• Paulina Mastretta Yanes
  • 12 Junio 2014
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La noche ha caído pero aún hay una luz que alumbra los caminos: la luz de la Luna. Su brillo opaca a las estrellas, pero no es tan intenso como el del sol. Ahí está sin que podamos alcanzarla por más que se antoje tocarla con la mano. Sólo unos pocos de los millones de humanos que hay en este planeta, han logrado estar en ella gracias a las naves espaciales.

Para los demás es un sueño imposible.

Hablar de ella es contar una historia interminable porque ha estado ahí mucho antes que los humanos existieran. En el presente artículo me centraré en las que creo son algunas de las más importantes representaciones de la luna en la historia de la humanidad.

El tema de la luna y sus representaciones me llamó la atención, por un evento que me ocurrió hace poco. Les contaré. Fuimos a visitar el Palacio de San Ildefonso en el Distrito Federal, donde están los murales de José Clemente Orozco, y entré por casualidad a escuchar en una sala a un cuenta cuentos que platicaba a un grupo de personas anécdotas sobre la tradición maya y prehispánica. En su relato habló sobre la historia del cacao y mencionó también a la luna y las distintas lecturas que sobre ella tenían las mujeres en las distintas épocas: en las distintas culturas a la luna se le relaciona por el periodo menstrual, el calendario lunar maya, comentó el cuenta cuentos, fue realizado por mujeres, así como otros. No sé si sea cierto o no, pero también platicó que la Semana Santa cambia tan seguido de días, porque fue regido por los movimientos de la luna, según lo establecieron las mujeres que acompañaban a Jesús.

Si nos ponemos a pensar fríamente, podríamos pensar que esas cosas no existen, que son inventos de épocas en que no se conocía la astronomía, pero yo me atrevería a refutar eso, ya que muchas civilizaciones antiguas tenían instrumentos para estudiar las estrellas y la luna, por ello seguramente se percataron de las propiedades de la tierra y el universo, mucho antes que otros.

La luna en muchas culturas representa lo femenino y la dualidad del sol. Como sabemos, la luna siempre sale al contrario del sol y refleja los rayos del sol, por eso brilla. El sol está durante el día y la luna sale en la noche, aunque hay casos en que están presentes al mismo tiempo ya sea durante el amanecer o el atardecer, los únicos momentos en donde llegan a estar en contacto pues uno muere, mientras el otro surge y así sucesivamente; también se da el caso en que sus caminos se encuentran formando los eclipses lunares y solares.

Ambos astros han sido considerados entidades divinas en todas las culturas del mundo, con distintas representaciones.




Ejemplos de esas representaciones en distintas culturas son las siguientes:

 

Para los mayas

 

La diosa de la luna para los mayas, era X Chei l “la señora del Arcoiris”, se representaba como una mujer mayor que usaba una falda con huesos cruzados y tenía una serpiente en la mano. Se creía que las serpientes eran las asistentes de la luna y cargaban toda el agua del cielo en su barriga. También se le representa cargando un jarro lleno de agua que le sirve para enviar inundaciones y tormentas de lluvia hacia la Tierra. Era ella la diosa responsable de asistir a las mujeres embarazadas y de cuidar los cultivos. 



Para los griegos

 

La idea de la representación de la luna como una dama no está sólo presente en el mundo prehispánico. Como sabemos, entre los dioses griegos existió Artemisa, la diosa de la luna y la cacería, que curiosamente, era hermana directa de Apolo, el Dios del Sol. 


Para los japoneses

 

Una de las leyendas sobre la luna que más me gusta es de origen japonés, se refiere a la historia de la princesa Kaguya Hime. La leyenda cuenta que una pareja de ancianos hallan una niña dentro de un bambú. La niña creció y se convirtió en una hermosa princesa, que era deseada por todos los príncipes, pero ella les dijo que sólo si conseguían ciertos objetos legendarios se casaría con uno de ellos. Ninguno logró conseguir lo que la princesa deseaba. El emperador también se enamoró de Kaguya y quiso que se casara con él, pero ella le dijo que era imposible porque provenía de la luna por lo que cualquier relación con un terrícola era impensable. Kaguya regresó a la luna y aunque quiso volver a la tierra, ya no logró hacerlo.  

  

Hay muchas otras historias que cuentan que el sol y la luna son como dos amantes que nunca podrán encontrarse, ya que cuando uno se oculta la otra sale y así sucesivamente.

 

 El conejo y la luna

 

Hay leyendas que parecen repetirse en distintas zonas del mundo, aunque las culturas sean completamente diferentes, se llegan a relacionar por sus historias acerca de la luna.

Recuerdo mi primera memoria sobre la luna —aunque la memoria es incierta cuando eras una niña—, le pregunté a mi padre qué eran las manchas que se encontraban en la luna, él me respondió simplemente que se trataba del Conejo de la Luna. 



En la época actual, cualquier científico da una explicación certera sobre esas manchas: son los cráteres de la luna. Pero quienes vivimos bajo la influencia de la luna, le damos nuestra propia interpretación. No se requiere gran ciencia para observar la luna, sobre todo cuando está llena y encontrar en sus manchas la forma del conejo. Es una forma universal, pues en distintas regiones del mundo, se observa la misma imagen: el Conejo de la Luna, lo único que varía es la historia. A continuación les presento dos fragmentos de historias sobre el Conejo de la Luna, una pertenece al mundo prehispánico en México y otra a la mitología japonesa. Dos territorios aparentemente distantes que sin saberlo comparten similitudes con sus leyendas. Cabe agregar que incluso dentro de los mismos países hay distintas versiones sobre la misma historia.  

  Leyenda mexicana, el conejo de la luna


Quetzalcóatl, el dios grande y bueno, se fue a viajar una vez por el mundo en figura de hombre. Como había caminado todo un día, a la caída de la tarde se sintió fatigado y con hambre. Pero todavía siguió caminando, caminando, hasta que las estrellas comenzaron a brillar y la luna se asomó a la ventana de los cielos. Entonces se sentó a la orilla del camino, y estaba allí descansando, cuando vio a un conejito que había salido a cenar.

-¿Qué estás comiendo? --le preguntó.

-Estoy comiendo zacate. ¿Quieres un poco?

-Gracias, pero yo no como zacate.

-¿Qué vas a hacer entonces?

-Morirme tal vez de hambre y de sed.

El conejito se acercó a Quetzalcóatl y le dijo;

-Mira, yo no soy más que un conejito, pero si tienes hambre, cómeme, estoy aquí.

Entonces el dios acarició al conejito y le dijo:

-Tú no serás más que un conejito, pero todo el mundo, para siempre, se ha de acordar de ti.

Y lo levantó alto, muy alto, hasta la luna, donde quedó estampada la figura del conejo. Después el dios lo bajó a la tierra y le dijo:

-Ahí tienes tu retrato en luz, para todos los hombres y para todos los tiempos.

La leyenda japonesa, el conejo de la luna

La versión  japonesa es la siguiente, que como se verá cuenta con bastantes similitudes con la prehispánica, aunque en esta versión el dios se encuentra con tres animales y no sólo con el conejo. 

 

Se cuenta que un viejo peregrino encontró un día un mono, un zorro y una liebre. 
El hombre de avanzada edad, se encontraba agotado por su viaje, lo cual le llevó a pedir a los tres animales, como favor, que le consiguieran algo de comida. El mono se subió a un árbol y recogió frutas, el zorro atrapó un ave y el conejo, con gran pesar, volvió con las manos vacías. 

Al ver al viejo con la cara triste y cansada, se sintió culpable. Entonces recogió ramas y hojas secas, encendió una fogata y se lanzó para ofrecerse a sí mismo como alimento. 

El viejo, conmovido ante el trágico sacrificio del pobre animal, reveló su verdadera identidad. Era una deidad de gran poder que recogió los restos de la liebre y los enterró en la luna como monumento a su gesto de solidaridad. 

Ejemplos como este podemos encontrarlos en otras culturas, pues a donde vayamos en el mundo, la presencia del sol y de la luna es un fenómeno que no puede desaparecer de nuestra vista.

La luna roja

Otro recuerdo inunda mi cabeza es el de la luna roja, que puede observarse sobre todo en el mes de octubre. Es el momento en el cual el astro refleja demasiado los rayos del sol provocando que la luna adopte un color entre naranja y rojo. Creo estaba así el día de mi nacimiento. 



La luna y el hombre lobo

 

Y por supuesto, los mitos más populares con respecto a la luna son los relacionados con el vampirismo y también con los hombres lobo. Se sabe que los lobos aúllan frente a la luna, por eso se considera que dichos animales tienen una relación importante con el astro. ¿En verdad le estarán aullando a la luna? No podemos saberlo con exactitud pero de ese pequeño fenómeno han surgido miles de historias sobre los hombres lobo.  También a la luna se le relaciona con el agua, debido a que los cambios en las mareas se hacen presentes dependiendo de la luna y eso provoca que además de diosa del cielo, a la luna se le relacione con el elemento acuático, así como al Sol, se le relaciona con el fuego.  



Luna preciosa que nos mantiene alumbrados en la noche. Luna, luna, luna.

¡Luna, la gran cronista de toda la historia de la humanidad! ¡La cuidadora de los sueños de millones de humanos! 



 

 

 

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