• Maricarmen Larracilla (Tetela hacia el Futuro)
  • 25 Abril 2013
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Por: Maricarmen Larracilla (Tetela hacia el Futuro)

El viernes 19 de abril pasado, en una reunión convocada por la organización Serranos Unidos en Resistencia Indígena, y en diversas formas y tonos, serranos de más de una decena de municipios le dijeron a Jaime Martínez Veloz, ex diputado y hoy flamante Comisionado Nacional para el Diálogo con los Pueblos Indígenas:  “Con usted, sin usted y contra usted seguiremos defendiendo nuestra tierra”.

La lucha de los ciudadanos serranos en contra de los proyectos industriales mineros e hidroeléctricos no ha sido sencilla. Pero ha sido desde su inicio a principios del 2012 una movilización pacífica en los pueblos y comunidades, y ha entendido que es un conflicto con muchos frentes abiertos. Más fácil será entender a Sísifo con su piedra sube y baja por la montaña. Y sin embargo, ahí están los defensores del territorio serrano tocando la puerta de la única salida democrática posible a los conflictos sociales en México: la ley y sus instituciones.

Esta crónica escrita por Maricarmen Larracilla, de la organización Tetela hacia el Futuro, narra los esfuerzos realizados en San Lázaro con un objetivo simple: sensibilizar en este tema  a los diputados y senadores enclaustrados en su torre inexpugnable.   

Una broma

En una exacta foto del diario,
señor ministro del imposible,
Vi en plena risa y en plena euforia
y en pleno gozo su rostro simple.
Seré curiosa, señor ministro,
¿De qué se ríe?
¿De qué se ríe?

(Mario Benedetti, Poemas del alma)

 

Contexto:

En Tetela existe una concesión minera para explotar oro y plata.

La explotación de oro en la actualidad  requiere de la posesión de grandes extensiones, devasta la vegetación, dinamita los cerros, demanda grandes cantidades de agua y los desechos tóxicos, después de contaminar los suelos, llegan a los mantos freáticos,  y por los ríos al mar.

La ley mexicana no obliga de ninguna manera a la empresa a revertir los daños.

La comunidad local ha manifiestado pacíficamente y desde hace más de un año su rechazo al proyecto minero.

El movimiento ciudadano busca apoyo, primero en sus instituciones y al no encontrar la respuesta satisfactoria se suma al movimiento nacional acompañado por distintos  académicos.

Con ese ánimo, hemos acudido a los ministros: los congresistas mexicanos. Este relato cuenta cómo nos ha ido.

Pregunta:

¿A quién le corresponde defender a la población de la ambiciosa codicia de la empresa minera?

¿No es esa la función de las autoridades?

La realidad:

El proceso de la humanidad está llegando a un punto crítico.

El ser humano inventó la agricultura para poder prevenir la escasez de alimentos y recursos, con ello logró guardar reservas y vivir tranquilo. Sin embargo apareció también la acumulación  y la riqueza. Para regular los excesos inventamos a las autoridades políticas que se ocupan de diseñar leyes que ponen límites y pagos para distribuir de manera equilibrada los excedentes, entre otras cosas.

Estamos en el extremo de que el ser humano no acumula alimentos y recursos, los destruye para acumular oro.

Las empresas le venden a los políticos el discurso de que ellos traen desarrollo, empleos y múltiples beneficios a la comunidad. Los que legislan, los políticos que llegan al Congreso, no conocen un proyecto minero en operación, no entienden el grado de devastación. Y algo todavía más increíble: el director de Frisco, el responsable del proyecto minero, no conoce Tetela de Ocampo, no ha puesto nunca un pie en La Cañada.




Otra pregunta:

¿Por qué  hoy en México tenemos una Ley Minera diseñada para favorecer la acumulación de riqueza a favor de los ya ricos?

¿Por qué la Ley Mexicana le concede a la Minería carácter preferente aún por encima de la vida y de los recursos naturales?

Acciones

El movimiento social antiminero nacional, que ya ha avanzado desde algunos años atrás (empezó en San Luis Potosí, hace 17 años), y es apoyado por investigadores comprometidos, ha trabajado a contracorriente, pero hoy está concretando una propuesta ciudadana de Ley Minera.

Al cabo de un poco de ruido mediático, las dos cámaras en el Congreso entienden que deben modificar la ley, y para ello tienen sus comisiones, y cabildean. Pero la propuesta de ellos es parcial, creen que el problema se resuelve subiendo  dos puntos porcentuales a la miserable aportación del 4 por ciento. No escuchan cuando los investigadores afirman que de cada peso la empresa minera se lleva 99 centavos!

¿Y los bosques convertidos en agujeros grises sin posibilidad de volver albergar vida?

¿Y la comunidad que perdió la salud, su patrimonio y la calidad de vida?

¿Y la destrucción de la economía local, porque el suelo y el agua contaminados acaban con la agricultura y la economía?

¿Y quién se ocupa de los cuerpos de agua contaminados?

¿Y quién evita que los desechos tóxicos lleguen a los arrecifes de coral?



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