• Carlos Figueroa Ibarra
  • 09 Mayo 2013
".$creditoFoto."
Por: Carlos Figueroa Ibarra

 

Carlos Figueroa Ibarra es profesor e investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla desde 1980. Ocupa el cargo de coordinador del Posgrado de Sociología del Instituto de Ciencias Sociales  y Humanidades «Alfonso Vélez Pliego» desde el 2008. Sin duda, es uno de los académicos más reconocidos por su especialización en el periodo de la guerra civil guatemalteca (1960-1996). La historia de su familia representa en buena medida la tragedia sufrida por miles de ciudadanos centroamericanos que han luchado por una sociedad democrática, justa e igualitaria.

En los últimos tiempos, Carlos Figueroa ha fungido como Secretario de Derechos Humanos y Sociales en el Comité Ejecutivo Estatal del MORENA, el partido político en construcción a partir del movimiento social encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Está crónica denuncia por las arbitrarias detenciones de tres jóvenes el fin de semana pasado es un llamado de atención a los representantes de las instituciones del gobierno del Estado.

Es un llamado de atención a tiempo.

Carlos Figueroa nació en la ciudad de Guatemala el día 5 de agosto del año 1952. Hijo de Carlos Alberto Figueroa Castro y Edna Albertina Ibarra Escobedo.1 En 1954, junto a su familia, se exilió en México tras el derrocamiento del gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán. Posteriormente, la familia regresó a Guatemala en 1958, donde permanecería por 12 años. Desde 1970, estudió sociología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), regresando graduado a su país. En junio de 1980, durante el gobierno del general Fernando Romeo Lucas García, fueron asesinados sus padres, lo que sumado a amenazas de muerte por el Ejército Secreto Anticomunista (ESA) de Guatemala, lo obligaron a fijar su residencia en México. Ingresó como profesor e investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Fue militante del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) desde 1973 hasta 1984. Desde 1987, realiza estancias cortas en Guatemala que aprovecha para ofrecer cursos cortos o presentar sus trabajos académicos y artículos periodísticos en la prensa de ese país.

El autoritarismo que implacablemente crece.

Nací hace ya un buen tiempo en el país que ostenta el triste honor de haber sido el escenario del genocidio más grande de la América contemporánea: Guatemala. En 36 años en ese país  el Estado cometió casi el 95% de los crímenes  que  a través de los 150 mil ejecuciones extrajudiciales y los casi 50 mil desapariciones forzadas, implantaron  el terror  buscando infructuosamente  una estabilidad política para una dictadura oprobiosa. Como mexicano puedo decir que soy sobreviviente de esas historias y puedo agregar que mis propios padres y muchos integrantes de mi generación y de las que le siguieron, no pudieron contar con esa fortuna. Por ello, a pesar de que mi vocación  más cara es  la investigación y la docencia, y hubiera querido involucrarme en un proyecto de capacitación política en MORENA, cuando la oportunidad se dio, acepté el encargo de Secretario de Derechos Humanos y Sociales en el Comité Ejecutivo Estatal de dicho partido en formación. Ese encargo me dio la oportunidad de vivir de cerca la angustia de 28 horas de desaparición forzada, cuando familiares, amigos y compañeros de los tres jóvenes, infructuosamente  buscaban saber el paradero de los capturados. Las autoridades no aceptaron sino hasta el sábado en horas de la tarde que en efecto  ellos tenían  en resguardo a los desaparecidos.

 Se  advertía ya durante  el sexenio de Mario Marín Torres en Puebla, las muestras arbitrarias del autoritarismo estaban siendo presenciadas. ¿Quién no recuerda el procedimiento ordenado por Mario Marín Torres  con Lydia Cacho?  Se esperaba un cambio  con la llegada a la gubernatura de Rafael Moreno Valle, esperanza que motivó a no pocos sectores progresistas y de izquierda a apoyar una coalición  con la derecha.  Los hechos observados en los dos primeros años del gobierno de Moreno Valle han puesto las cosas en su lugar. En el estado de Puebla, continúan las muestras de un autoritarismo creciente, que justo es decirlo, acaso no tenga solamente raíces regionales, sino se enlaza con  el que se ha empezado a perfilar en el plano nacional desde tiempo atrás y que se ha expresado, para poner un ejemplo, en la opción militar y punitiva para combatir la delincuencia. En Puebla nos ha preocupado el hecho de que el actual gobierno haya nombrado como secretarios de seguridad pública a dos personajes que han sido cuestionados por sus actuaciones pasadas.

En los últimos días  vivimos la detención arbitraria de tres jóvenes a los cuales se les linchó mediáticamente al pintarlos como terroristas y como conspiradores en un supuesto atentado contra el presidente Enrique Peña Nieto. Puedo decir que en estos días viví experiencias que me hicieron recordar aquellas que hace muchos años, cuando vivía en Guatemala, desgraciadamente me tocó enfrentar. Porque estos tres jóvenes, Néstor López Espinosa, Eduardo Salazar Velázquez e Iván Ismael Izazola, permanecieron desaparecidos durante 28 horas después de ser capturados. Por fortuna lo que en Guatemala se convertía en un infierno sin fin, en Puebla solamente duró el tiempo que se ha dicho. Pero esas 28 horas se volvieron interminables para los familiares de los tres desaparecidos, porque eso fueron estos tres jóvenes durante ese tiempo. El infortunio comenzó  para ellos en horas de la mañana del viernes cuando fueron detenidos  con lujo de fuerza en Chachapa y Tlaxcalancingo.

En el caso de Néstor, de quien pudimos obtener más información, los testimonios indican que fue interceptado a las 9 de la mañana del viernes 3 de mayo de 2013 por varios hombres armados que se conducían en una camioneta, vehículo en el cual fue introducido con violencia.  Horas después, la madre de Néstor apaciblemente se dedicaba a las labores domésticas en su hogar. Sabía que su hijo había salido temprano a cumplir su servicio social en su calidad de estudiante de Relaciones Internacionales en la Facultad de Derecho de la BUAP. Súbitamente la puerta fue aporreada y con sobresalto salió a ver quién era. Según nos relató en las puertas del CERESO de San Pedro Cholula, sufrió un mayúsculo susto cuando vio que frente a su casa se encontraban aproximadamente 30 hombres y mujeres  fuertemente armados cuyos jefes perentoriamente le exigían que  los dejara entrar.  De manera fugaz le enseñaron un papel que ellos decían era una orden de cateo y la conminaban a dejarlos entrar diciéndole que si no lo hacía, tendría que atenerse a las consecuencias. La madre de Néstor no podía abrir la puerta, estaba tan nerviosa que no atinaba a hacerlo mientras las exigencias de los individuos armados crecían en violencia verbal. Cuando finalmente  pudieron entrar y se dispersaron por toda la vivienda, le expresaron  que tendría que cooperar  si no quería que “en Puebla sucediera algo  como lo que había sucedido en Boston”.

Para aquel momento  Néstor López Espinoza ya había empezado a vivir los hechos de su violenta detención. Empujado a golpes al interior del vehículo en el que fue introducido fue  encapuchado, engrilletado con las manos en la espalda y durante horas mantenido de rodillas en el lugar en donde fue recluido. Los hombres que lo detuvieron  le gritaban, lo amenazaban y le decían que eso le pasado por haber estado urdiendo planes “contra el patroncito”. ¿Patroncito? Imagino que se referían a Enrique Peña Nieto y que estaban al tanto de las versiones que después se filtraron a la prensa y que fueron difundidas oficiosamente creando un clima de crispación y temor que al final de cuentas no fue sino un invento gubernamental. Lo que había sucedido, hasta donde hemos podido saber, fue que Néstor visitó un sitio en facebook en el cual aparece un hombre con la máscara de V, el personaje de la película “V de Vendetta”. En ese sitio, una voz con acento español se articula con la persona enmascarada quien gesticula de manera incongruente con la voz que lanza el mensaje: llama a protestar el 5 de mayo en Puebla y en algún momento expresa que han estado siguiendo los pasos de Rafael Moreno Valle y Enrique Peña Nieto. Torpe mensaje con acento extranjero que no tiene un verdadero sustento social y que pareciera obra de provocadores. Pero la visita y acaso un mensaje dejado en ese sitio bastó para criminalizar a Néstor y a los otros dos jóvenes y los hizo pasar momentos amargos. La criminalización se complemento con el linchamiento mediático al cual contribuyó una supuesta “Asamblea de la Facultad de Derecho” quien se declara parte del movimiento #Yo soy 132. En un verdadero libelo, quienes lo suscriben afirman sin rubor  que desde tiempo atrás tenían “ciertas sospechas de que Néstor López Espinoza era parte de la organización del evento “operación 5 de mayo”. Según los que suscriben dicho documento, Néstor formaba parte de una acción que es  “una clara provocación, pues dicha operación era un acto irracional donde llamaba a la violencia sin sentido convocando desde un perfil que no es de una persona y mucho menos de una organización social existente”. He aquí pues, que una organización que enarbola el nombre de un movimiento de rebeldía honesta, se unía al griterío propiciado por el oficialismo y que buscaba legitimar la acción represiva.

Al final las bombas molotov que supuestamente Néstor, Iván y Eduardo lanzarían  en un primer momento de un enfrentamiento que buscaría agredir a policías y eventualmente al propio Peña Nieto, quedó en una ridícula acusación. Los cargos levantados contra los tres jóvenes han quedado en posesión de instrumento peligroso, resistencia de particulares contra la autoridad y cohecho, que en palabras más asequibles quiere decir intento de soborno a la misma autoridad. El “instrumento peligroso” es una manopla (guante de hierro que sirve para golpear) la cual nunca fue exhibida  ante los acusados  y sus defensores.  El propio titular de la PGJE, Víctor Carrancá Bourget, tuvo que aceptar que no habían encontrado explosivos y que no había pruebas de que hubiera habido una conspiración para realizar un magnicidio…



Por suerte, Néstor, Eduardo e Iván han recuperado su libertad. Con sacrificios sus familias, amigos y compañeros lograron reunir las fianzas que les permitieron salir de la prisión. Pero el asunto no ha terminado. Tendrán que enfrentar ahora un proceso judicial y todos los que en Puebla tienen un activismo social, que tienen un discurso crítico, que no se unen al coro de la complacencia, están viendo como lentamente pero de manera sostenida crece un autoritarismo que criminaliza la disidencia, la resistencia. En tanto que Néstor López es el Secretario de Capacitación  y Formación política de MORENA en el municipio de Amozoc, la calumnia de que urdía  un atentado terrorista o un magnicidio involucra a dicho partido en formación  y empieza a crear una representación social que no se condice con la lucha pacífica que ha mantenido el movimiento lopezobradorista desde hace muchos años.

He aquí pues el saldo de una historia inquietante que tuvo un final feliz. Pero que acaso sea uno de los tantos hechos que nutren la sombra autoritaria que nos comienza a cubrir.

Foto de Mely Arellano, tomada de CNN

Click HERE is best bookmaker in the world.
Offers Bet365 best odds.
All CMS Templates