• Ruby Soriano
  • 25 Abril 2013
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Por: Ruby Soriano

El lunes pasado se produjo un intento de desalojo violento en una maquiladora de la industria de la confección en Altepexi. Los golpeadores fueron repelidos por los trabajadores, despedidos apenas el sábado anterior sin ningún respeto por sus derechos laborales, según narra Martín Barrios en esta misma edición de Mundo Nuestro.

Ruby Soriano, reportera poblana con una amplia experiencia en conflictos obrero-patronales, nos recuerda en este breve texto la fragilidad de la memoria. Los hechos de enero del 2002 en la maquiladora coreana Kukdong, la equivocada respuesta de las autoridades y la solidaridad internacional a favor de las costureras, nos dan idea de que las cosas cambian, pero muchas veces para mal, si se mira lo ocurrido en Altepexi. 

Memoria perdida y explotación laboral

Una memoria breve frente a lo ocurrido en Altepexi esta semana: Kukdong, enero del 2002.

El conflicto inició con un paro laboral de los trabajadores de la maquiladora –en su mayoría- mujeres, quienes protestaban por el mal estado de la comida que les servían en el comedor de la empresa.

Esto desencadenó otro tipo de denuncias como el maltrato verbal que recibían de los supervisores coreanos, quienes les prohibían levantarse al baño.

Esta maquiladora trabajaba para dos firmas estadounidenses (Nike y Reebok), trasnacionales que manejaban códigos de conducta obligatorios para sus proveedores. Los coreanos no los respetaban, y ello se demostró cuando se comprobó la contratación de menores de edad de la región de Atlixco y sus alrededores.



Foto tomada de http://www.knowmore.org

Después de cuatro días de paro laboral, y ante la ineficiencia de su sindicato para resolver el problema ( FROC CROC), las trabajadoras decidieron ampliar el plantón al interior de la empresa, por lo que una noche de jueves, la policía estatal irrumpió pasada la media noche para desalojar con violencia a las obreras.

Con toletes de por medio y algunos perros, los policías arrastraron a varias trabajadores, otras más huían tocando con desesperación las puertas de casas cercanas para pedir auxilio y que las dejaran esconderse.

Hay que recordar que Revista 105, el programa noticioso para el que reporteaba, fue el único medio radiofónico que presenció el operativo…

Al filo de la madrugada, recorrimos hospitales para constatar que varias de las trabajadoras reportaban traumatismo craneoencefálico resultado de los golpes.

Horas antes de amanecer, los directivos de Kukdong me llamaron a negociar con ellos y con el entonces abogado de la empresa, Fernando Treviño (hoy Presidente del CCE); me dijeron “que pidiera” a cambio de no sacar las grabaciones de lo que esa noche ocurrió.

Muy temprano el entonces Secretario de Gobernación Carlos Alberto Julián y Nácer desmentía en un carrusel de medios que se recurriera a la violencia para desalojar a las trabajadoras y terminar con el paro laboral.

Josefina Hernández fue la trabajadora que encabezó a sus compañeras, después del desalojo muchos trabajadores fueron despedidos incluida ella.

Sin embargo, los trabajadores recurrieron al CAT (Centro de Apoyo al Trabajador) encabezado por Blanca Velázquez, quien había estado en el movimiento de Siemens.

A través de cartas y difusión vía mail, consiguieron el respaldo de ONG´S norteamericanas quienes llegaron a Puebla para respaldar a las obreras y presionar a los consorcios de ropa a aplicar sus códigos de conducta.

El caso Kukdong originó una llamada de atención de parte de la OIT para el entonces gobierno poblano encabezado por Melquiades Morales.

Tiempo después las trabajadoras consiguieron la toma de nota como sindicato independiente.

Al paso del tiempo (como 4 años) las trabajadoras volvieron a destituir a su sindicato encabezado por Josefina Hernández…

La historia se repitió con otros protagonistas.

Igual que ahora en Altepexi, pero esta vez no habrá ONG norteamericanas que se solidaricen con las costureras de Tehuacan.

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