• Carolina Depetris - Luis Fernando Reyes Varela /Revista Elementos BUAP
  • 10 Diciembre 2015
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Mundo Nuestro. Desatar el nudo entre ciencia y literatura nunca será fácil. Pero esos mundos extremos pueden tocarse: Las Cosmicómicas (1965) del italiano Italo Calvino y El pulgar del panda (1980) de Stephen Jay  Gould  lo constatan. Esa interrogante quiere resolverla la revista científica Elementos, que con su edición número 100 de este mes de diciembre cumple treinta años de búsqueda rigurosa de las encrucijadas en las que estos dos senderos entrañables de la vida humana se cruzan. Aquí, dos respuestas a la preocupación epistemológica de del esfuerzo científico y literario de la revista.

(La fotografía que ilustra la portadilla es del investigador Carlos Sevcik es Profesor Emérito en el Centro de Biofísica y Bioquímica del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, y forma parte del artículo Tanzania y del conjunto de fotografías de ese autor que ilustran de lado a lado la edición 100 de la revista Elementos.)

Ciencia y literatura: una dialéctica comparada (Elementos No. 84)

Por Luis Fernando Reyes Varela

 

Un acercamiento dialéctico en el que vamos a observar tres variantes en la relación ciencia-literatura: a) literatura científica, b) ciencia literaria, c) ciencia ficción.  Todas estas relaciones nos van a servir para tratar de desatar el nudo entre ciencia y literatura, pero antes de eso bien vale la pena reflexionar sobre los enfoques sociales que se dieron a lo largo del siglo XX entre ambas disciplinas, sobre todo por parte de aquellos que encuentran el modelo tradicional de la ciencia no solo insuficiente, sino, sobre todo, inadecuado para simbolizar o modelar realidades que nos han salido al paso, ya sea en el mundo de las llamadas ciencias exactas, en el de las ciencias de la vida o en las ciencias humanas.

La tecnología y la ciencia, que antes parecían ser la respuesta a todos los problemas de la humanidad, adquieren con el paso del tiempo una connotación mucho más negativa. En vez de liberar a la humanidad la esclavizan. E. Cassirer  

 Son por consecuencia las controversias científicas, el carácter de las observaciones empíricas y la descripción que los propios científicos hacen para producir y justificar los postulados sobre el conocimiento, lo que nos acerca cada vez más al uso del texto y del habla científica.

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La literatura en la ciencia: un oscilante equilibrio (Elementos No. 100)

Por Carolina Depetris 

 

En este momento de la modernidad que señalo, la literatura es concebida como un recurso útil para restar aridez a estos voluminosos y pesados discursos que conlleva el conocimiento. Aquellos que usaron esta herramienta que embellece, aligera, ameniza la palabra, contaron con una recepción más amplia por no demandar un ejercicio de estoica lectura. Sabemos que, en esta empresa cognitiva totalizadora, la Ilustración no solo procuró definir y aplicar el uso adecuado de la razón en los procesos de conocer: razonar adecuadamente (y con esto, conocer más y mejor) tenía como objetivo ulterior conducir a la humanidad a escalas de mayor progreso. Conllevaba, en consecuencia, una función pedagógica, función que retoma la máxima horaciana de prodesse et delectare, “enseñar deleitando”. Esta función recae, como ya recaía en Horacio, mayormente en la literatura.

 

 

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