• Verónica Mastretta
  • 14 Marzo 2016
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El viernes 11 de marzo, el equipo de seguridad de Donald Trump decidió cancelar el evento en que el charlatán, intolerante y lépero candidato de moda se presentaría en la Universidad de Illinois, en el recinto Pavillion, con cupo para diez mil personas. Y digo lépero porque en uno de los últimos debates con sus contrincantes internos, Trump incluso llegó a hacer mención del gran tamaño de su sexo, como si ese fuera un atributo importante a la hora de gobernar. No por nada cada vez son más evidentes las fracturas al interior del partido republicano, preocupados por el mal bicho que dejaron crecer.

 

 Volviendo a Chicago,  es bueno recordar que es una de las ciudades americanas con más población de inmigrantes, además de ser una comunidad que se caracteriza por tener muchos grupos étnicos latinos, blancos, negros,  bien organizados de diferentes maneras para defender la pluralidad y la tolerancia. Sin los votos de personas con ese perfil, es difícil que un candidato gane la presidencia de Estados Unidos.

 

El evento de Chicago pudo haberse cancelado por muchas razones, pero entre otras estuvo el inquietante ambiente que se empezó a formar alrededor del Pavillion antes del mitin. Hay quienes creen que muchos de los descontentos provienen de las mismas filas republicanas, preocupados por el clima hostil que Trump está generando con su intolerante discurso, el cual  está dañando gravemente al partido por el que busca contender. Como el primitivo irredento que es, Trump no analizó mucho las causas de la suspensión del evento, simplemente hizo lo esperado, culpar al contrario, y nombró como responsables  a "los simpatizantes de nuestro amigo comunista", refiriéndose a Bernie Sanders, que ese fin de semana también visitaría Chicago.  Como remate a la suspensión del evento, Trump dijo que  los manifestantes a los que no les parezca su persona, "que se vayan a su casa con mami, porque no son capaces de conseguirse ni un empleo ni aportan nada a la economía."

 

En otros países, jefes de gobierno tan conservadores como el Primer Ministro Inglés , o nuestros muy prudentes gobernantes mexicanos, ya empiezan a hacer abiertas críticas acerca del peligroso discurso de odio y  locuras que Trump va rebuznando a diestra y siniestra. Son muchas las voces de líderes mundiales que abiertamente ya cuestionan el discurso de Trump.

 De lo que he visto, me gustó mucho un corto y sereno discurso de Barack Obama. Del contenido y el tono de su voz  emana una profunda creencia y confianza en que el pueblo americano en su conjunto tendrá la inteligencia de no engatusarse con los planteamientos de Trump.

 

Dice Obama:

"Sigo creyendo que Donald Trump no será presidente. La razón por la que creo esto es que tengo fe en la sensatez del  pueblo americano y en que sabrán diferenciar a la hora de la verdad. Confío en que saben  y reconocen que ser presidente es un trabajo serio,  no  un show de invitados a un programa de entrevistas ligeras, no es la diversión de un reality show, no es mercadotecnia, es algo duro y muy difícil y la gente lo sabe; mucha gente cuenta con el presidente para hacerlo bien; no es cuestión de hacer o decir lo que te hace parecer simpático, audaz y popular en las cabeceras de los periódicos o en los noticieros; tengo confianza en que la gente sabe que muchas veces tienes que hacer cosas que no son populares , pero si las correctas. Significa defender a personas que son vulnerables y que no tienen a quien los represente porque no tienen poder político alguno. Ser presidente significa tomar muchas decisiones impopulares, que a muchos no les gustarán, pero que son las que darán mejores resultados para la mayoría.

Ser presidente requiere estar preparado para trabajar con líderes de todo el mundo, de modo que  se refleje la importancia y seriedad del cargo; requiere que conozcas a esos líderes y  sus distintas realidades, los hechos que los preocupan, sus historias; esperan que conozcas sus nombres como ellos conocen el tuyo y que sepas dónde están sus países en el mapa . No esperan que te regodees y centres en tu propio país, ellos tienen sus propios problemas, igual que nosotros,  y como líderes debemos tener el nivel de conocimientos que se requiere para resolver problemas juntos.

Al principio la gente participa y sigue a las elecciones primarias, y trata las noticias sobre ellas como si fueran entretenimiento superficial; pero conforme va avanzando  la carrera, la realidad debe imponerse en las personas; y es en esas personas en las que también tengo fe, porque alguno de ellos estará donde yo estoy ahora, en una posición en la que tendrás los códigos de las armas nucleares, una posición en que tu decisión puede mandar a la guerra a muchachos de solo 20 años. Una posición que requiere  tomar las medidas adecuadas para que el sistema financiero no se colapse.  Una posición en que debes saber que a veces no solo somos responsables de nuestro país sino de otros países en problemas serios, que están a punto de desmoronarse y nos miran para que hagamos algo. Creo que el pueblo  americano es inteligente, y que por eso, tomarán una decisión inteligente al final."

 

En las filas republicanas empiezan a aparecer algunas señales de la sensatez a la que Obama hace mención. Trump no tiene ninguna de las habilidades que se requieren para gobernar atinadamente un país tan complejo y con tanto peso en la política mundial.  Ojalá que la percepción de Obama  sea la correcta y que la sensatez e inteligencia que él percibe en su pueblo, al final prevalezcan.

(Foto de portadilla tomada de La Vanguardia.com)

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