• Verónica Mastretta
  • 13 Marzo 2014
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Foto de Diario Cambio

Ninguna medida más atinada con respecto al transporte público de nuestra ciudad que la implementación, poco a poco, de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA). El transporte en Puebla ha sido por más de cinco décadas, coto de poder de grupos políticos y financieros a los que no les importó brindar a la ciudadanía un sistema de transporte publico amable, puntual, cómodo y seguro, y por lo tanto, viable para que los usuarios de autos migren con facilidad hacia su uso. RUTA se va armando poco a poco; ninguna acción que involucre a miles de personas se para en sus dos pies de la noche a la mañana. Pasa por la incomodidad por las obras en vialidades, por durísimas negociaciones con los monopolios de los transportistas, por conseguir financiamientos que lo hagan rentable, mejores condiciones de trabajo para los choferes y otras muchas aristas complejísimas de limar.

Hasta ahí todo lo podemos comprender.

¿Pero por qué los constructores de RUTA, "Consuleza" o Cemex, para ser exactos, desprecian a los árboles que sobrevivían exitosamente en las vialidades por donde pasarán las líneas nuevas? Entiendo que cada cuatrocientos metros (cuatro calles) debe de abrirse un espacio en el camellón ya arbolado para instalar las estaciones, y que ahí hay que sacrificar a los árboles. Pero ¿Porque tirar los árboles que están entre estación y estación? Los truenos derribados en estos días son árboles perfectamente acordes para vivir en vialidades de uso extremo. Son de hoja perenne, no tiene raíces agresivas, no crecen demasiado alto, no se derrumban con el aire, sus ramas no se desgajan ni representan un riesgo para la ciudadanía aunque ya hayan alcanzado su madurez, resisten las secas, y sobre todo...llevaban ahí veinte años sin afectar en nada el pavimento de la once sur. También han sido derribados los ficus. Aunque no es un árbol tan adecuado para camellones, estos en particular ya estaban adaptados y sus raíces corrían  muy por abajo del pavimento. Derribar esos árboles ya logrados debería de ser una decisión perfectamente justificada.  De la noche a la mañana, y contraviniendo los procedimientos para poda, derribo y siembra que dejamos aprobados en sesión de cabildo de diciembre pasado, el 29 de enero de este año, el ayuntamiento  expidió un permiso la empresa que construye el carril confinado para derribar setecientos arboles de la once sur. ¿Cuántos y por qué? No lo dicen los papeles que he visto. Entiendo que  se deben derribar los árboles de las estaciones, pero no entiendo porqué para el constructor es mas fácil sacar el hacha y chutarse los más árboles posibles. Me queda claro que no hubo una señalización clara ni un recorrido profesional entre empresa y autoridades involucradas para marcar puntualmente con cinta roja, como lo indica el procedimiento, los árboles que no queda de otra más que tirar. Nadie lo hace. Al final el ejecutivo Marqués de CEMEX- Consuleza da la orden de derribo a su gato con botas y éste a su vez da otra orden que va bajando de la cabeza (que no es tal) a los pies, hasta llegar a un trabajador con machete o cerillo, el cual con toda enjundia arremeterá indiscriminadamente contra lo que  vea verde. Ahora habrá que restituir algo que no debió tirarse con truenos u otras especies de acuerdo al procedimiento vigente.

¿No es este el mundo al revés? ¡Los truenos ya estaban! Primero autoriza, luego  tiran, luego piden perdón, y luego ordenan "remediar" con la misma especie que tiraron nada más que recién nacida y con dudosas probabilidades de sobrevivir. Reponer un árbol sano de veinte años no cuesta veinte pesos; un árbol que ya sobrevivió en una ciudad tan agresiva como lo es la nuestra, no tiene precio. A ver, repóngalos igual. El permiso municipal de enero pasado, emitido sin tomar en cuenta lo aprobado en COREMUN, traía incluida como medida de remediación la donación de seis mil cipreses italianos. Hay  especies nativas más adecuadas y más hermosas. Hasta que la ciudad no parezca totalmente panteón no estaremos contentos. Antes que remediar hay que prevenir. Si hay que remediar, enfoquemos el remedio a crear más masa arbórea en todo espacio público apto para esto. Ahí está el periférico "ecológico", que no es tal, esperando a ser bien forestado y conservado. Pero antes conservemos vivos los árboles que ya están ahí y evitemos derribos innecesarios. En síntesis: RUTA si, ARBOLES  también. No se contrapone una cosa con la otra.



Foto de Periódico Digital

Foto de Diario Cambio


Foto de La Jornada de Oriente  


En el Panteón Francés. Foto de Guillermo Reynoso.


En el Panteón Francés. Foto de Guillermo Reynoso.



 

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