Correspondencia 1933–1946
A lo largo de 13 años, Carlos Mastretta Magnani no dejó de escribirle a su hijo Carlo en Italia por lo menos una vez al mes. En el archivo de Carlos Mastretta Arista, encontrado tras su muerte en 1971, no se encuentran sus cartas de respuesta, pero sí cerca de cincuenta del puño y letra del ingeniero, traducidas para este libro por su nuera, la señora María de los Ángeles Guzmán Ramos, quien domina a sus 81 años perfectamente el italiano. Al parecer, el archivo del abuelo Mastretta se perdió como tal al morir en 1955. Las cartas son una muestra clara de la pasión con la que el viejo ingeniero siguió el derrotero de su hijo italiano en aquellos azarosos años treinta, y perfi lan con certeza el descarrilamiento de la Italia fascista y la tragedia europea desde la perspectiva de un soldado del ejército italiano derrotado en Andua en aquella terrible mañana de 1896 en Abisinia.
23 de diciembre de 1933–XII
En tu carta esperadísima de fecha 21 de noviembre me comunicas tu ingreso a las fi las del heroico ejército italiano. Permíteme mis felicitaciones más efusivas por tu resolución. Espero en Dios que honrarás y servirás con fe pura a la patria italiana. El Rey victorioso y el Duce invicto, así ondea en lo alto del universo el glorioso tricolor. Te encuentras precisamente en mi viejo regimiento, yo pertenecí al Tercer Regimiento Genio de Zapadores Telegrafi stas. Yo he sido sargento del regimiento y en los exámenes ninguno me superó ni tuve un solo día de castigo y no fui consignado nunca. Espero por tanto que tú seas de mis hijos el que más se me asemeje, y no dudo que más tarde estarás contento de haber sido ofi cial del Regimiento, como hoy y siempre me siento contento de haber cumplido con mi deber con la amada patria.
10 Agosto 1934, Año XII
No he escrito a causa de una intempestiva agitación obrera en el estado de Puebla, por lo que he tenido largas reuniones de trabajo con patrones y trabajadores. Esto me tiene con 82 los nervios de punta en un modo absoluto, como aquel que es responsable del éxito o del fracaso. Ya casi he arreglado las cosas, falta sólo defi nir los salarios del Departamento de Mecánica. Después descansaré un poco. (...) He recibido tu primera carta de Subteniente, hubiera deseado que mandaras una fotografía tuya en uniforme de gala. Esperamos recibirla ciertamente. Será después de las maniobras que desempeñas estos días. Estás a las órdenes del Príncipe del Piamonte. Yo a mi vez he estado a las órdenes del Príncipe de Nápoles, precisamente cuando se casó con nuestra amada Reina Elena. Estoy convencido de que el campo y las maniobras te harán bien, se sufre el calor y la intemperie, pero se aprende a vivir la verdadera vida de guerra, y hace del joven el hombre de responsabilidad por la vida de los soldados que se le han confi ado. En estas semanas hemos estado muy preocupados por las noticias de Viena, que por poco obliga a la intervención de Italia para poner paz y hacer entender a los alemanes que es hora de terminar con sus perennes agitaciones.
16 Julio 1938. XVI
Ilustre perito industrial Ingeniero Carlo Mastretta di Carlo. Carletto, estamos siempre en comunicación con motivo del asunto del petróleo, y precisamente hoy estoy a la espera de las noticias en respuesta a nuestros dos últimos y costosos telegramas del día 8 pasado. Te anexo una carta para el señor Italo Gesta, residente de Vicenza, el cual a la presentación de la misma te deberá entregar la suma de 68,400 liras, mismas que deberás depositar en mi vieja cuenta en la Banca Crédito Italiano, sede de Milán. Apenas recibas la remesa y la deposites, me avisarás por cable con estas dos palabras: Viscoso–Versato. Y después por carta me confi rmarás la operación hecha.
Como se han perdido tus escritos, estará bien que los renueves en aquellas partes más interesantes, para saber por ejemplo tus nuevas condiciones de trabajo.
Lamento que los trabajos de reparación de la casa no se puedan seguir. No estoy menos interesado en construir la nueva estancia de acuerdo con el croquis que te expedí. No me has dicho nada en tu última carta, y debes comprender que si regreso en mayo o junio, tengo necesidad de la estancia, del comedor y también del baño del que te hablé varias veces.
El Duce no ha hecho el discurso esperado en el evento de Turín, mi ministro que apenas ha regresado de sus vacaciones en Italia, me aseguró que no ha querido agregar por el momento leña al fuego.Saludos de todos. Estoy triste por la querida hermana María, que siempre enferma. Le escribiré aparte. Si tú ves que necesita alguna ayuda, puedes hacer a cuenta mía. Tu padre que siempre te recuerda.
12 Septtembre 1939.XVII
Lamento no haber obtenido una respuesta tuya, que espero con gran ansiedad. No he recibido tampoco contestación a mis cartas de julio escritas al primo Gino y al cuñado Zorino. Estamos todos sin sus noticias y angustiados por la nueva situación generada por la guerra, sobre todo por no saber tu situación, si has vuelto a ser llamado reclamado al ejército o permaneces al servicio de la casa editora. La guerra buscada por los ingleses y franceses, y que Dios castigará severamente, también aquí nos hace descorazonarnos.
Querido hijo, yo no sé si Italia entre en guerra, o esto vendrá enviado por el Duce, como todo lo supone, pero si la catástrofe nos envuelve, tu portarás la gloriosa divisa de Teniente de Regimiento, y no dudo que en cualquier caso y circunstancia sabrás hacer honor a la divisa, a la familia y a la patria de nacimiento y de lengua. Nosotros desde lejos te tendremos siempre presente con nuestras oraciones, que Dios te conserve a salvo del peligro que te envuelve. Mi proyecto de regresar a Italia el próximo año parece por ahora definitivamente abandonado, mientras no se resuelva el conflicto. Parece que Dios, que todo lo puede, como también en otras ocasiones, no quiere que yo regrese a morir en la Patria.
27 Septiembre 1939. XVII
Ayer ha llegado al fi n tu carta del 27 del pasado agosto, un mes de viaje no obstante haber sido mandada por correo aéreo. Estoy preocupado, no recibo tus cartas y tú no recibes las mías. Creo que el espionaje de los enemigos es la causa, pues el correo desgraciadamente pasa por Francia. Lamento sobre todo que el tío Zarino y Gino no reciban mis cartas.
La señora Pless, a quien tú conoces, se ha quedado bloqueada en Alemania mientras se encontraba de viaje con sus hijos. Estoy apenado por la pérdida de tus cartas, sobre todo por lo referente al proyecto de remodelación de la casa en Stradella y en relación a tu libro.
En adelante, todas tus cartas deberás mandarlas con acuse de recibo, cuesta menos que la aérea y es más seguro.
Respecto a la guerra en curso, te diré que liquidado el asunto polaco, todos las miradas se vuelven a nuestro querido Duce, que apóstol de la paz, hará saber a ingleses y franceses que el mundo no debe desangrarse para dar gusto a estos mascalzoni, pero si los consejos del Duce no fueran escuchados, entonces Italia debe poner en la balanza a favor nuestros derechos mediterráneos toda la fuerza del poder de sus armas y lanzar para siempre del
Mediterráneo a estos prepotentes intrusos que del marenostrum han hecho un lago de pueblos exóticos.
Sigo triste por la enfermedad de mi querida hermana María, y te digo que si lo necesita puedes darle hasta mil liras a cuenta mía para sus gastos.
Tengo la impresión de que tú no has sido llamado a las armas, sin embargo, algo te servirán mis consejos, recordándote que todas las tardes escucho las radio de Roma, por lo que estoy al tanto de todo, aunque los ingleses y franceses publican aquí sus mentiras en los periódicos, todos menos el periódico Excelsior, que conserva cierta independencia de criterio y da noticias de cada partido en lucha, contra El Universal, que es un francófilo neto.
p.s. La dirección en Milán que fabrica las naves para telares es John W. Sommer y Cia., Milano.
11 Octubre 1939. XVII
Se mantiene el problema de las cartas perdidas. Tengo en mi poder la tuya del 16 de septiembre. Te recomiendo el uso de una copia al carbón. He tenido el placer de recibir la fotografía de Stradella del Congreso Eucarístico, donde aparece en pie, sobre el pedestal del monumento, con poco respeto a la estatua, pero no he podido descubrir en el retrato ninguna cara conocida. Sólo durante la procesión he podido reconocer al padre Gindici.
No te olvides de mandar el plano de la casa, insisto en querer construir las habitaciones 92que te he dicho. Comprendo que mi propósito de volver debo posponerlo al fi n de la guerra, pero estoy convencido de que esta no va a durar más allá de 1940, por tanto, en el 41 regresaré. Tenía esperanza de que la oferta de Hitler fuera aceptada por Francia e
Inglaterra, pero hoy como ayer, como buen napo gálico, lleno de espuma, como diría Carducci, ha rehusado tomar en cuenta la oferta. Es inútil, soy siempre de la misma opinión sobre los franceses, se necesita darles a fuerza de espada, y nosotros debemos en este caso, ayudar a la Alemania, si no más tarde, si por desgracia lograra vencer a Alemania los tendremos arriba. Estoy seguro que el Duce piensa como yo, y no dejará de descargar la espada en el momento oportuno.
Lamento que el motociclismo haya suspendido actividades, por razones de economía nacional, y permanezco todavía sorprendido de cuánto me dices de lo que en los últimos días has aprendido de los hombres. Esto merece una mayor explicación.
21 Octubre 1939. XVII
Recibí tu carta del 5 del corriente. (...) Lamento la enfermedad de mi hermana María, espero que a mi retorno cuando termine la guerra la encuentre bien. A propósito de la guerra, tengo la presunción de que será bastante larga, pues ahora veo que en el frente francés las batallas son nulas, y los descendientes de los piratas de todos los tiempos, los asaltamontes franceses, han ido a buscar una alianza con los turcos para la defensa de Suez contra los nuestros. Tengo la impresión que en diciembre, con los Alpes bien nevados, deberemos entrar en guerra, y con las valerosas tropas sicilianas marchar sobre Túnez y la Tripolitania. Ahora o nunca debemos batir a Francia, si queremos ser respetados, y por los siglos futuros en el Mediterráneo.
Ha visitado Puebla un joven funcionario, el doctor Grediani, un joven guía federal de Pavía, muy buen orador; aunque vino de incógnito, estuvo a tiempo para estar en Chipilo para un evento escolar, en una comida salpicada con vino de La Roca. Visitó Puebla, y lo he puesto al tanto del trabajo nuestro en el negocio del petróleo, que ahora se desenvuelve con tanto éxito. Harás bien en hacerle una visita, llegará a Pavía a fines de noviembre. Él es amigo personal del Conde Cianno.
2 Noviembre 1939. XVII
Espero los catálogos de las máquinas de hilado y tejido de algodón y seda, así podremos introducirlas en este mercado para competir con los comerciantes de la pérfi da Albión, que tanto mal nos acarrea con el procedimiento de falsa propaganda, revisando nuestras Carta manuscrita del Ingeniero Carlos Mastretta Magnani a su hijo Carlos en Italia naves que vienen a América para impedir nuestro comercio. Si como he leído en el Popolo D’Italia, que recibo regularmente, se ha concedido enviar como regalo a los parientes paquetes con un peso máximo de diez kilos, he pensado enviarles para la fi esta del santo natal Carlos, un saquito de diez kilos de café, con el porte pagado. Dos kilos le regalarás a la tía María, dos kilos al tío Vigetto, dos kilos a los hijos del tío Pippo, el resto será para ti y lo emplearás como a ti te convenga. Me siento feliz de pensar en que puedo hacer este pequeño regalo.
30 Noviembre 1939. XVII
Te aviso que mando para las navidades los siguientes regalos: 300 liras a la tía María, 300 liras al tío Luigi y familia, 250 al hospital de Stradella, 150 a la sobrina Angelina, suma de 1000 liras en total. (...) he tomado nota de tu proyecto de editar en español la revista de modas de la casa editorial, no sé si fi nancieramente represente al principio un gran trabajo, pero como propaganda patriótica será de unn valor incalculable, porque en América
Latina sólo privan las revistas inglesas y francesas, y solo una en español, editada en Argentina. Cuenta con nuestro apoyo, y estoy seguro que tu hermano Luis será un excelente distribuidos en la República. El amigo don Jesús Quijano no ha recibido ninguna carta tuya durante tu permanencia en España.
Con algún retraso recibo tus revistas, con excepción de “Vela e Motore”, con tus artículos sobre Pavía, Venecia, y después nada más. Motociclismo, Auto Italiana, Per Voi Signora y Arbiter las he siempre recibido. Te ruego agradezcas al primo Gino tanta cortesía. Por último te digo que a propósito de ser nombrado corresponsal de algunos periódicos de aquí, los amigos decidirán más adelante: deben conocer tu estilo de redacción y los temas que desarrollarás en los escritos mismos. Envié los escritos a tu Madrina Angelina y a tu padrino Leonardo, con la súplica de que me los devuelvan, y después veremos el modo de hacerlo.