• Verónica Mastretta
  • 09 Octubre 2014
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"Equinoccio”, rara y fantástica palabra que significa "noche igual". Señala dos momentos en el recorrido anual de la tierra alrededor del sol, dos momentos en que el día y la noche duran exactamente lo mismo. El de primavera va en positivo, caminando hacia el día más largo del año; el de otoño, en negativo, nos lleva a la noche más larga y obscura. Justo en septiembre, para quien es observador de la luz, ésta  cambia misteriosamente de un día para otro, los soles se vuelven distintos, se tiñen de colores inimaginables y a veces se obscurecen hasta ser soles negros.

 El equinoccio de nuestro otoño mexicano ha llegado acompañado de eventos tormentosos y crueles, y también, de manera contrastante, con un tibio sol de esperanza que se multiplicó por miles. Los soles de otoño han sido sobrecogedores para bien y para mal.

 

SOL VERDE. Un joven músico que vive y toca en los hoteles de Los Cabos en Baja California cuenta en pocas palabras como se desató el caos y la anarquía después del paso del huracán. En unas pocas horas, una comunidad tranquila pasó bruscamente a la etapa de la sobrevivencia y la ley del más fuerte. Sin luz eléctrica todo se colapsó. No había bancos, ni cajeros, ni forma de comprar en las tiendas. Los vecinos se organizaron para defenderse de los asaltantes y violentos. Lo mejor y lo peor de cada ser humano surge en esos momentos. Hubo quienes acapararon el agua que sacaron de las tiendas y se negaban a compartirlas quizás con un niño. Pero hubo muchos que supieron pensar bien y compartir lo que tenía con otros. Las autoridades locales dijeron a la comunidad que podían defenderse contra los intrusos de la manera que les pareciera más conveniente. Personas que jamás hubieran pensado en matar a alguien fueron reconvenidas a hacerlo si esto era necesario. Fue en medio de ese caos cuando llegó el ejército mexicano con su mejor cara, la cara que le ha dado altos índices de aceptación entre la población: llegaron a poner orden, a evacuar a damnificados, a crear un puente aéreo para proveer agua y alimentos de manera eficaz. Un verde sol de esperanza sobre una comunidad devastada.

 

  SOL SANGRE. La nota  que daba parte del enfrentamiento entre el ejército y una célula delincuencial en Tlatlaya, Estado de México, no podía más que provocar serias dudas: un herido del lado del ejército y 22 muertos civiles. En septiembre toda duda quedó aclarada. Una vez rendidos, los 22 civiles fueron fusilados, incluída una menor de 15 años. Habrá  quien piense que eso se merecía. Esa polémica es tramposa. El que falle una  parte de una institución del tamaño de las responsabilidades que hoy tiene el ejército nos afecta a todos. Nos desanima a todos.  El "ánima", el soplo de la vida, es algo que no nos podemos dar el lujo de perder. Una acción que debilita a toda una institución da en la diana del corazón del país. El tardío reconocimiento de este acto brutal e ilegal quizás sirva para evitar actos así en el futuro. Nadie por encima de la ley, pero sobre todo, las instituciones. El que así haya sido  sume en el  descrédito a justos y a pecadores.

 

SOL NEGRO.  La semana trágica del equinoccio de otoño.  Lunes 22. Un diputado del PRI es secuestrado a plena luz del día en una concurrida avenida en el corazón de Jalisco. Él y su ayudante aparecerán muertos y calcinados unas horas después. Se ignora quién y porqué lo hizo. La trayectoria del diputado es limpia, un médico querido en su comunidad. Se presume que lo confundieron con otro diputado. Aun así, lo mataron.

Viernes 26.  Estudiantes de la escuela normalista de Ayotzinapa, Guerrero, llegan a Iguala a botear y luego, siguiendo la pésima pero permitida costumbre de secuestrar camiones para movilizarse, se dirigen a la central camionera y toman tres camiones; los estudiantes fueron detenidos a balazos por la policía local municipal apoyados por enmascarados del grupo "Guerreros Unidos", un cartel del narcotráfico que domina en la zona. En el enfrentamiento murieron 7 personas. Los policías balacearon también a un camión que iba pasando procedente de Chilpancingo y que transportaba a un equipo de futbol de chavitos de  14 y 15 años de regreso a su casa. Ya puestos a matar, los policías vieron  camión con jóvenes y los balacearon. Mataron al chofer, a un jovencito de 15 años y a una señora que iba en un taxi. La policía y sus enmascarados detuvieron a 43 estudiantes, algunos de los cuales fueron filmados cuando los subían a patrullas.

Nadie volvió a verlos. 30 policías de Iguala fueron detenidos el  domingo. Ayer, y luego de la intervención de la Secretaría de Gobernación Federal, fueron encontradas  fosas clandestinas cerca de Iguala con los restos de los jóvenes masacrados de manera brutal, según palabras del inútil gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, quien no pudo dar con el paradero de los jóvenes en una larguísima semana. Ángel Aguirre, ex-priísta, suplente hace 20 años de Rubén Figueroa cuando fue destituido por la matanza de Aguas Blancas y hoy gobernador por el PRD, impuso como presidente de Iguala a su amigo y compadre, hoy prófugo, y quien pretendía heredar el cargo de presidenta municipal a su esposa, ligada familiarmente al cártel mencionado. Durante la matanza el presidente estaba en un baile con bandas gruperas en honor a su esposa por haber "rendido" su informe  como presidenta del DIF municipal. La matanza: ¿Acción premeditada? ¿Locura? ¿El infierno? Sábado 27. El Secretario General del PAN en Guerrero es asesinado en un restaurante de La Quebrada, Acapulco, mientras desayunaba con su familia. Cuando vio a sus atacantes de lejos, trató de huir. ¿Los reconoció? Nada se sabe. Los soles negros no iluminan pero nos dejan ciegos.

 

LOS SOLES DORADOS. Se acerca otra vez el emblemático 2 de octubre. Han pasado 46 años desde la noche de Tlatelolco. Esa fecha se ha conmemorado  y usado de muchas maneras, unas para bien, otras de manera desafortunada, unas veces con ánimos pacíficos, otros de manera amarga y violenta. El ambiente en el país está caldeado por los inquietantes sucesos de septiembre.

Los estudiantes de la segunda universidad más importante del país, el Instituto Politécnico Nacional, han entrado en huelga en protesta por la modificación a sus planes de estudio; anuncian una marcha para el 30 de septiembre en la que presentarán un pliego petitorio  a Miguel Ángel Osorio Chong.  Parecería la crónica de un desastre anunciado, una marcha de alto riesgo que puede derivar en violencia. Nadie ignora que en el DF hay grupos políticos que sirven a diferentes amos, listos para entrarle al desmadre y a la violencia a la menor provocación. A eso súmele a los violentos y obscuros grupos "anarcos".

La ciudad acosada que es el DF esa noche no sueña, solo se desvela y teme; desde lejos la miramos  compasivamente, tan grande, tan sola. 

La luz de la mañana del 30 de septiembre  se anuncia tibia y tímida. A mediodía, setenta mil jóvenes y maestros, todos con sus credenciales al cuello, en perfecto orden,  bien organizados para no ser infiltrados, sin romper ni un vidrio, sin grafitear o hacer pintas en edificios y sin proferir insultos, llegaron a las puertas del palacio de Bucareli con su pliego en la mano. Fue tal el orden que el secretario Osorio Chong se arriesgó a salir a la calle a hablar con ellos. Se dice fácil, pero aquí hay méritos de parte de todos. Es bueno mirar y saber que ese día hubo miles de soles dorados que ayudaron a paliar el violento equinoccio de septiembre. Es bueno saber que aún hay un lugar para la esperanza.

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