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Diego Chaires Reyes, quien ayer miércoles hubiera cumplido 24 años, murió asesinado en una avenida de la ciudad de Puebla el martes 21 de mayo. Los asaltantes lo siguieron desde la oficina bancaria en la que había cobrado un cheque por 33 mil pesos. La tragedia que vive México se confirmó una vez más en la sangre fría con la que los asaltantes le arrebataron la vida, a plena luz del día, en medio del tráfico intenso de la esquina del Boulevard Atlixco y la 31 Poniente. Diego vino a Puebla como asistente de la producción de la película Arráncame la vida, en el 2009, dirigida por Roberto Sneider y basada en la novela de la escritora poblana Ángeles Mastretta. Aquí estudió la carrera teatral e la Universidad de las Américas, la que tenía prácticamente terminada. En las semanas recientes trabajó para la empresa de producción cinematográfica Cuévano, también como asistente de producción de la ópera prima de Catalina Aguilar, película que esta semana cumple su quinta y última semana de realización en Puebla. En estas cinco semanas conocimos muy de cerca a Diego. En su sonrisa y calidez encontramos la fortaleza y madurez de un joven mexicano cargado de sueños. Por él comprendimos el profesionalismo de los trabajadores de la industria cinematográfica de México. Ana Mastretta, una joven de 14 años que en estas semanas contempló el ir y venir de Diego en sus tareas como asistente de la producción de la película, ha escrito sus emociones ante su muerte. Es su memoria de Diego. Video en memoria de Diego Chaires |
Qué triste es que cuando muere una persona nos imaginamos los bellos momentos que pasamos a su lado.
Las noticias nos informan sobre los hechos que han ocurrido. Muchas veces sobre la violencia y sus víctimas. ¿Cuántos muertos esta vez? ¿También eran inocentes? Y las causas: ¿Quién disparó? ¿Bandoleros? ¿La falla está en el mal sistema económico? Y el lugar: ¿No el peligro era en la noche? ¿También en frente de comisarías de seguridad y justicia?
Ninguna nota mencionaba la maravillosa persona que fue Diego. Me gustaría usar el verbo es. ¿Ironía? ¿Por qué se usan los verbos en pasado cuando alguien fallece? Se ha ido, pero no deja de ser él mismo.
Lo conocí poco, apenas una lágrima de sirena en comparación de todo el océano de recuerdos que guardarán las personas que tanto lo aman. Era imposible no encariñarse. Tenía una sonrisa preciosa, un andar decidido y una mirada soñadora. Quería ser actor, pero mientras, trabajaba en producción; era el encargado de los extras. Debido a que enfrente de mi casa están grabando la película en que trabajaba, continuamente entraba para pedir permiso de hacer tomas desde el balcón, o para avisar que alguno de los actores llegaría a casa para descansar un rato en un cuarto, o para cualquier detalle que no se pude dejar pasar en esto de ser vecino de una producción cinematográfica.
Era riquísimo platicar con él cómo si nos conociéramos de toda la vida. Ahora lo miro en la foto con su perrita. ¿Ahora quién le buscará hogar a esa cachorrita Golden? Siempre respondía con gentileza, no importaba la prisa. Caminaba de un lado a otro, en especial el día en que grabarían la escena en la que eran necesarias muchas personas y en la que estuve. Siempre estuvo dispuesto a contestar mis preguntas sobre mí pequeña participación.
Eso fue el jueves de la semana pasada.
Después de recibir mi pago cansada regresé a mi casa. Él seguía trabajando y administrando el dinero para las otras personas que fueron extras junto con su compañera Verónica; no los quise molestar.
Fue la última vez que lo vi.
Después ya no vino a mi casa, ni lo vi en el set, asumí que estaba muy ocupado. Mi semana trascurrió divertida y normal, sin ningún cambió hasta ayer martes 21 de mayo. Otro chico de producción, a quien ya había visto antes y que incluso me pareció guapo, llegó a decirnos que necesitaban otra vez nuestra participación como extras. Me extrañé de no ver a Diego, aunque no me preocupé, supuse que estaba atendiendo otro asunto.
Fue al día siguiente cuando después de buscar mi vestuario temprano por la mañana, me reuní con mi familia, todos ya con su vestuario y arreglados. Raro que mi mamá no riera, todos estaban muy angustiados. Soy una persona muy sensible, sabía que no tenía que preguntar, prefiero alejarme de las cosas feas.
Imprudente adolescente.
Diego fue asesinado en la mañana del día anterior.
Me quedé en blanco, no pensé nada, fui el espectador de cómo un sentimiento ya viejo y empolvado, destrozando las barreras de mi mente, me atravesó entera. Recordaba el dolor de haber perdido a mi abuelita, pero no aquél que te hunde cuando recibes el impacto. Cupido no es el único que lanza flechas.
Poco a poco lloré en silencio. Me fui a mi mundo, la tristeza me abatió. Los adultos comentaban lo mal que están las cosas, que ahora el sol es testigo de la sangre derramada, que Diego no lo merecía. Ahogándome en mis propios pensamientos me negaba a creer que todo estuviera podrido.
No es así. Las flores aún florecen y los cineastas continúan filmando.
¡Silencio es toma!
Esa frase me salvó de la laguna en la que casi me ahogo…
Antes creía que los cineastas estaban locos, tenía razón. Pero ahora sé que además tienen un corazón de acero. Valientes.
Con las lágrimas ocultas entre toma y toma no olvidaron el anhelo. El anhelo de cumplir los sueños, de crear algo maravilloso, de ser ellos mismos, de hacer cine.
Decido… ¿Qué decido? De Diego internet sólo muestra resultados de su muerte, del cadáver, de la violencia, el asalto, el choque provocado, el tiempo que tardó en morir, la suma de dinero… Decido mostrar sonrisas.
A los soñadores se les recuerda soñando. Tanto nosotros como ellos. Recordemos a aquellas flores marchitas por su brillo, por sus capullos, por su sonrisa. Sí, parte de la sociedad se está derrumbando, ¿pero acaso podemos juzgar a todos por unos cuantos? Diego murió de una manera cruel e injusta, pero afuera de mi casa hay una bola de chingones que me han demostrado que caminar y levantar la mirada es muy difícil, pero así se cumplen los sueños.
Y los sueños son la mejor manera de recordar a Diego.