Durante el Gobierno de los últimos años he visto una serie de cambios en cuanto a la infraestructura del estado en general. A mucha gente le parece muy bien lo que hace el gobernador y se sienten contentos con esta transformación, y sin duda alguna lucen bien: las avenidas de concreto hidráulico, los puentes, etcétera.
El problema es cómo y cuándo se realizan estas obras. Todos queremos llegar a nuestras clases, al trabajo, a los compromisos adquiridos, o simplemente a casa, pero el tráfico y los atascos que provocan estas construcciones es interminable. 
Cuando iba camino a la universidad, el pasado miércoles, me enteré que se sumó una más a la cuenta con la demolición de la fuente dedicada a Quetzalcóatl, a la entrada de la recta a Cholula, específicamente en donde está la desviación para ir a San Andrés o a San pedro Cholula. Y todo esto sólo para hacer un distribuidor vial.
Si antes me tardaba, aproximadamente, una hora y media para llegar al centro de la ciudad de Puebla por la colocación de concreto hidráulico a la altura del Paseo Bravo --obra en la que llevan meses y meses--, ahora seguramente tardaré de quince a veinte minutos más por la nueva construcción cholulteca.
¿Y a quién le preguntaron? ¿Se les pasa por la cabeza a los funcionarios lo que sufriremos las próximas semanas? “Se van a beneficiar 1.7 millones de personas”, argumentaron.
Sin embargo, algunos ciudadanos y un grupo llamado “Cholula en Bici” han manifestado su inconformidad con la construcción de dicho distribuidor, pues aseguran que más que beneficios, prometidos por el gobierno, habrá accidentes donde estarán involucrados los peatones y ciclistas.
Y anoto un detalle: la construcción de la fuente derrumbada costó cuatro millones de pesos, ¡y apenas se inauguró en el 2011!
Y más: el distribuidor vial costará 195 millones 799 mil pesos, según el gobierno, pues dentro de unos meses nos dirán que costó el doble.
Los días que salgo tarde de la escuela, veo la interminable línea roja de tráfico dibujada por los autos y la amarilla de los contrarios y solo pienso en todo el caos que es el ir y venir a la universidad. Coches y coches atascados. Claxonazos y malos humores.
El paraíso de la modernidad…
¿Le preguntaron a alguien si queremos este progreso?