• Dirk Rüger
  • 16 Mayo 2013
 

El 6 de abril pasado se presentó en el Teatro Maxim Gorki de Berlín la puesta en escena N Haufen Kohle (Un montón de plata), una producción mexicana-alemana y dirigida por el director alemán con raices chileno-portuguesa Antú Romero Nunes. Este dramaturgo ha sido en los últimos años muy destacado en el teatro berlinés actual; fue elegido el mejor director de la nueva generación por los críticos del año 2010 y ganador del premio de dirección “Kurt-Hübner” en 2011. Además has sido el director responsable más jóven en la historia del Maxim Gorki Theater.

Romero Nunes vino a México. Y encontró en la lucha libre el escenario sobre el que tratar de entender y exponer la realidad de violencia que azota a nuestro país. Entonces conoció al Tinieblas Jr.

Esta crónica del periodista cultural alemán Dirk Rüger, quien en su blog Entre-vista (http://www.entre-vista.de/?p=63931) nos cuenta la historia.

Últimamente andamos bastante por caminos mexicanos. Esa cosa rara que de repente te encontrás metido en temas que ni siquiera estabas esperando o interEsado por ellos. Empezó con el screaning de la película sobre cómo hicieron el disco “Tangowerk by Nhoah” en la casa de Ina Viola Blasius. Ahí conocimos a Daniel el ex-agregado de cultura de la embajada de México en Berlín y de esta manera entramos en el newsletter de la sección cultural de la misma embajada. Por eso cada tanto nos invitan a inauguraciones de exposiciones de arte muy interesantes donde además sirven bocaditos de comida mexicana y mezcal.

Mientras tanto yo me tropecé con lo de la receta del chili de los 7 chiles (ya sé que es yanqui y no mexicano) y más tarde “de casualidad” llegué a la feria de alcohol Barconvent donde el año pasado (2012) México fue el anfitrión y por eso hubo cualquier cantidad de marcas de tequila y mezcal. En la feria entonces conocimos a la gente de la marca de mezcal “San Cosme” que después abrió un bar y tienda “Mercado San Cosme” en Torstraße, cerca de Rosenthaler Platz, donde ya pasamos unas lindas borrach…, eh, pruebas de mezcal.

Y ahora el hijo más grande de mi mujer se va a estudiar a Guadalajara por medio año a partir de agosto. Y como también mi mejor amigo de la Argentina hace un tiempo vive en Cancún, estamos planeando nuestro primer viaje a México para el principio del año que viene.



También por la embajada me enteré el otro día de la obra de teatro “N Haufen Kohle” (un montón de plata), una producción mexicana-alemana y dirigida por el director alemán con raices portugueses-chilenos Antú Romero Nunes. Romero Nunes es LA estrella en el cielo teatral berlinés actual. Elegido el mejor director de la nueva generación por los críticos del año 2010 y ganador del premio de dirección “Kurt-Hübner” en 2011. Además es el director responsable más jóven en la historia del Maxim Gorki Theater.



“N Haufen Kohle” –según él– será su última obra que realiza en el Maxim Gorki. Pero – según yo – quizás no la mejor. Es una obra apoyada por el instituto Goethe y la embajada mexicana. Cuando Romero Nunes fue con su equipo a México se enganchó con un tipo de “deporte” que en el país norteamericano tiene mucho enganche a su vez. Según el pamfleto de información que nos entregaron en la entrada del teatro es una copia del “Wrestling” pero con aire mexicano y más máscaras que ocultan la identidad del luchador. Allí Romero Nunes conoció a los luchadores “Tinieblas Jr.” y “Marabunta Jr.”  (a su vez hijos de los “conocidísimos” luchadores “Tinieblas” y “Marabunta”) y tuvo la idea de incluirlos en su obra y hacer girar la temática/el guión alrededor del deporte, dar a la vez un retrato de la violencia cotidiana en ¿México?, ¿Latinoamérica? y sobrecargarla con la temática de identidades sexuales.



La obra empieza con que el director se asoma en el escenario con un micrófono dando una introducción al parecer improvisada sobre cómo la historia llegó a él y que ahora mismo quisiera tratar de juntar dinero para una donación para una niña quedada huérfana por la violencia en México (habiendo presenciado el asesinato de sus padres ella) viviendo ahora con su prima –también huérfana. Entonces agarró 50 Euros de su billetera y los hizo girar por el público anunciando que la pregunta sería si fuera posible que la cantidad de dinero se aumente al volver a sus manos.

Y –¡qué milagro!–, de verdad el billete se “multiplicó” y cuando le llega de vuelta a él mete la guita en una bolsa diciendo que se ocupará de ella.



Después empieza la primera escena bastante enquilombada en la que “Tinieblas Jr.” – haciendo de “El Loco” – y “Marabunta Jr.” – haciendo de “El Gupao” –y otro tipo más que también lleva una máscara “lucha libre” y se hace llamar “el tiburón mosca”–, asaltan a un banco donde asesinan a varias personas “accidentalmente”.  Esto supuestamente es una “cita” de una novela basada en un hecho real en Buenos Aires en 1965 –así que: Argentina ¿y no México?

El trío huye a una casa donde se ponen a derivar sobre amistad y amor y se acusan uno al otro de ser puto y que uno al otro lo trata de convencer de no ser así – mientras que al público le queda obvio que sí lo es.

Al final viene la policía y de repente todo el público es invitado a invadir el escenario y servir así de público de una “lucha libre” “de verdad” entre “buenos” (los malos) y “malos” (la policía) y los “malos” entre ellos y entre los “malos” y el director mismo (que de repente reclama la bolsa con la guita:¿se quemó la bolsa con el dinero falso o la con el dinero verdadero?) declarando que “no puede pasar nada porque es solamente actuación y coreografía”.



Lo que me gustó fue la forma  posmoderna en la que el director interactúa con los actores y el público y así forma parte de la obra y el elenco (sea de locutor, de traductor, de actor), deconstruyendo la obra como obra. Al principio las traducciones del castellano al alemán fueron medio despelotadas porque había mucho discurso entre los muchos actores arriba del escenario: los alemanes hablando en alemán y los mexicanos hablando en castellano y en el medio el traductor (Romero Nunes) tratando de traducir ¿demasiado? a veces superponiendo la traducción de una frase mexicana sobre una frase que un actor alemán ya empezaba a decir. Después eso se tranquilizó con la disminución de la cantidad de actores activos y el director al parecer habiendo entendido que “menos a veces es más”.

La escenografía y el espectáculo arriba del escenario me gustaron mucho a pesar de que muchos detalles en la historia no se entendieron bien. Algunas escenas eran muy chistosas (con el policía hdp) y por supuesto espectacular la lucha libre al final. Pero la conexión entre la historia y la lucha… ¿? De repente “El Loco” sabía hablar mientras que durante toda la obra no podía. Y ¿por qué ahora luchaban entre ellos también? No me acuerdo.

Y la guita – si se quemó o no – al final tampoco ya importaba.

Me gustaría ver ahora las obras por las cuales Antú Romero Nunes ganó los premios mencionados arriba.



Ah y por supuesto – como es la costumbre de los luchadores enmascarados –y como durante toda su carrera no se le conoce ni su cara, ni su nombre verdadero– las caras de los luchadores no se podía ver en la obra tampoco. Aunque en una escena se las sacan a sus máscaras pero siempre con la nuca hacia el público o tapada de alguna manera la cara.

Después de la función se podría ir a encontrarlos personalmente a “Tinieblas Jr.” y “Marabunta Jr.” y dejarlos firmar el afiche de la obra que nos habían dado antes y de repente sacarse una foto con ellos. Lo íbamos a hacer pero duraba mucho y había mucha gente y por eso nos fuimos a casa sin autógrafos pero sí después de una noche bastante divertida.

¡Viva México cabrones!

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