• Anamaria Ashwell/Ciudadana y antropóloga
  • 04 Septiembre 2014
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Este texto de la antropóloga Ana María Ashwell fue presentado como ponencia en el Segundo Foro Puebla: ciudad, capital, culturan, organizado por el Grupo de Investigación: Teorías del Arte y Medios Contemporáneos, del Doctorado en Creación y Teorías de la Cultura de la UDLAP, llevado a cabo el pasado viernes 29 de agosto. La severidad del cuestionamiento se fundamenta en un rigor analítico que nos ayuda a entender el despropósito e insentatez de los proyectos de obra pública llevados adelante por el gobierno estatal en la más importante de nuestras raíces históricas: Cholula.

De la misma autora podemos leer en la revista Elementos el texto “Cholula, ¿qué hay en un nombre? (http://www.elementos.buap.mx/num48/pdf/39.pdf)


Códice Vaticano A, f. 10v. Detalle del huey teocalli.

 

 

La zona urbana actual de las Cholulas (lo digo en plural porque está repartida y partida entre dos municipios, San Andrés y San Pedro[1]) corresponde, para explicarlo sucintamente, solo al centro urbano y ceremonial --es decir, donde se concentró la habitación de autoridades civiles y religiosas en el periodo mesoamericano-- de lo que la Historia Tolteca Chichimeca (HTC) refiere es el Altepetl Cholollan[2];  el altepetl era el señorío indígena,  multiétnico o de múltiples pueblos tributantes, que se extendía sobre el área de 13 municipios actuales en un valle o planicie al oriente de la cordillera volcánica de la Sierra Nevada. Cuetlaxcoapan población del lado oriental en este antiguo altepetl, después de 1531 fue separada para la erección de la ciudad de Puebla.

 

Cholula en la historia mesoamericana rivaliza en importancia con Teotihuacan[3]. Y no solo rivaliza con Teotihuacan sino que hoy sabemos por investigaciones arqueológicas [4] que Cholula o los pueblos del Altepetl Cholollan, incluso contribuyen en el origen de Teotihuacan[5]. Hay dos mil años de historia mesoamericana en la zona urbana de la actual Cholula, entre ocho y 10 mil años de historia cultural en el valle poblano-tlaxcalteca; y Cholula con Teotihuacan son parte esencial del rompecabezas que necesitamos armar del universo cultural y cronológico de Mesoamérica.


[1] En el año 1714 la cabecera de San Andrés se constituyó en República de Indios.

[2] “Las raíces etimológicas del altepetl eran AL=agua Tepetl=cerro”. Cayetano Reyes García, AltepetlCiudad Indígena. Cholulaen el Siglo XVI. Tesis.ENAH. 1976.

[3] Ver John Paddock “Cholula en Mesoamerica” Notas mesoamericanas UDLA 1987

[4] Eduardo Noguera, “Un edificio Pre-Clásico en Cholula” Estudios Antropológicos. UNAM. 1956.

James Bennyhoff. “Chronology and Periodization: Continuity and Change in the Teotihuacan Ceramic Tradition” en Teotihuacan, Octava Mesa Redonda. México Sociedad Mexicana de Antropología. 1967.

Patricia Plunket y Gabriela Uruñuela “Antecedentes Conceptuales de los conjuntos de los tres templos: Tetimpa”. Memorias de la Primera Mesa Redonda sobre Teotihuacan. Conaculta-INAH. 2002.

[5]  Ver Rene Millon “Comentarios finales” en  Memorias de la Primera Mesa Redonda sobre Teotihuacan, Op.Cit. 2002. Pag. 785


Cuantinchán 2: centro ceremonial de Cholula.

 

Con esto solo repito y enfatizo que estamos ante la historia y la cultura de una de las ciudades de más larga ocupación habitacional en todo el continente americano[1]. Una cuya importancia la ubica en el momento del nacimiento y esplendor civilizatorio mesoamericano y que es patrimonio de los pueblos indígenas actuales del México (con quienes esta nación tiene una deuda abierta).

Con esto quiero decirles que Cholula no es esta estupidez degradante que unos políticos ignorantes clasifican ahora como “pueblo mágico”;  no es ( o no debería ser)  el traspatio de la ciudad de Puebla “Patrimonio de la Humanidad” ni su zona conurbada; no es (o no debería ser) botín de negocios para turistas ni tampoco sus suelos y pueblos necesitados de “desarrollos”  y “modernizaciones” que destruyen y expropian bosques, tierras y aguas y que solo auguran negocios para algunos y lega la desmemoria histórica así como el desastre ecológico y habitacional que ya vivimos en el presente todos los demás.


[1] Con Caral y Chavin de Huantal en el Perú.


Pictografía del Códice Cholula, elaborada en papel amate, se realizó después del año 1586. Tomada de la revista Arqueolgía mexicana.

 

Cholula, cuya habitación ha sido tan larga como intensa, como decía Eduardo Noriega, en su manejo urbanístico merecía ciudadanos más ilustrados de los que le tocó para que su inconmensurable valor patrimonial y cultural para la nación no fuera sacrificado; porque en lo que discutíamos cómo encontrar un equilibrio entre conservación patrimonial y usos y adaptaciones en la habitación en el presente, Cholula simplemente desbordó no solo a sus ciudadanos sino al INAH y a sus investigadores con mandato constitucional para preservar su patrimonio indígena. Entre 1931 y 1970 concluyeron de hecho toda “metódica” investigación arqueológica de Cholula. Y a partir de entonces, abandonada hasta por las leyes y reglamentos para preservar patrimonio, desaparecieron casi todos los inmuebles  inventariados por Dirk Bühler de arquitectura vernácula del Siglo XVI al XIX[1];  y del patrimonio religioso sólo el saqueo ha sido una constante. Así también las 37 Iglesias han sufrido alteraciones que ningún arquitecto restaurador del INAH  (o el Párroco Amador Tapia) quisiera hacerse responsable. Y en los últimos veinte años se ha acelerado lo que es la última etapa, la final e irreversible etapa de destrucción patrimonial: la de su patrimonio indígena y arqueológico.

 

Incluso la investigación arqueológica actual no es ni siquiera digna de ese nombre: después de 1970 lo que hemos tenido es algo que el INAH justifica con el eufemismo “Rescate y Salvamento”, que son intervenciones de arqueólogos casi siempre subcontratados y que se realizan después de que excavaciones con maquinaria abren suelos para  “obras públicas”  que en muchos casos son de poca utilidad, ya no diré eficacia pública.  

La destrucción arqueológica que avanza ahora en la 12 Oriente en la colindancia entre San Andrés y San Pedro es una de ellas. Empezó antes del año 2009 cuando Mario Marín decidió no otorgarle a las Cholulas un libramiento carretero y procedió a ampliar la antigua carretera federal que cruza a cuatro calles del zócalo de San Pedro. Para ello mandó talar todo el arbolado urbano y el bosque de las partes altas y desde zonas de recarga de acuíferos en torno al Zapotecas; el agua no tardó en buscar las partes bajas inundando aún más el centro histórico y barrios como Santiago Mixquitla; hubo que introducir un nuevo recolector pluvial a gran costo del suelo arqueológico en la 12 Poniente;  y otro en la parte oriente para resolver lo que el primer recolector provocó de inundaciones en barrios de la parte baja… la parte baja era la zona de ayameles (ameyal) y de una ciénaga antigua que impulsó la creación de los primeros asentamientos en horizontes formativos (de 1200 a.C a 200 d.C) de la gran Cholollan. En estas ciénagas es donde el gobernador Rafael Moreno Valle mandó ahora inyectar miles de toneladas de cemento y varillas para construir un puente vial que solo puede clasificarse como un monumento a la ignorancia y al despreció por los cholultecas y su memoria cultural e histórica. Porque la destrucción arqueológica solo en este tramo y en este corto tiempo,  ha sido, en pocas palabras, demencial[2].

Voy a tratar de darles una idea somera de lo que perdimos para que pasen coches[3].

 

Cuando empezaron a excavar para introducir la tubería en la esquina de la 12 Orientete y Forjadores en 2009 veinticinco entierros con ofrendas de instrumentos musicales, cerámica decorada, ollas, platos y puntas de proyectil en obsidiana intactos quedaron inmediatamente expuestos. A medida que las maquinas, no los arqueólogos, excavan la superficie y ya en cercanía con la vía del tren quedó también expuesta una plataforma posiblemente del posclásico medio que conservaba escalones, alfardas y con revestimiento de estuco, con escalinatas en el extremo norte y fachada sur y que demostró dos etapas constructivas. Las maquinas abrieron unos 38 metros lineales de los cuales unos 12 metros quedaron sin exploración arqueológica. Nunca se llegó, por ejemplo, a suelo estéril y en parte porque cundió una suerte de pánico entre autoridades en el INAH, en el Ayuntamiento y el gobierno del estado porque se afectaban negocios y entre ellos una gasolinera. El INAH obligó a los arqueólogos subcontratados a que desmantelaran la última fase constructiva y que cubrieran con lodo y tierra el sitio para que las maquinas procedieran a destruir todo que le estorbaba al drenaje.

Al sur de las vías del ferrocarril a más o menos 1.90 de profundidad y en continuidad espacial del edificio estucado apareció también un entierro primario de una docena o más de individuos con ofrendas de cerámica, cajetes o platos polícromos y gran cantidad de instrumentos musicales: silbatos, ocarinas y flautas asociados a los entierros; en uno se pudo observar una ocarina con forma zoomorfa. La figuración de la cerámica indicó que los entierros correspondían al horizonte del pos clásico tardío cholulteca (de 1325 a 1519 d.C.). Se expusieron también muros colapsados, fogones, pisos estucados y construcciones coloniales por lo que podemos asumir que allí existe una sección de una ciudadela o zona habitacional de larga ocupación indígena porque se descubrieron también elementos de construcciones correspondientes presumiblemente al clásico cholulteca así como coloniales. Pero quizás lo más importante fue que se descubrió en estas excavaciones muestras de un edificio parcialmente quemado así como huesos desmembrados y expuestos al fuego; también maxilares inferiores colocados ritualmente en un círculo y asociados a flautas. A sabiendas de la importancia de estos hallazgos el INAH acomodó su labor a los intereses de comerciantes, del alcalde y el gobernador y “trasladó”, es decir retiró lo más superficial de los hallazgos; pero más grave aún en 2014, para que este puente vial absolutamente innecesario se pudiera anclar sobre estos mismos suelos e introducirles un nuevo colector pluvial autorizó una nueva excavación y destrucción de la zona. Subcontrató nuevamente arqueólogos para que salven y retiren lo que pudieran encontrar y así, supongo, pensó guardar la apariencia institucional de salvaguardar patrimonio cholulteca. Y nuevos entierros aparecieron donde la maquina excavadora les dejaba a los arqueólogos trabajar. Esta vez un entierro primario en posición sedente con ofrendas casi intactas sorprendió a los alumnos de arqueología que vinieron a asistir a un solitario arqueólogo que trabajó las calas; y también entierros secundarios con huesos quemados y desmembrados, quizás osarios o huesos humanos sin relación anatómica y ofrendas de perros y quizás de otros animales también aparecieron. Se logró desenterrar un entierro particularmente importante: un cráneo casi intacto asociado a cerámica con figuraciones de un jaguar. Medios internacionales dieron noticia de un “guerrero jaguar” que un arqueólogo subcontratado por el INAH  y responsable de la obra inmediatamente se dio a la tarea de minimizar. No se debería, desde luego, contextualizar estos hallazgos porque estos no fueron en condiciones de excavación arqueológica aceptables, y además solo en esos lugares que la máquina excavadora dejaba algo más o menos intacto. No se pudo reconocer menos estudiar ni los alcances de los edificios menos aún la configuración del asentamiento; pero a sabiendas que hubo acciones concertadas no solo para callar los descubrimientos y justificar lo injustificable de ese puente de parte del INAH y del gobierno- y se pretendió desvirtuar los hallazgos de los arqueólogos en las zanjas- yo me puedo y debo permitir algunas asociaciones y contextualizaciones que valoran esos hallazgos.

En primer lugar, la zona donde ocurren estos hallazgos  corresponde a zona de  límites entre tres barrios de San Pedro y uno de San Andrés: San Miguel Tianguiznáhuac, Jesús Tlatempa y Santiago Mixquitla y San Juan Aquiahuac.

San Juan Aquiahuac resguarda el ayamel o manantial de aguas primordiales en la base del gran Tlachihualtpetl. Al inicio del Siglo XVI era un barrio de la cabecera de San Andrés Colomochco, pero una rebelión en 1591[4]  demuestra que era un barrio prehispánico principal que reclamó su centralidad y autoridad sobre las fiestas del patrono San Andrés. No podía ser de otra manera porque San Juan es el barrio donde está ubicado el ayamel, las aguas subterráneas que la gran pirámide, arquetipo de las montañas, resguarda. Por Sahagún sabemos que los cerros en sus cumbres eran depósitos de agua, que formaban nubes para hacer caer las lluvias pero que estaban- para los mesoamericanos- cargados en su interior de agua. San Juan Aquiahuac por eso es lugar de las primeras viviendas sedentarias y de recursos hidráulicos del preclásico cholulteca. San Miguel Tianguiznáhuac nos dice la HTC era el barrio geográfica y políticamente central de la división ritual y geopolítica de Cholula en el posclásico. De entre sus nobles se escogían los sacerdotes que residían en el Tlachihualtepetl dedicado al numen de la lluvia. Y compartía el cuadrante noreste con San Miguel Mixquitla.  Santiago Mixquitla era una cabecera que se extendía hasta Momoxpan, Cuautlancingo, Coronango Ocotlan, Tlatenango e incluía los barrios actuales de Santa Maria Xixitla y  Jesús Tlatempa. Sabemos por la HTC que fue poblado por los chichimecas mixquitecas uno de los 7 pueblos que llegaron a la conquista de Cholollan en 1168. A los mixquitecas se les otorga como patrono a Santiago, con espada y caballo y en posición de matador de “moros”. Todo esto nos indica que estamos en una zona de habitación de la antigua Cholollan donde se debería cuidar en extremo la valoración de obras que afectan ese patrimonio, porque todavía tenemos que reconocer esa etapa militarista en la que se encontraban los señoríos indígenas del altepetl cholulteca en el horizonte del posclásico. Y comprobar si entre los mixquitecas en la cabecera de Santiago se concentraban los nobles destinados a ser guerreros, como sí sabemos por la HTC que en san Miguel habitaban los nobles mercaderes y sacerdotes. La HTC nos dio pistas, además, de la importancia de entierros y sus ofrendas porque a los destinados a la guerra se les perforaba el septum con huesos de águila y jaguar y huesos de águila y jaguar acompañaron a los conquistadores chichimecas mixquitecas cuando salieron de la cueva de Chicomoztoc para la conquista de los pueblos olmeca-xicalancas en Cholollan. Las ofrendas asociadas a estos entierros primarios y secundarios encontrados en la 12 Oriente te nos hubieran permitido, además, comprobar rangos sociales de los guerreros sobre los cuales tenemos información en documentos coloniales. En este último periodo indígena de la gran Cholollan muestras de decapitación, desmembramientos, entierros en grupo, mandíbulas de perro o huesos de ciervos ( el animal asociado a Tlaloc), huesos o esqueletos inhumados de partes blandas, huellas de cortes intencionales indicarían si son entierros rituales de guerreros, de nobles o de sacrificados- y todo esto presumo que debe existir si una digna investigación arqueológica se hubiera llevado a cabo. Y no para que sean secuestrados los entierros sin servir in situ a la memoria y la cultura de los cholultecas actuales. La relación de los entierros con los edificios adyacentes era también importante porque tenemos datos aislados que en el entorno urbano de Cholula hubo entierros directamente bajo tierra, debajo de casas o a un lado de sus casas o en la vecindad de adoratorios pero no podemos reconstruir aún un patrón de enterramientos para el último horizonte cultural indígena cholulteca antes de la conquista. Entierros de cráneos como único elemento óseo, como encontraron en la última excavación en Cholula, con o sin mandíbula, nos puede indicar guerreros vencidos, o trofeos de guerra. Por lo cual no es nada descabellado asociar algunos entierros descubiertos a nobles guerreros. El solo entierro de maxilares, colocados como un collar o en forma circular, aislado, pero asociado a instrumentos musicales nos refuerza esta suposición.[5].

Las referencias al jaguar en los entierros nos remite a la guerra y guerreros como indica la HTC. Pero el jaguar estuvo asociado a las más primigenias culturas de mesoamérica desde el horizonte olmeca. Y Cacaxtla por lo menos desde la fase Texcalac (de 650 a 850 d.C.) cuando llegan los olmeca xicalancas a conquistar el sitio muestra en los mas extraordinarios murales la asociación de guerreros, guerra, sacrificios y mitos cosmogónicos asociados al jaguar[6]. Fray Bernardino de Sahagún lo refiere en el pensamiento mesoamericano tardío cuando describe las cualidades del felino que debían tener lo guerreros. Pero más importante aún para interpretar estos entierros desde el barrio de mixquitecos en Cholula es que ya desde el horizonte clásico de Teotihuacan el jaguar era el animal que mandaba la lluvia a los mesoamericanos[7]. La recuperación de instrumentos musicales, flautas, silbatos, ocarinas algunas con formas zoomórficas son también asociaciones con guerreros, sacrificios y guerra[8]. En los entierros donde hubo desmembramiento corporal, exposición al fuego o hubo huesos parcialmente carbonizados, incluso un edificio parcialmente quemado nos podía documentar o una zona de violencia o habitación con entierros rituales porque estamos en un periodo de auge de los sacrificios humanos[9]. Cholula guerrea en este tiempo porque también hay un entorno bélico impuesto por la expansión del imperio mexica o azteca. Los señoríos de Cholula, Tlaxcala, Huejotzingo y Tlatlauquitepec eran los principales enclaves independientes y particularmente Cholula obstruía el paso de bienes y productos del sureste y el Golfo hacia el valle de México. Durante el reinado de Moctezuma I, [10]después de la gran hambruna de 1450-54  se pactan las guerras floridas (xochiyaóyotl), las batallas periódicas con la que Triple Alianza obtenía prisioneros de Tlaxcala, Huejotzingo y Cholula para sacrificios ritual y caníbal[11]. Esta ciudadela es la frontera noreste para detener el avance de los ejércitos sobre la zona ceremonial y asiento de los tecuhtli cholultecas en el barrio de san Miguel Tianguiznáhuac[12].

 

Por eso y más nadie, ni el gobernador ni el INAH, deberían minimizar, ni desvirtuar, ni esconder ni secuestrar a los cholultecas estos hallazgos de su cultura y pasado.

Pero lo hicieron.

Para concluir… si yo contextualizo algunos hallazgos de una manera muy osada reto ahora al Consejo de Arqueología que me compruebe equivocada deteniendo ese puente; liberando los informes no de los “responsables” de las excavaciones sino de los jóvenes arqueólogos que hicieron el trabajo en la zanjas; y que éstos procedan nuevamente a hacer una investigación arqueológica sin ser correteados por el INAH, el gobernador, los coches y las máquinas. [13] Y que dejen in situ los hallazgos porque es patrimonio de la ciudad y sus habitantes.



[1] Mayo 1991. Inédito.

[2] Podría hacer una narrativa parecida de lo que sucedió en 1984 cuando el “rescate” por la introducción del drenaje en San Andrés; o durante la ampliación del alcantarillado urbano en San Pedro en 2006…que de alguna manera podría justificarse si se hubieran hecho con la participación previa de arqueólogos pero no fue así; en obras como el “Deportivo Quetzalcoatl al norte del panteón municipal de San Andrés la destrucción fue clasificada incluso como “normal y al introducir mallas para colocar el pasto sintético se destruyeron muestras del clásico cholulteca que estaban a menos de 50 cm de la superficie.

[3] Los informes  del Consejo de Arqueología de estas obra subcontratadas a arqueólogos y estudiantes de arqueología en 2009 y 2014 para que procedan a hacer rescate y salvamento” no pueden ser de todos modos  informes con algún valor científico o cultural; los arqueólogos llegaron a las zanjas  después que maquinaria abrió el subsuelo y sin ninguna posibilidad de alterar las intervenciones. Y solo para cumplir justificando la destrucción de parte del INAH. Leí un oficio enviado al Ayuntamiento de San Pedro Cholula en 2009 en el cual el director regional y el arqueólogo encargado de Cholula explicaban, por ejemplo, que “el salvamento de este patrimonio…tiene el límite que imponen las condiciones” y ordenaba a los arqueólogos que desmantelen “la ultima fase de la estructura encontrada”  y les pusieron fecha limite de unos días para que las maquinas pudieran seguir su trabajo.

[4] Pedro Carrasco “Los Barrios Antiguos de Cholula” en Documentos de la Región Puebla Tlaxcala. Instituto Poblano de Antropología e Historia. 1971 Pag.59

[5] En excavaciones en la Plaza 1 de Teotihuacan en 1971 se descubrió un collar de molares como ofrenda aislada. Se interpretaron como trofeos de guerra los pendientes de maxilares humanos hechos con concha o maxilares humanos asociados a entierros de varones en el templo de La Serpiente Emplumada en Teotihuacan. Ver “Militarismo Plasmado en Teotihuacan” en Memorias. Op. Cit. 2002.   Saburo Sugiyama “Burials dedicated to the temple of Quetzalcoatl at Teotihuacan, México”. En American Antiquity.54. 1987

[6] Ver. Roman Piña Chan, Cacaxtla:Fuentes Históricas y Pinturas. FCE.1998. El Mural de la Batalla en Cacaxtla ha sido interpretado también como el combate ritual, para proveerse de cautivos para el sacrificio, de una “guerra florida”. Ver. Nigel Davis, The Aztecs.A History.Londres. 1973.

[7] Paul Kirchhoff, Op.Cit. Pag.99

[8] Sahagún (libro 6) da cuenta que a los niños de nobles destinados a ser guerreros se le instruía “…eres ave que llaman quecholli, eres ave que llaman zaquan, que eres ave y soldado que están en todas partes…tu propia tierra…es el campo donde se hacen las guerras…”. Los silbatos, las flautas, las ocarinas reproducen el sonido de las aves.

[9] Ver Eduardo Noguera, El Altar de los Cráneos Esculpidos. Talleres Gráficos de la Nación. 1937.Sergio Lopez Alonso, Zaid Lagunas Rodríguez,  Carlos Serrano Sánchez, Costumbres funerarias y sacrificio humano en Cholula prehispánica. UNAM.2002.

[10] 1440-1469

[11] En la era de los tres hermanos Axayáctl, Tízoc y Ahuízotl (1469-1502)  atacan Atlixco,; hay guerras intestinas en Huejotzingo y en 1508 Moctezuma es entronizado después de conquistar Atlixco, a 28 kms al sur de Huejotzingo, a 20 kms al sudoeste de Cholula y a 50 kms al sudoeste de Tlaxcala con la clara intención de reducir el enclave de estos reinos independientes. Ver Michel Graulich, Moctezuma, Apogeo y caída del imperio azteca. Conaculta-Inah. 2014.

[12] Donde actualmente esta el templo de San Miguel y el convento de San Gabriel.El mayor trofeo de las conquistas de guerra era el incendio del templo del dios tutelar y la captura de sus atributos. Ver Michel Graulich: Moctezuma: Apogeo y Caída del imperio Azteca. Conaculta. 2014.

[13] Cuando a los pueblos se les secuestra su historia empieza la invención.

El caso de la “entronación” de  Xelhua  como fundador de Cholula es un caso.

HTC cuenta que en  el año 1116- 8 señores que hasta entonces “eran complemento” 4 tolteca-chichimecas y 4 nonoualca-chichimeca habitaban Tollan (Tula); en 1117 se enemistaron por causas  del sacerdote Huemac. Los nonohualcas chichimecas dieron muerte a Huemac y se llevaron los objetos de culto de Quetzalcoatl. Los Tolteca Chichimeca  abandonaron Tula en 1132, quince años después que los nonualcas y se dirigen a Cholollan..

Xelhua era uno de estos caciques nonohualcas; llegó hasta a Cholula en viaje de exploración buscando “merecer un pueblo” como dice la HTC. Pero su trayectoria migratoria y de conquistas lo lleva al sur de

Puebla en áreas colindantes con Veracruz. Kirchhoff determina además, una relación lingüística y cultural entre nonoualcas, mazatecos y chocho popoloca.Timal fue otro jefe nonoualca que anduvo con su pueblo por Chapultepec y Chalco en el año 6 tochtli dice la HTC; pero murió en Cholula.

Motolinía da un árbol genealógico para Xelhua y dice que pobló Huaquechula, Izucar y Epatlán.

Mixtecatl , Xinacatl, Tenuch, Ulmecatl y Quetzalcoatl era sus hermanos. Sus padres Iztacmixcatl  y su madre Ilancueitl de Chicomoztoc. Se puede asumir que el cacique Xelhua fue un hombre-dios en el sentido que lo analiza Alfredo López Austin. Ver Hombre-Dios: religión y política en el mundo nahuátl. UNAM.1989. Es importante apuntar también que todos los pueblos entre Huaquechula y Huehuetla quedaron bajo su dominio según Motolinía.

La confusión sobre su residencia en Cholula provino de que la HTC habla de una Chololtecamilla que él pobló; pero se trata de una población cerca de Tehuacán. Y porque el Códice Ríos o Vaticano A  coloca a Xelhua en Cholula. Pero sabemos que eso no fue posible y sobre todo porque el Códice Ríos dice que Xelhua construyó la pirámide en 1194. En 1995 Alfredo Toxqui decidió hacerlo el fundador de la ciudad y específicamente pidió se le construyera “un monumento majestuoso” en el cruce de caminos y la federal. En el año 2010 le cumplieron su deseo. Ver Alfredo Toxqui Fernández de Lara, En pos de la huella de Xelhua(El Altepetlaiani). Lecturas históricas de Puebla. Num III. 1995

Puebla en áreas colindantes con Veracruz. Kirchhoff determina además, una relación lingüística y cultural entre nonoualcas, mazatecos y chocho popoloca.Timal fue otro jefe nonoualca que anduvo con su pueblo por Chapultepec y Chalco en el año 6 tochtli dice la HTC; pero murió en Cholula.

Motolinía da un árbol genealógico para Xelhua y dice que pobló Huaquechula, Izucar y Epatlán.

Mixtecatl , Xinacatl, Tenuch, Ulmecatl y Quetzalcoatl era sus hermanos. Sus padres Iztacmixcatl  y su madre Ilancueitl de Chicomoztoc. Se puede asumir que el cacique Xelhua fue un hombre-dios en el sentido que lo analiza Alfredo López Austin. Ver Hombre-Dios: religión y política en el mundo nahuátl. UNAM.1989. Es importante apuntar también que todos los pueblos entre Huaquechula y Huehuetla quedaron bajo su dominio según Motolinía.

La confusión sobre su residencia en Cholula provino de que la HTC habla de una Chololtecamilla que él pobló; pero se trata de una población cerca de Tehuacán. Y porque el Códice Ríos o Vaticano A  coloca a Xelhua en Cholula. Pero sabemos que eso no fue posible y sobre todo porque el Códice Ríos dice que Xelhua construyó la pirámide en 1194. En 1995 Alfredo Toxqui decidió hacerlo el fundador de la ciudad y específicamente pidió se le construyera “un monumento majestuoso” en el cruce de caminos y la federal. En el año 2010 le cumplieron su deseo. Ver Alfredo Toxqui Fernández de Lara, En pos de la huella de Xelhua(El Altepetlaiani). Lecturas históricas de Puebla. Num III. 1995

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