Ayer a media noche perdí el sueño; recostada en el hombro de la luna me dio por divagar. Sepa dios porqué, recordé una foto de Ángela Merkel, la jefa del gobierno Alemán y líder de facto de la Unión Europea, una de las mujeres más poderosas del mundo. En la foto que subieron a internet hace como dos años, se ve a Ángela regresando sola a su coche después de haber comprado una baguette y una botella de vino en una pequeña tienda de autoservicio. Seguramente alguien cuidaría de ella a distancia, pero se bajó a hacer su compra sola.
¿Se puede alguno de ustedes imaginar ya no al presidente, a algún gobernador de nuestro país bajándose a comprar el pan él solo? Ese sí que sería un milagro. Sin sus protocolos, comitiva y seguridad, nada más no se mueven. Les da vértigo existencial.
Este año en Puebla habrá cambio de gobernador y tendremos una elección para lo que se llama la “mini gubernatura”, ya que solo durará un año y ocho meses. De todos modos habrá que pasar por todo el trámite y el gastadero de una elección, con sus previas campañas cargadas de regalos de piñata, aunque solo habrá un cargo que votar, una única cruz que trazar en la boleta: gobernadora o gobernador. Para tan poco tiempo da flojera, pero creo en cumplir con nuestra primera obligación cívica que es votar. Como ciudadanos nuestros derechos políticos casi se reducen a eso y es algo que parece trivial porque olvidamos lo mucho que lucharon otros, y sobre todo otras, para obtener el derecho a votar. Nos faltan aún muchos derechos políticos, pero cómo aspirar a más si ni siquiera cumplimos con votar.
Imagino si sería posible que entre los candidatos visibles pudiera surgir un gobernante razonablemente eficaz, capaz de trazar una ruta útil para los próximos años , honrado, austero, respetuoso de la ley y de sus gobernados; un gobernante que anhelara encontrar ciudadanos dignos, no súbditos rastreros como caracoles o serpientes, ambas especies con cualidades admirables en la naturaleza pero cuyas características aplicadas en la personalidad humana nombra a los rastreros o babosos ante el poder.
Me gustaría que la persona que ganara para un periodo de tan corto tiempo, tuviera el sentido común y la honradez de no gastar en el culto a la personalidad; que decidiera tomar protesta en el pequeño recinto del Congreso, en una sencilla ceremonia. No en ningún auditorio repleto de invitados especiales, o bajo una carpa de lujo con gafetes de la A a la Z, donde las personas son tratadas como de primera, segunda y hasta donde quepa en el abanico del caprichoso catálogo de personas, que aunque son iguales ante la ley, no suelen serlo para los gobernantes. Una austera ceremonia ante los diputados y el representante del poder judicial, en que no aparezcan sus cónyuges o familiares como parte de una familia real, tratados o tratadas como si hubieran hecho algo excepcional por solo ser parientes de la persona que gobierne. Ellos no han sido electos para desempeñar ninguna función ni hay tiempo de que estorben en 1 año 8 meses.
La otra cosa que imagino es que el nuevo gobernante se moviera en coche o a pie lo más posible. Puebla vista desde las alturas jamás será vista como los ciudadanos necesitamos que se vea. Desde el aire no se ven los baches, ni la basura, ni el peligro de su transporte; los ríos y el lago de Valsequillo se ven hermosos, no se notan la mugre, ni los moscos, ni las cascadas de agua tóxica maloliente y sin tratar. De la vista nace el amor. ¿Usted cree poder enamorarse de una persona desde un jet? ¿De conocerla? ¿De tratarla? ¿De solucionar sus problemas más elementales? Que se bajen pues y que vean lo que es amar a Dios en nuestras calles y carreteras, en las colonias y en las brechas. Me gustaría un gobernante que haga su súper o que vaya al mercado como Angela Merkel, o al que te puedas encontrar cruzando una calle peligrosa. Si Ángela encuentra el tiempo , ¿Porqué un gobernador de un estado como Puebla no podría hacerlo?
¿Qué más puede ofrecer y lograr un gobernante en un año ocho meses? Quizás sencillez, quizás el quitarle tanto boato y estridencia a la manera de ejercer el poder. Quizás una agenda política y un proyecto de estado más integrador y menos desarticulador. Quizás podría generar un ordenamiento de todo el territorio, en cada municipio, un ordenamiento que recupere la armonía y no el caos y la especulación con la tierra. No tendrá tiempo de construir mucho quien venga, pero sí lo tiene para dejar trazada una ruta dura con respecto al cuidado del ambiente y de construir un presupuesto bien trabajado con el congreso que fortalezca de verdad al poder judicial, que hoy languidece por falta de recursos y personal bien tratado y bien pagado. La otra cosa que podría hacer quien tan brevemente pase por el encargo, es transparentar al cien por ciento el gasto público del estado; construir además una relación de respeto, responsabilidad y diálogo con los diputados, no de control, complicidad o engarrotamiento. Un gobernante que permitiera, fomentara, cabildeara en serio, para que los otros dos poderes actúen como contrapeso. Que dejara ese buen ejemplo, el de un gobernante no invasor sino apoyador de los contrapesos de poderes. Un gobernante que trate igual y directamente con los presidentes municipales sin importar a qué partido pertenezcan. Sería fantástico un gobernante que en ese poco tiempo construyera un buen modelo a seguir en la forma de gobernar, apoyado en los conocimientos y la experiencia de otros, en el conocimiento que ya existe, haciendo gala de una capacidad de síntesis y sabiduría para marcar el rumbo. Sería bueno que, como la estela que dejan los cometas, que brilla mucho tiempo después de que han pasado, que un gobernante sabio y humilde aceptara que solo tendrá tiempo para marcar el rumbo correcto de su barco, aunque sepa que no será el capitán por mucho tiempo.
Qué padre sería ver en quien gobierne mares de sencillez, sensatez, humildad, discreción y sabiduría. Dice una persona a la que conozco que la humildad es patrimonio de los pendejos y que el que no abusa del poder se debilita. No es un político. Es un mexicano común. ¿Quién copió a quién? ¿No es posible la sencillez y la austeridad en un gobernante porque muchos mexicanos piensan que es equiparable a la estupidez? Sencillez, austeridad, paciencia… El hombro de la luna se ha cansado, me ha mandado a la cama dejándome en la mano una pastilla para no soñar.