• Victor F. Ramírez
  • 30 Mayo 2013
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Por: Victor F. Ramírez

 

El debate sobre los transgénicos en México tiene una característica: no existe. El gobierno actúa y deja que las aguas corran. Los opositores toman medidas cada vez más vistosas, como las recientes llevadas a cabo por activistas de Greenpeace en la ciudad de México.  Pero una discusión bien elaborada, con bases científicas y con la participación rigurosa de los grupos civiles y gubernamentales interesados, no se ha dado. Esa es la propuesta que expone aquí Víctor F. Ramírez, en un texto publicado originalmente en la revista Pensamiento  libre (http://www.revistapensamientolibre.com/inicio/?p=3726) y que reproducimos con la autorización del autor.

Víctor F. Ramírez nació en Huauchinango, Puebla; es Licenciado en Biomedicina por la BUAP y Doctor en Ciencias Biomedicas por la UNAM (especializado en biología molecular y biotecnología); ha trabajado en las dependencias gubernamentales CEAS y SSAOT en la ciudad de Puebla. Ha sido miembro del consejo municipal de ecología en esta misma ciudad. Ha laborado también como asesor en el Senado. Actualmente trabaja en la Fundación por la Sustentabilidad, organización en proceso de formación.

Hay razones comunes en los discursos que se oponen a los transgénicos: que los genes insertados provienen de bacterias; que desconocemos en qué sitio de los genomas se insertan los transgenes; y, por último, que desconocemos lo que se introduce en la cadena complementaria de DNA del transgen insertado.

 

La primera afirmación es errónea. Primero, no sólo los genes insertados provienen de bacterias; todos los días consumimos distintos tipos de bacterias, sus genes y productos, por ejemplo en los cultivos lácticos. Sobre el segundo y tercer argumentos, las técnicas de biología molecular contemporánea que se emplean casi de manera cotidiana, permiten orientar los genes que se quieren insertar en un genoma y verificar tanto el contenido como que su inserción sea la deseada. Ante ello se puede afirmar que tales razones muestran desconocimiento técnico.

 

En otra faceta del debate, hay estudios cuyas conclusiones afirman que el consumo de alimentos obtenidos a partir de transgénicos puede dañar la salud de los humanos. Entre tales estudios destaca el artículo publicado por el Doctor Gilles-Eric Séralini (2012, pp. 4221-4231). Sin embargo, el modelo y diseño de este estudio han sido seriamente cuestionados (veánse las páginas http://www.abc.com.py/edicion-impresa/economia/encuentran-inexactitudesen- estudio-contra-maiz-gm-453453.html y http://esmateria.com/2012/09/19/ los-expertos-rebaten-el-estudio-que-vincula-transgenicos-con tumoresgalopantes/).

 

El argumento técnico principal contra el uso de transgénicos es la contaminación del maíz silvestre y el desplazamiento de especies en desventaja. Ante el riesgo de la contaminación se han creado semillas que tienen una característica: una vez que generan la planta pierden su capacidad para reproducirse (véase http:// www.monsanto.com.mx/terminator3.htm). Así se evita dañar la biodiversidad. Se han dado casos de campesinos cuyos cultivos se contaminaron con el maíz transgénico de parcelas vecinas y sufrieron demandas millonarias por el supuesto uso de semillas transgénicas sin el pago respectivo por el uso de las mismas. Esto se evitaría con el uso de semillas infértiles.

 

El problema de esta variedad transgénica es económico y social, más no ambiental. Las empresas desarrolladoras de los transgénicos han generado un mercado cerrado de insumos. El riesgo de la dependencia hacia estas empresas y el control del mercado alimentario es real. En particular, la variedad Terminator, al ser infértil genera una dependencia mayor de los campesinos. La crítica en realidad es al sistema del que forma parte, al modelo de mercado, mas no al producto en sí.

 

La transgénesis puede ser una herramienta para incrementar la productividad y superar la vulnerabilidad de los cultivos. Representan entonces una oportunidad para dar solución al desabasto de alimentos. Tiene otra ventaja: al aumentar la productividad agrícola podría disminuirse o revertirse el cambio de uso de suelo forestal. Algunas prácticas de agricultura tradicional se han traducido en deforestación en México.

 

Considerando las situaciones socioeconómicos asociadas al uso de transgénicos, el Estado debería invertir en I+D biotecnológico de manera que se haga uso de la biodiversidad como un bien público, al mismo tiempo que asegure la regulación necesaria para evitar daños a los ecosistemas.

 

El cambio climático pone en riesgo la capacidad alimentaria del mundo. Es necesario analizar cuidadosamente las opciones que hay para solventar los problemas de abasto. Los transgénicos, con un Estado fuerte que los regule e, incluso, invierta en su desarrollo, podrían ser una de las herramientas viables.

 

El debate en torno a los transgénicos ha ido del desconocimiento a la confusión, de la discusión entre quienes no se escuchan al desencuentro entre posturas irreconciliables. Es necesaria la seriedad en el debate para deliberar.

 

Fuentes consultadas

 http://esmateria.com/2012/09/19/los-expertos-rebaten-elestudio- que-vincula-transgenicos-con-tumores-galopantes/

http://www.abc.com.py/edicion-impresa/economia/encuentraninexactitudes- en-estudio-contra-maiz-gm-453453.html

http://www.monsanto.com.mx/terminator3.htm Séralini, Gilles-Eric (2012, noviembre). “Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize”. Food Chem Toxicol. 50(11), 4221-4231.

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