• Carlos Mastretta Arista
  • 08 Mayo 2014
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Las Cartas 1912–1918

C a r t a s d e C a r l o Ma s t r e t t a Ma g n a n i

a s u s p a d r e s e n S t r a d e l l a

 

 

Puebla 5 Noviembre 1912

Padres queridísimos,

Recibí vuestra última carta, que no respondí pronto para

daros una buena nueva con la respuesta misma.

Ayer Anita ha dado a luz un bello hombrecito, así que hoy

tengo el par. Ella está muy bien, como también el niño, y

espero que pronto podrá levantarse de la cama. Como veis,

ha nacido como Carolina, un día después de San Carlos;

por cierto, llevará mi nombre. El bautismo lo haremos más

o menos dentro de dos semanas, el padrino, el ingeniero

Alcocer, quien actualmente es gerente de la Compañía

Hidroeléctrica Queretana, en unión de su señora, hará un

viajecito de casi 600 kilómetros, porque él está en Queré-

taro, cosa que entre nosotros no es común. El padre es un

italiano al frente de una parroquia, y naturalmente que la

pequeña Colonia Italiana de aquí (siete u ocho apenas)

está toda de acuerdo en participar en la comida bautismal.

Pensaríamos que estando lejos de Italia desaparecerían los

partidos políticos, y se hace amistad con todos, y aún con

los anarquistas. De estos últimos aquí no hay absolutamente

ninguno. Estoy contento de que se trate de un niño.

Os confi eso que si hubiese sido niña no estaría tan alegre.

Ayer recibí vuestra tarjeta, y os agradezco a todos con verdadero

corazón, yo me olvidé de felicitar a mamá, pero la

he tenido y la tengo siempre presente.

Respecto al vino, que dice estar tan bueno, no estaría mal

que me mandaran dos o tres barriles, apenas termine la

fermentación, para que no se estropee en el largo viaje.



Familia Mastretta Arista. Carlos y Carolina y sus hijos Marcos, Carolina y Carlos. 1915.

Remito en esta carta un documento de 500 liras para mi

hermano Bigetto, con el fi n de que establezca su negocio.

No le escribo directamente porque lo considero inútil, y

además dispongo de poco tiempo. El dinero se lo presto

sin ningún interés, pero, no por tenerle poca confi anza,

pero para tener una constancia para el futuro, le rogaría

me enviase una letra de cambio sin caducidad fi ja. Estén

seguros que yo no lo molestaré jamás, y si exijo la letra de

cambio, es para tener yo las cosas en orden, y creo que no

habrá ningún inconveniente en enviarme el documento.

Aquí tuvimos otro levantamiento, pero ha sido pronto

sofocado, hay siempre provincias enteras en manos de los

rebeldes. Yo como ya les dije tengo mucho trabajo, y espero

tener un buen año.

Saludos a todos ustedes de parte también de Anita y todos

los niños, que están perfectamente, díganme cómo os ha

ido este año con el trabajo, qué prospectos tenéis para el

futuro, por mi parte, si pudiese tener otros dos años como

este último, ciertamente que querría ir a casa a comprar

la Rocca Mantovani, y cambiarle el nombre, pero no sé

sabe nunca qué es lo que venga en este país. Sin embargo,

adelante, y esperamos para bien. Reciban además muchos

besos y abrazos de vuestro afectísimo hijo Carlo.

 

Puebla 18 de Agosto de 1918.

Queridísimos padres,

Hace algunos días recibí vuestra última carta escrita en

mayo, y estoy preocupado porque después de la batalla

del Piave, no he tenido más noticias vuestras que me

tranquilicen respecto de la salud de mi hermano Bigetto

y de los otros parientes que estaban en el frente de batalla.

Recibí una carta de mi hermana María escrita el 18 de ju-

nio, precisamente cuando la batalla estaba más tremenda,

pero nada me dice de Bigetto, y ciertamente aquel día no

podía decirme nada porque la batalla no había terminado

todavía.



Carlos Mastretta Magnani, en los años veinte en un campo de Stradella.

 

Ya son casi dos meses transcurridos de la gran victoria, y

no he tenido noticias vuestras. Por lo tanto, podéis comprender

que estoy preocupado por la suerte de nuestro

Bigetto. Espero que nada haya sucedido al bravo cañonero,

y el no tener noticias no puede ser más que pensar que se

hayan perdido las cartas.

La colonia Italiana en Puebla. Sentado al centro, Carlos Mastretta Magnani. 1926

 

Me piden en vuestra carta que les diga cómo veo la guerra

desde el otro lado del océano. Les seré franco: yo siempre

he tenido una fe segura en la victoria, a pesar de la desgracia

de Caporetto, sin embargo, mi fe ha aumentado

después de nuestra gran victoria del Piave. Los alemanes

creyeron que no tendrían que enfrentarnos en Venecia,

Padova, Brescia y Milán, pero nuestro año combatido con

un valor tal ha hecho desconfi ar al enemigo y ser admirados

por todo el mundo. No podré jamás describiros la

alegría probada el 25 de junio, cuando recibí el telegrama

del Ministro que me anunciaba la gran victoria, y que los

austriacos atravesaron el Piave en completa derrota. Los

italianos, ingleses, franceses y americanos cerraron las

puertas de sus negocios y los principales miembros de

las colonias aliadas vinieron a felicitarme. Hasta muchos

mexicanos vinieron en aquellos benditos días a felicitarme.

Y de mi parte, a nombre de la colonia italiana y aliados he

mandado telegrama al Rey, al ministro Orlando y al general

Diaj, los cuales me han contestado educadamente.

Nuestra victoria ha sido la primera del año, por lo tanto

más impresionante. Ahora ingleses, franceses y americanos

luchan en el frente francés y han obtenido grandes victorias.

Los americanos están enviando diez mil soldados al

día, para le año entrante habrán reunido un colosal ejército

que unido a los otros destruirán al odiado enemigo. Ire-

 

mos juntos a implantar la paz en Viena y en Berlín. Yo sin

embargo estoy convencido que deberemos pasar un nuevo

invierno en guerra y que la victoria completa la obtendremos

en la próxima primavera. Espero habrás recibido los

dineros del Banco de Nápoles, cerca de 13,000 mil liras, y

9,000 que les mandé hace casi tres semanas, con los cuales

comprarías los terrenos ateniéndose a las instrucciones que

les mandé a Pippo y a ustedes. Les recomiendo mucho saldar

la cuenta del primo Pedro, porque no entiendo cómo

todavía el 10 de julio no la había recibido, cuando desde el

pasado junio les mandé por telégrafo 2,180 liras por conducto

del Banco de Nápoles y con el encargo de consignar

a Pedro 1,250 liras, y el 10 de julio me escribe una carta,

que recibí hoy, y Pedro me dice que no ha recibido todavía

nada. Espero que haya sido un contratiempo y nada más,

y que para esta hora hayan consignado el dinero. Hoy, sin

embargo, recibí dos tarjetas de felicitación para Anita en

ocasión de su santo. Gracias a nombre suyo y mío.

De salud estoy muy bien, igual que todos en la familia. De

trabajo tengo poco, pero se va adelante y se vive, lo cual es

mucho frente a la crisis que atraviesa el mundo.

Desgraciadamente el café permanece en Nueva York, y no

he podido mandarlo a Italia, lo que me ha ocasionado una

gran pérdida de 5,000 liras. Paciencia.

La Rocca Mantovani, antigua construcción militar en Stradella. Principios siglo XX.

 

Saludos a todos, amigos y parientes, hermanos y hermanas,

sobrinos y cuñados, de parte de todos nosotros, y en

espera de vuestras más frecuentes noticias. Los abraza y los

besa vuestro afectísimo hijo Carlo.

El ingeniero Mastretta Magnani, con un grupo de amigos. Ni la fecha ni el lugar están identificados.

Noviembre de 1929. Muelle en Veracruz, a punto de partir para Italia. Marcos, a la izquierda, Carlos, a la derecha, y su padre el Ing. Carlos Mastretta Magnani. Al fondo, la Nave Italia.

 



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