• Brandon Vázquez y Ana Mastretta/Y un texto de Sayde Fourlong
  • 26 Noviembre 2015
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Mundo Nuestro. Al nombrar la realidad las palabras la reinventan. Eso se proponen los responsables de publicar Tercera Mitad, la revista literaria de la Prepa Zapata, con dos números que ya corren en los pasillos de la casona de la 4 Norte. Aquí explican sus ánimos y nos ofrecen un ejemplo de lo que guardan estas jovencísimas plumas.

 

La necesidad de decir es lo que la mueve

Por Brandon Vázquez y Ana Mastretta

 

Se supone que debo describir la revista literaria de la Preparatoria Emiliano Zapata. Maldigo a Brandon, el director de dicha publicación, por decirme que empezara primero con el presente texto. Seguro que él estaría en la situación en la me encuentro ahora: sin saber qué escribir. ¿Empezar con poéticas frases sobre la literatura? ¿O con un chiste típico de los pasillos? No sé, supongo que lo sabría si pudiera aprender a sacar la “Tercera Mitad” de algo, tal como se llama esta revista.

Pero… ¿Y ya que sacaste esa cantidad? Tal vez puedas dividirla entre entusiasmo, el cual cabe cuatro veces en divertirte, y si lo elevas al cuadrado te da la práctica, la cual la puedes multiplicar por quien sea.

No obstante (dice Brandon), las posibilidades son limitadas si nos referimos a Tercera Mitad como una fracción imposible. Cuando García Montero hablaba acerca de la necesidad de una nueva poesía, él explica:

“Como decía Machado, es imposible que exista una poesía nueva sin que exprese definitivamente una nueva moral, ya sin provisionalidad ninguna. Y no importa que los poemas sean de tema político, personal o erótico, si la política, la subjetividad o el erotismo se piensan de forma diferente. Porque el futuro no está en los trajes espaciales ni en los milagros mágicos de la ficción científica, sino en la fórmula que acabe con nuestras propias miserias. Este cansado mundo finisecular necesita otra sentimentalidad distinta con la que abordar la vida. Y en este sentido la ternura puede ser también una forma de rebeldía.”

 

Algo así es Tercera Mitad. La necesidad de decir es lo que la mueve; la necesidad de decir lo que sea, yendo más allá de la postmodernidad, Brandon se refiere a Tercera Mitad como “postultragaláctica”. Por eso creo que Tercera Mitad es el perfecto nombre para este… ¿colectivo?, ¿corriente?, ¿nueva escuela? Lo que sea. Entre los tradicionales y los modernos están los tercermitadeístas: todos aquellos jóvenes (de veras jóvenes) escritores y no escritores con ganas de nombrar el mundo, con ganas de inventarlo, de voltearlo quizá. Yo siento que Tercera Mitad, lejos de su enorme sentido lúdico, está mostrando algo, si bien no ignoto, muy mal visto: se puede escribir y divertirse sobremanera con el acto.

Bueno, con permiso (dice Ana), debería ir a estudiar, pero mejor me voy a hacerme bolita en un rincón reflexionando las ilustres citas de Brandon; mientras tanto, les dejamos el texto “Vivir con una gemela”, por Sayde Fourlong, alumna del 3°DM de la prepa, una chica con el cabello bien chido.





De vivir con una hermana 'gemela'

Por Sayde Fourlong 3DM/Preparatoria Zapata BUAP

 

Me gustaría dedicar este texto a Aranza

así como pedirle que deje de robarse mi comida.

 

Pongo el término gemela entre comillas ya que no es mi hermana gemela como tal; pero parte de la ignorancia humana es que así lo seamos.

Somos cuatas. No, no somos muy amigas y algún otro caso como ese. Nacimos en bolsas diferente y cada quien lo suyo. Siempre fue así. Vivir con una hermana que genéticamente se debe parecer a ti es bastante difícil cuando la realidad es que no nos parecemos en nada.

Desde pequeña agradecí la comprensión de mis padres por no tener que tener todo igual; pero vaya que se pasaron. Revisando en viejas fotografías −como de cuando teníamos 3 años−, estábamos en la playa, y yo tengo un bikini bastante normal y mi hermana tenia puesto un short: un short de hombre. Al cuestionar a mi madre al respecto, ella afirmo: ustedes los escogieron y yo solo quería que estuviera cómoda.

Desde entonces, mi hermana y yo hemos tomado caminos muy diferentes que nos llevan a decisiones diferentes y cosas así. Por mi parte yo estaba entusiasmada por quedarme siempre al lado de mi hermana mayor, pero... malditas políticas escolares en las que no podíamos estar en el mismo salón juntas. ¡Qué tristeza enorme me da eso!

La gente me hace burla cuando les platico de ella ya que, si la vieran por la calle, pensarían que es un ‘él’. Y no es broma −y no, no me molesta en lo absoluto, por algo le amo−. También ¿qué clase de hermana cuata es 15 cm más alta que la otra?, ¿o 20kg más pesada? En ocasiones llegué a sentirme como su sombra por la gran diferencia que se marcaba.

Pero esperen lectores, hay más: no solo vivimos en la misma casa sino que también en el mismo cuarto y, déjenme decirles: ¡es horrible! Hay ropa de hombre tirada por todas partes y tenis de mujer por el camino. Siento que si algún día tuviéramos que dividir el cuarto mitad y mitad serían polos completamente contrarios.

A pesar de todo este vaivén ella y yo somos como una sola. Nos complementamos bastante bien. Yo tengo la inteligencia, ella el sentido del humor; yo tengo la habilidad de socializar, ella es muy tímida; yo tengo la fuerza, ella el corazón de pollo. No hay nada que no podamos hacer juntas.






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