• Carlos Ostermann Stumpf
  • 27 Febrero 2014
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José Bayró. La Pareja del Trompo (2013).Técnica Bronce; 3.20 m. Complejo Cultural Universitario

José Bayro Corrochano, arquitecto y artista, nos presenta la escultura de gran formato “La Pareja del Trompo” (3.25 x 1.70 x 1.70 m), sumándose a otras que, desde hace bastante tiempo, van poblando diferentes ciudades y ámbitos urbanos y arquitectónicos de México y de otras latitudes.

Primero fueron sus pinceles y otras técnicas mixtas, que guiados por su fecunda imaginación y creatividad, fueron paulatinamente llenando de color y forma, paredes y espacios artísticos locales; posteriormente, a través del tiempo, como un mar incontenible, su obra vestida de símbolos y magia singular, será conocida y admirada en Bolivia, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, México, Puerto Rico y Japón.

Este singular periplo artístico, en el que el José Bayro se encuentra empeñado, no solo atraviesa realidades y horizontes, donde el sextante y la brújula construyen espacios finitos; sino que, por sobre todo, en alas de sus sueños, recorre y recrea -intuitiva y sensorialmente-, aquel otro espacio infinito e inconmensurable de la imaginación, en el que todo es posible.

Así, en todas y cada una de sus obras, más allá de cánones estéticos y académicos, fluye vital y libremente, unas veces, el tiempo que viste de historia y geografía a muchos de sus personajes contemporáneos, en los que, por ejemplo, el espíritu renacentista, los impregna de misterio y de fuerza inusitada; en otras, el soporte, los materiales y la aplicación de diferentes técnicas yuxtaponen, pertinente y maravillosamente, arte y artesanía, respetando nítidamente la esencia y la naturaleza intrínseca que animan a ambas.

De este modo, como se podrá apreciar en la presente muestra, ante nuestros ojos, circulan magistralmente, vestidos de luz, color y forma, personajes, símbolos, engendros mecánicos, espacios (reales o míticos) y cuanto ser u objeto, que la pluma, la gubia, el pincel, el cincel o las la estecas son capaces de crear, en las manos ágiles y creativas del artista.

En esta ocasión, en el que el Complejo Cultural Universitario (BUAP) de Puebla, abre sus brazos para acunar, acoger y “apapachar” (si se me permite utilizar este término coloquial y familiar) a la escultura “La Pareja del Trompo”, a modo de bienvenida, me permito compartir en voz alta, algunas reflexiones y sentimientos, que me suscita al contemplar y disfrutar esta singular pieza artística.

En primer lugar, como es sabido, el trompo (peonza, perinola, peón o el moderno beyblade) es uno de los juguetes más antiguos que, hasta el día de hoy, acompaña a los niños de los diferentes rincones del mundo.

Más allá de las piruetas y figuras que cada uno de ellos le imprimen hábilmente durante los recreos escolares, el trompo estuvo ligado, desde tiempos inmemoriales, a prácticas mágico religiosas y adivinatorias. La cuerda, que se enrolla y se desenrolla, una y otra vez, para imprimirle vida, nos recuerda el manejo críptico y siniestro de las Moiras o Parcas, que en lo más profundo del averno, tejen y entretejen los hilos de nuestro destino. Octavio Paz, en un brevísimo poema escrito en 1955 , resume magistralmente el sentido hermético de este juguete:

Niño y trompo

Cada vez que lo lanza

cae, justo,

en el centro del mundo.

La escultura de José Bayro, en ese sentido, plasma –intuitiva y plásticamente-, este milenario mito grecorromano. El hombre, en posición genuflexa, se apresta a lanzar el trompo hacia el piso o, más bien, al “centro del mundo”, en pos de la vida y la eternidad. Sobre el, se yergue -o quizás se desdobla- una figura femenina, cuya mirada perdida en el infinito, avizora el porvenir del jugador. Sus manos, en posición de manejar una imaginaria rueca, se aprestan ágilmente a manejar cada una de las hebras, las que gracias al vaivén del huso se entrelazan en un invisible tejido. Penas y alegrías; sueños y pesadillas; esperanzas y frustraciones; encuentros y desencuentros, poco a poco, se anudan entre sí, creando un único como singular tejido. Estos, como es de imaginar, son tan diversos, como las diferentes personas que pueblan y habitan nuestro vasto e inabarcable universo.

José Bayro, por último, cual demiurgo, recoge estos mil y un fragmentos, y a través de su labor fecunda, poco a poco, nos ofrece un maravilloso como peculiar tapiz, que refleja su intensa vitalidad y creatividad. Un buen ejemplo de ello, a no dudarlo, es la presente muestra y la escultura “La Pareja del Trompo”, que a partir de hoy engalanará el Complejo Cultural Universitario (BUAP) de Puebla, México.

La Paz, marzo de 2013

Carlos Ostermann Stumpf, antropólogo

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