad Juárez, de Boudoin y Troub’s.
Muy, muy valioso es este esfuerzo. Supe de Profética por una estudiante que acudía a sus fondos y mesas para estudiar. Ahí he encontrado a muchos de mis estudiantes acudiendo a sus llamados musicales, de teatro, de presentaciones de libros. Me parece extraordinaria su actividad sabatina Peligro¡ Cuentos sueltos. Ni se diga del listado interminable de novedades y libros que diariamente llegan a mi buzón y no podré leer, pero que encontrarán lectores. La manera de impulsar este proyecto es la de colaborar en sus actividades y convocatorias.
(Alicia Tecuanhuey Sandoval es Profesora e investigadora titular A del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la BUAP. Entre otras publicaciones tiene Las cartas de Morelos en la Biblioteca José María Lafragua, Ediciones de Educación y Cultura/BUAP, 2010)