¡Ayer estuve en un festejo bien guadalupano! ¿Yo que hacía ahí? se supone --o eso dicen las malas lenguas como la mía-- que soy atea. Resulta que los "amos del universo" (como describe mi esposo, siempre bromeando. al patrón -dueño de la empresa donde trabaja-- y a su esposa) son muy católicos y sobre todo "Guadalupanos". Cada año hacen una misa, comida y fiesta tanto en el taller como en las oficinas en honor a la Virgen de Guadalupe. Son gente muy creyente, siempre hacen un desayuno o comida, antes que nada una misa para agradecer a la virgen por las bondades que les ha otorgado a todos, propietarios y sus familias, trabajadores y a sus familias. Normalmente se comienza con una misa, se bendice al local-taller, oficinas, máquinas, vehículos de la empresa, así como los de los concurrentes que se encuentran estacionados afuera. Después de sacarnos el "chamuco" a todos los presentes nos brindan una gran comilona, como si fuera fiesta de quince años, con mesas decoradas, arreglos florales, meseros, grupo musical, comida y bebida a más no poder. Como siempre, llevamos a mi madre, la más viejita de los asistentes que va en silla de ruedas, a la primeritita a la que le dan su oblea sin cajeta y le perdonan sus pecados. Gran festejo, baile, karaoke.
Realmente es divertido. Pero les comparto esto porque para mí, esposa de un trabajador, seria, disfrazada de gente normal y bien portada, me llamó la atención que durante la misa el cura habló y habló de la importancia de acabar con la violencia, la impunidad, la injusticia en nuestro país, dedicó su misa a la reflexión sobre el futuro de nuestra patria y rezó --¿rezamos?-- por los desamparados, los niños, etc. Hubo un momento en el que alguien por ahí dijo muy firmemente ¡Por los desaparecidos, por los que no aparecen! y a continuación se escuchó el coro... ¡Te rogamos señor! No soy Guadalupana pero las voces se escuchan por todos lados.
¡Ah!, por cierto, comimos muy bien, bebimos moderadamente. El músico le cantó a mi madre directo, de frente. Hasta las lágrimas le provocó con "Bonita", la canción que mi padre le cantaba cuando eran jóvenes. Fue una "bonita festejada".
Aún ante las incongruencias podemos hacer de este mundo algo mejor.