La urgente intervención en el CENHCH
Como Presidenta de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente recibí hace un mes una solicitud para revisar un estudio hecho sobre una hectárea y media del CENHCH en la que en un tiempo estuvo un vivero y en la actualidad un área de talleres y una plazoleta encementada.
El estudio es sobre la flora que hay en el lugar y la intervención que habría que hacer sobre los árboles de la zona en caso de que ahí se colocara la Rueda de Observación que el Gobierno del Estado quiere instalar en un punto cercano al centro histórico, de manera que se pueda observar el mismo desde un lugar que visualmente sea muy atractivo.
Mi interés primordial en este caso es conocer qué árboles existen ahí, de qué especies, edades y tamaños y en qué forma los afectaría el proyecto. Antes de ver el estudio, fui al centro escolar y recorrí la zona de intervención. La encontré descuidada, con salones de talleres, unos en uso y otros abandonados, pero afectados por la cercanía de árboles grandes, ya pegados a ellos. Los árboles más grandes y los talleres pasan todos de la cincuentena. Cuando sembramos un árbol a veces nos pasa lo que con los perritos. Los compramos de un mes y pensamos que no crecerán. Y así es como alguien termina teniendo un gran danés adentro de un departamento. En el caso de los árboles del CENHCH, muchos ya estaban ahí cuando se construyó la escuela, y ahora ya lo sé porque ya conozco su edad y ya vi su enorme estatura. Otros han sido sembrados posteriormente , dándoles trato de arbustos, cuando en realidad hay árboles que, como los ficus, son aguerridos y crecerán y competirán con los que ya están ahí, nativos de la zona, y ya inmensos y enormes: y me refiero especialmente a los fresnos, a los sauces, ahuehuetes , sicomoros y jacarandas. Son árboles de larguísima vida, de enorme tamaño, y debajo de los cuales no debieron sembrarse alamillos italianos, ficus, cedritos, y otras puntadas de moda en la siembra de árboles. En muchos de los árboles hay clavadas barretas para luego colgar de ellas un bote de basura. En otros hay alambres de púas que los están materialmente estrangulando. El mantenimiento que se da a la zona no es el correcto y se ve que es a machatezo limpio. Con o sin rueda de la fortuna, todo ese espacio necesita de una intervención seria y requiere de un plan de manejo que se aplique de manera permanente.
En la convivencia entre los árboles y la ciudad el árbol siempre sale perdiendo. En la convivencia entre árboles y escuelas el cuidado y el plan de manejo deben de ser rigurosos. El centro Escolar mide cerca de doce hectáreas y hay enormes laureles, fresnos, ahuehuetes y jacarandas bellísimos, y muchos están muy cerca de las aulas en donde actualmente están el kínder, la secundaria, la prepa. Se puede lograr la coexistencia entre árboles y escuela, pero repito, con un cuidado puntual, con una evaluación permanente del crecimiento de los árboles y las afectaciones que dicho crecimiento pueden provocar en las construcciones. Una cosa más que me llamó la atención es el uso de los árboles vivos como si fueran postes de luz. Se clavan en ellos arbotantes de lámparas, se enredan cables de luz en nudos tan complicados que nos indican que llevan así años. Me pregunto si protección civil ha visitado recientemente al centro escolar.
Tengo en mi mano tres estudios distintos sobre la zona en la que se podría colocar la rueda. Hay coincidencias y también diferencias. Las diferencias son menores. La coincidencia mayor es que hay que sacar cerca de setenta árboles que nada tienen que ver con los dos mil metros que ocuparía la rueda, sino que ahora están en lo que seguiría el área ajardinada. Arboles amontonados, plagados, secos. Son setenta. Para colocar la rueda se pueden mover las palmeras, que sí son susceptibles de trasplante y se deben de respetar a raja tabla el sicomoro y el fresno. De todo hay un archivo fotográfico.
Mi conclusión es que con rueda o sin ella al CENHCH le urge una intervención de inventario y plan de manejo de todo el centro escolar. Urge revisar toda la convivencia entre escuela, autoridades y alumnos. Las autoridades y padres de familia de los últimos años, creo que muchos, no han puesto atención de manera formal y técnica a los gigantes que habitan ahí adentro.