• Fray Toribio Motolinía, 1540
  • 16 Enero 2014
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Por: Fray Toribio Motolinía, 1540

 

Este texto de Fray Toribio de Benavente, Motolinia (Benavente, España, 1482 – Ciudad de México/Cañada de Morelos, Puebla, 1569), abre la antología “Crónica de la Puebla de los Ángeles según testimonio de algunos viajeros que la visitaron entre los años 1540 a 1960”, compilada por el maestro Ignacio Ibarra Mazari. Forma parte como capítulo XIV del libro Historia de los indiosde la Nueva España, escrito por el propio fraile franciscano.  Motolinía fue un misionero franciscano e historiador de la Nueva España. Fue uno de los más reconocidos defensores de los derechos de los indígenas, hecho que se tradujo en persecución por la Corona española, acusado de instigador de la rebelión de los indios. “Motolinia” significa desdichado o pobrecito en náhuatl, cuya etimología procede de mo (es/se), y tolinia (pobre/afligir), es decir, "el que es pobre o se aflige". Sus restos se encuentran en el pueblo de Cañada Morelos, en el estado de Puebla.

Una biografía de este misionero del siglo XVI puede consultarse en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Toribio_de_Benavente

El libro de Motolinia puede consultarse en línea en el sitio http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/indios/caratula.html



421.- La ciudad de los Ángeles que es en esta Nueva España en la provincia [Tlaxcala], fue edificada por parecer y mandamiento de los señores presidentes y oidores de la Audiencia Real que en ella reside, siendo presidente el señor obispo don Sebastián Ramírez de Fuenleal, y oidores el licenciado Juan de Salmerón, y el licenciado Alonso Maldonado, el licenciado Ceinos, y el licenciado Quiroga. Edificose este pueblo a instancias de los frailes menores, los cuales suplicaron a estos señores, que hiciesen un pueblo de españoles, y que fuese gente que se diese a labrar los campos y a cultivar la tierra a el modo y manera de España, porque la tierra había muy grande disposición y aparejo; y no que todos estuviesen esperando repartimiento de indios; y que se comenzarían pueblos en los cuales se recogerían muchos cristianos que al presenten andaban ociosos y vagabundos; y que también los indios tomarían ejemplo y aprenderían a labrar y cultivar al modo de España; y que teniendo los españoles heredades y en qué se ocuparan, perderían la voluntad y gana que tenían de se volver a sus tierras, y cobrarían amor con la tierra en que se viesen con haciendas y granjerías; y que juntamente con esto haciendo este principio sucederían otros muchos bienes; y en fin, tanto lo trabajaron y procuraron, que la ciudad se comenzó a edificar en el año 1530, en las ochavas de pascua de flores, a diez y seis días del mes de abril, día de Santo Toribio, obispo de Astorga, que edificó la Iglesia de San Salvador de Oviedo, en la cual puso muchas reliquias que el mismo trajo de Jerusalén. Este día vinieron los que habían de ser nuevos habitadores, y por mandato de la Audiencia Real fueron aquel día ayuntados muchos indios de la provincia y pueblos comarcanos, que todos vinieron de buena gana para dar ayudar a los cristianos, lo cual fue cosa muy de ver, porque los del pueblo venían todos juntos por su camino con toda su gente, cargada de los materiales que eran menester, para luego hacer sus casa de paja. Vinieron de Tlaxcala sobre siete u ocho mil indios, y pocos menos de Huexuzinco y Calpa y Tepeaca y Cholola. Traían algunas latas y ataduras y cordeles, y mucha paja de casas: y el monte que no está muy lejos para cortar madera. Entraban los indios cantando con sus banderas y tañendo campanillas y atabales, y otros con danzas de muchachos y con muchos bailes. Luego este día, dicha la misa que fue la primera que allí se dijo, ya traían hecha y sacada la traza del pueblo, por un cantero que allí se halló; y luego sin mucho tardar los indios alimpiaron el sitio, y echados los cordeles repartieron luego al presente hasta cuarenta suelos a cuarenta pobladores, y porque me hallé presente digo que no eran más a mi parecer los que comenzaron a poblar la ciudad.

422.- Luego aquel día comenzaron los indios a levantar casas para todos los moradores con quien se había señalado los sueldos, diéronse tanta prisa que la acabaron en esa misma semana y no eran tan pobres casas que no tenían bastantes aposentos. Era esto en principio de las aguas, y llovió mucho aquel año; y [como] el pueblo no estaba sentado ni pisado, ni dada las corrientes que convenía, andaba el agua por todas las casas, de manera que había muchos que burlaban del sitio y de la población, la cual está asentada encima de un arenal seco y a poco más de un palmo tiene un barro fuerte y luego está la tosca. Ahora ya que por sus calles dieron corrientes y pasada al agua, corre de manera que aunque lluevan grandes turbiones y golpes de agua, todo pasa, y desde a dos horas queda toda la ciudad tan limpia como una Génova. Después estuvo esta ciudad tan desfavorecida, que estuvo para despoblarse y ahora ha vuelto en sí y es la mejor ciudad que hay en toda la Nueva España después de México; porque informado su majestad de sus cualidades le ha dado privilegios reales.

423.- El asiento de la ciudad es muy bueno y la comarca la mejor de toda la Nueva España, porque tiene a la parte del norte a cinco leguas a la ciudad de Tlaxcala; tiene al poniente a Huexuzinco a otras cinco leguas; a el oriente tiene a Tepeaca a cinco leguas; a mediodía, [que] es tierra caliente, están Yzuca y Cuauquechula a siete leguas; tiene a dos leguas a Cholola, Totomiuacan, Calpa está a cinco leguas; todos éstos son pueblos grandes. Tiene el puerto de la Veracruz al oriente a cuarenta leguas; México a veinte leguas. Va el camino del puerto a México por medio de esta ciudad; y cuando las recuas van cargadas a México, como es el paso por aquí, los vecinos se proveen y compran todo lo que han de menester en mejor precio que lo de México; y cuando las recuas son de vuelta cargan de harinas, y tocino, y bizcocho, para matalotaje de las naos; por lo cual esta ciudad se espera que irá aumentándose y ennobleciéndose.

            424.- Tiene esta ciudad una de las buenas montañas que tiene ciudad en el mundo; porque comienza a una legua del pueblo, y va por partes cinco y seis leguas de muy grande pinares y encinares, y entra esta montaña por una parte a tres leguas aquella sierra de San Bartolomé que es de Tlaxcala. Todas estas montañas son de muy gentiles pastos, porque en esta tierra aunque los pinares sean arenosos, están siempre llenos de muy buena yerba, lo cual no se sabe que haya en otra parte en toda Europa. Demás de esta montaña tiene otras muchas dehesas y pastos, adonde los vecinos traen mucho ganado ovejuno y vacuno, y yeguas. Hay mucha abundancia de aguas, así de ríos como de fuentes. Junto a las casa va un arroyo en el cual están ya hecha tres paradas de molinos, de a cada dos ruedas; llevan agua de pie que anda por toda la ciudad. A media legua pasa un gran río, que siempre se pasa por puentes; este río se hace de dos brazos, el uno viene de Tlaxcala, y el otro desciende de las sierras de Huejuzinco. Dejo de decir otras aguas de fuentes y arroyos que hay en los términos de esta ciudad, por decir de muchas fuentes que están junto o cuasi dentro de la ciudad, y éstas son de dos calidades. Las más cercanas a las casas son de aguas algo gruesa y salobre, y por esto no se tienen en tanto como las otras fuentes, que están de la otra parte del arroyo de los molinos, adonde ahora está el monasterio de San Francisco. Éstas son muy excelentes fuentes, y de muy delgada y sana agua; son ocho o nueve fuentes; algunas de ellas tienen dos y tres brazadas de agua. Una de estas fuentes nace en la huerta del monasterio de San Francisco; de éstas bebe toda la ciudad, por ser el agua tan buena y tan delgada. La causa de ser mala el agua que nace junto a la ciudad es porque va por mineros de piedra y sal, y estrofas todas va y pasan por vena y mineros de muy hermosa piedra, y de muy hermosos sillares como luego se dirá.

            425.- Tiene esta ciudad muy ricas pedreras o canteras, y tan cerca, que a menos en un tiro de ballesta se saca cuanta piedra quisieren, así para labrar como para hacer cal; y es tan buena de quebrar por ser blanca, que aunque los más de los vecinos las sacan con barras de hielo y almádana, los pobres la sacan con palancas de palo, y dando una piedra con otra quiebran toda la que han menester. Están estas pedreras debajo de tierra a la rodilla y a medio estado, y por estar debajo de tierra es blanda; porque puesta a el sol y al aire se endurece y hace muy fuerte; y en algunas partes que [hay] alguna de esta piedra fuera de la tierra, es tan dura, que no curan de ella por ser tan trabajosa de quebrar, y lo que está debajo de la tierra, aunque sea de la misma pieza es tan blanda como he dicho. Esta piedra que los españoles sacan es extremada de buena para hacer paredes, porque la sacan del tamaño que quieren, y es algo delgada y ancha para trabar la obra, y es llena de ojos para recibir la mezcla; y como esta tierra es seca y cálida hácese una argamasa muy recia, y sácase más de esta piedra en un año que se saca en España en cinco. La que sale piedra menuda y todo el ripio de lo que se labra guardan para hacer cal, la cual, sale muy buena y se hace mucha de ella, porque tiene los hornos juntos a dónde sacan la piedra, y los montes muy cerca, y el agua que no falta; y lo que es más notar es, que tiene esta ciudad una pedrera de piedra blanca de buen grano, mientras más van descopetando a estado y medio y a dos estados, es muy mejor. De ésta labran pilares y portadas y ventanas, muy buenas y galas. Esta cantera está de la otra parte del arroyo, en un cerro, a un tiro de ballesta del monasterio de San Francisco, y a dos tiros de ballesta de la ciudad. En el mismo cerro hay otro venero de piedra más recia, de la cual los indios sacan piedras para moler su centli o maíz; yo creo que también se sacaran buenas piedras para ruedas de molino.

            426.- Después de esto escrito se descubrió un venero de piedra colorada de muy lindo grano y muy hermosa; está [a] una legua de la ciudad. Sácanse ya también junto a la ciudad muy buenas ruedas de molino; las paradas de molinos que tienen son cuatro, de cada dos ruedas cada una.

            427.- Hay en esta ciudad muy buena tierra para hacer adobes, ladrillo y teja; aunque teja se ha hecho poca, porque todas las casas que se hacen las hacen con terrados. Tiene muy buena tierra para tapias y así hay muchas heredades tapiadas y cercadas de tapia; y aunque esta ciudad no ha habido muchos repartimientos de indios por el gran aparejo que en ella hay, están repartidos más de doscientos suelos bien cumplidos y grandes, y ya están muchas casas hechas, y calles muy largas y derechas, y muy hermosas delanteras de casas; y hay disposición y suelo para hacer una muy buena y gran ciudad, y según sus calidades y trato y contratación yo creo que tiene de ser antes de mucho tiempo muy populosa y estimada.

 

428.- DE LA DIREFENCIA QUE HAY DE LAS HELADAS DE ESTA TIERRA Y LAS DE ESPAÑA, Y DE LA FERTILIDAD DE UN VALLE QUE LLAMAN EL VAL DE DIOS; Y DE LOS MORALES Y SEDA QUE EN EL SE CRÍA, Y DE OTRAS COSAS NOTABLES

429.- El Invierno que hace en esta Nueva España y las heladas y fríos ni duran tanto ni es tan bravo como en España, sino tan templado, que ni dejar la capa de mucha pena, ni traerla en verano tampoco da pesadumbre. Pero por ser las heladas destempladas y fuera de tiempo, quémanse algunas plantas y algunas hortalizas de las de Castilla, como son árboles de agro, parras, higueras, granados, melones, pepinos, berenjenas etc.; y esto no se quema por grandes fríos y heladas, que no son muy recias sino porque vienen fuera de tiempo; porque por Navidad o por los Reyes vienen diez o doce días tan templados como de verano; y como la tierra es fértil, aunque no han mucho dormido los árboles tiernos llévales todo aquello que ha brotado; y por la bondad y fertilidad de la tierra acontece muchos años tornar los árboles a brotar y a echar dos y tres veces hasta el mes de abril, y quemarse otras tantas veces. Los que esto ignoran y no lo entienden, espántanse de que en Castilla adonde son las heladas tan recias, no se hielan las plantas, de la manera que acá se hielan. Esto que aquí digo no va fuera de propósito de contar historias y propiedades de esta tierra, no me aparto de loar y encarecer la tierra y comarca de esta ciudad de los Ángeles, por lo cual digo, que en esta Nueva España cualquier pueblo para ser perfecto, ha de tener alguna tierra caliente a donde tenga sus viñas y huertas, y heredades, como lo tiene ésta de que hablamos.

            430.- A cuatro leguas de esta ciudad está un vago que se llama el Val de de Cristo, adonde los vecinos tienen sus heredades y huertas y viñas con muchos árboles, los cuales se hacen un extremo bien de toda manera de fruta, mayormente de granados; y en las tierras cogen mucho pan todo lo más del año, que en la tierra fría no se da más de una vez como en España; más aquí donde digo, como es tierra caliente y no le hace mal la helada, y como este valle tiene mucha agua de pie, siembran y cogen cuando quieren, y muchas veces acontece estar un trigo acabado de sembrar, y otro que brota, y otro estar en berza, y otro espigando, y otro para segar; y lo que más ricas hace estas heredades son los morales que tienen puestos y ponen cada día, porque hay muy grande aparejo para criar seda. Es tan buena esta vega adonde está este Valle que dicen Val de Cristo, que en toda la Nueva España no hay otra mejor, porque personas que se les entiende y saben conocer las tierras, dicen que es mejor esta vega que la Vega de Granada en España, ni que la de Orihuela, por lo cual será bien decir algo en suma de tan buena cosa como esta vega es.

            431.- Ésta es una vega que llaman los españoles el Valle de Atlixco, mas entre los indios tiene muchos nombres, por ser muy gran pedazo de tierra. Atlixco quiere decir en su lengua, ojo o nacimiento de agua. En este lugar propiamente dos lenguas encima del sitio de los españoles o del Val de Cristo, adonde hace una muy grande y hermosa fuente, de tanta abundancia de agua, que luego se hace de ella un gran río, que va regando muy gran parte de esta vega que es muy ancha, y muy larga, y de muy fértil tierra; tiene otros ríos y muchas fuentes y arroyos. Junto a esta gran fuente está un pueblo que tiene el mismo nombre de la fuente, que [es] Atlixco. Otros llaman a esta vega Cuauhquechula la vieja, porque en la verdad los de Cuauhquechula  la plantaron y habitaron primero; esto es adonde ahora lo llama Acapetlaca, que para quien no sabe nombre es adonde se hace el mercado o tianguez de los indios; esto aquí es de lo mejor de toda esta vega. Como los de Cuauhquechula se hubiesen aquí algo multiplicado, cerca del año de 140, ensoberbecidos se determinaron y fueron a dar guerra a los de Calpa; que está arriba cuatro leguas a el pie del volcán, y tomándolos desapercibidos mataron muchos de ellos; y los que quedaron retrajéronse y fuéronse a Huexuzingo, y aliaronse y confederáronse con ellos, y todos juntos fueron sobre los de Acapetlaca, y mataron muchos más, y echáronlos del sitio que tenían tomado; y los que quedaron se retrajeron dos o tres leguas, el río grande abajo, adonde ahora se llama Coatepec.


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