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Por: Mariana Rita Ramírez

*La no discriminación es el derecho llave que abre la puerta a la educación, la salud, el trabajo…

 

Francisco es un hombre que siempre sonríe, hace bromas ingeniosas, es bondadoso, y sin embargo, siempre ha recibido frases crueles y descalificativas, y él sigue alegre ante la vida. Tiene polio desde antes de cumplir los dos años de edad. Su familia lo escondió por 19 años en su casa, se avergonzaban de su hermano con discapacidad. Toda su vida ha luchado contra la discriminación. Pasar con él una mañana es una experiencia grata e intensa. Su vida es un testimonio de valor y sobrevivencia. Nos enseña tanto sobre la realidad de los derechos humanos no respetados en México.

Pero Francisco no deja de sonreir.

 

Un derecho no aplicado en Francisco

 

Francisco nació en San Andrés Cholula el 24 de enero de 1975, hijo menor de una familia de floricultores.

Nos recibe en su casa, amplia en donde antaño vivían sus hermanos mayores y sus padres.

Es amable y siempre tiene la sonrisa en su cara.

Cuando le preguntamos sobre su infancia la respuesta se remite a la escuela.

--Francamente nunca fui a la escuela,  no me mandaron mis papás, porque apenas empezaba esto --Francisco señala sus piernas y rápido voltea a otro lado. La polio había dejado secuelas en los músculos.

Sus piernas y sus pies  no se desarrollaron igual que su dorso, son pequeñas y delgadas. Solo la izquierda tiene un poco de movilidad de la rodilla para arriba. Para que no arrastre sus pies al piso constantemente tiene que subirlos sobre sus rodillas y no usa zapatos.

Su dorso es fuerte y sus brazos son atléticos, ya que son el eje de su movimiento.

Es inquieto, siempre se mueve, sube sus pies, luego los baja, se acomoda los calcetines, cuando tiene que subir a su triciclo se empuja con sus manos y de un solo movimiento se sienta o baja. Mientras limpia una camioneta nos platica de sus primeras experiencias con las secuelas de la poliomlitis.

--Cuando yo nací no  se sabía nada de discapacitación y todo eso --dice con voz muy baja--. Mis padres me decían: "No vas a ir a la escuela, te vayan a hacer maldades, te vayan a tirar." Todo eso me metieron en la cabeza, de niño sí lo crees, últimamente ya no. Si uno no sale adelante es porque no quiere. Mis hermanos no me dejaban salir a la calle. “No salgas a dar lástima” me decían.

Francisco pertenece al grupo de personas con discapacidad que son escondidos por sus familiares: se avergüenzan de ellos, y prefieren dejarlos muchos años en casa.

Cholula es un lugar en donde las personas con discapacidad no se ven en la calle, al principio pareciera que no existen en ese lugar; pero poco a poco van apareciendo en las casas, algunos de ellos sí reciben atención especializada pero otros permanecen por muchos años escondidos; y si estas personas  no necesitan atención médica el Estado a través de las instituciones de salud o de Asistencia no se preocupan por investigar.

Francisco limpia las llantas y las deja limpias sin rastro de lodo. Se mueve con agilidad entre las llantas y la carrocería.

El aislamiento de Francisco duró 19 años, transcurrieron desde niño sentado en su triciclo en el portón de su casa por donde veía pasar a la gente y la vida de sus hermanos. La gente que pasaba se acostumbró a verlo en la puerta.

Su casa grande y llena de gente, sus siete hermanos, floricultores todos. Se levantaban temprano para ir al campo a sembrar, trabajar o cosechar las flores. Cargaban las camionetas para ir al Distrito Federal a venderlas, el patio es grande y en el siempre había coches estacionados.

Fue en ese patio de su casa donde Francisco comenzó a perder el miedo a la vida, se subía a los carros o camionetas y aprendió a manejar los automáticos y estándares. Una palanca de madera suplía el movimiento de sus piernas.

Francisco los miraba desde su triciclo. Luego sus hermanos se fueron casando y dejaron de fijarse en lo que hacía Francisco, dejaron que poco a poco saliera a una cuadra a dos al centro del lugar y un día a la capital del país.

 

Sus viajes  a la vida exterior

 El triciclo que usa aún es el recuerdo de aquél que con el que creció. Es pequeño para que un niño de tres años pueda montar, tiene dos ruedas que casi no tienen llantas. Una cajuela en dónde pone su material de limpieza para los autos. Ya no tiene el pedal izquierdo, y el derecho apenas se dibuja. El asiento está sobre un fierro tubular que ha roto y reparado varias veces. Se tiene que agachar para que su mano mueva el pedal, lo hace con mucha fuerza y gran habilidad, lo impulsa de tal manera que su arranque lo desplaza rápido. Sin descuidar sus pies, evita que  le arrastren por la altura tan corta del triciclo al suelo.

Alguien toca la puerta de su casa y su mamá se acerca a la puerta, Francisco pide permiso para detener la plática y se aleja rápido a la entrada principal para ver quien toca. Es una vecina que pide algo, llegan a un acuerdo y se regresa a la entrevista.

Francisco retoma la entrevista y describe cómo le hicieron su primera bicicleta para adulto:   --Comencé a salir cuando un señor que hacía bicicletas se cansó de arreglar mi triciclo, que a cada rato se descomponía por mi peso. Entonces me preguntó: “¿Quieres que te haga una bicicleta? ¿A poco no te gustaría salir?”

¡Claro! –le contestó.

Su bicicleta es de cuatro rudas y los pedales están a la altura de las manos, no está pintada, se le ven composturas por todos lados, el asiento raído.  Pero en ella se desplaza todo lo que quiere. Tiene buena condición, ha recorrido varios kilómetros en un sol viaje. Su figura es ya conocida en el municipio. Cuando sale a la calle, sus amigos lo saludan, los carros y camiones le tocan el claxon para enviarle un saludo que contesta con su mano y una sonrisa.

El barrio donde vive Francisco es tranquilo y casi no pasan carros, el silencio lo rompen los camiones del transporte público que pasan como locos. La gente es apacible y los niños van solos a la escuela.

-Entonces comencé a salir por aquí cerca con mi nueva bici. Y me gustó la calle --Francisco dice esto y lanza una carcajada, es un hombre que siempre sonríe, siempre hace bromas.

--¿Qué te gustó más?

--Convivir --me contesta rápidamente--, más que nada convivir. De lo que me estaba yo perdiendo, pensé --y lanza una carcajada.

--Cuando salí por primera vez la gente se me quedaba mirando, se hacía a un lado. No sé si lo hacían  por bien o mal pero se hacían  a un lado. Me estacionaba y se alejaban: a mi me hubiera gustado que se quedaran ahí como si no pasara nada. Ahora últimamente la gente ya no se admira tanto, ya se acostumbraron a verme.

La sociedad cholulteca es reservada y muy conservadora, la presencia de Francisco en sus primeras salidas les ha de haber causado mucha confusión ya que como mencioné al principio casi todos en la región ocultan a las personas con discapacidad. Todo se queda en la casa, a puerta cerrada.

 

Polio y derechos humanos

 

En este caso de Francisco el Estado violó sus derechos humanos en cuanto a la procuración de su salud, si bien sus padres no lo llevaron a vacunar por ignorancia ¿Dónde estaba el estado para proteger a Francisco? 

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) define la discriminación asi:

"Silenciosa casi siempre, la discriminación es una construcción cultural que se sustenta en estereotipos y prejuicios negativos que estigman y denigran al otro, ‘el que no es como yo’.  Esta manera de mirar a los demás  desde el miedo a las diferencias  se manifiesta  en actitudes, acciones, y palabras que lastiman la dignidad de las personas, su identidad y sus valores, y vulneran su derecho a la igualdad, que es la clave de acceso para el ejercicio pleno de todos los derechos".

¿Cuántas veces Francisco ha sido discriminado? Y ¿Cuántas veces  el Estado mexicano ha violado los derechos de Francisco?

 

Francisco siempre ha tenido cerca a su mamá

 

Su madre es una mujer de más de 70 años, de piel morena y ojos vivos. Mientras transcurre la entrevista se pasea entre la sala y la cocina, lava el cilantro, se acerca a nosotros para escuchar lo que comentamos. La sala es amplia y tiene cuatro sillas, un librero y junto una cama matrimonial, al frente una televisión prendida en algún programa de concursos. Todo está limpio, el piso brillante y el librero lleno de juguetes, la ropa de cama y las cortinas limpias. Una estructura de aluminio y vidrio  separa la cocina, detrás se ve a la señora que va de un lado a otro preparando la comida del día.


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