No es muy tarde y me dispongo a tomar “El RUTA” (Red Urbana de Transporte Articulado) Línea 1 del metrobús. Hace un recorrido desde Tlaxcalancingo hasta Chachapa, atravesando la ciudad de nororiente a surponiente, pasando por municipios como Amozoc y San Andrés Cholula y avenidas como la Carretera Federal Puebla-Atlixco, el Boulevard Atlixco, la 10 Poniente, la Diagonal Defensores de la República, Ferrocarril, El Pilar y y la calle Laureles.
Yo vivo en Cholula, no soy usuaria del metrobús. Todo mundo habla de él, y yo quiero tener mi propia opinión.
Foto tomadas del portal Poblanerías.
Sí, comprendo que no es lo mismo
El metrobús sigue avanzando y me percato de que el servicio no es el mismo que el de las rutas a las que estoy acostumbrada, es decir, no extraño la música a todo volumen, ni al señor que da las noticias en las mañanas y que a cada rato da su número de celular para que le enviemos “whats”. Tampoco extraño los insultos de los pasajeros al chofer por no bajarlos en la parada que piden y mucho menos los empujones y pisotones. Ya no hay vendedores de papitas, chocolates o de varitas aromáticas, tampoco suben personas a cantar, o payasos que tratan de “alegrar el día” avergonzando a algunos de los pasajeros contando los mismos chistes de siempre, ya ni se diga de los ilegales que suben a pedir limosna para regresar a su hogar. Ahora ya todo es más mecánico; más sincronizado.
Después de 50 minutos bajo en el paradero de “Amalucan”, parece mentira pero sí, llegué en tan solo 50 minutos cuando ese es el tiempo que hago de Cholula al centro de la ciudad. Supongo que sí es un beneficio para los que viven cerca de los paraderos pero no para los que tienen que tomar alguna ruta alimentadora para llegar al paradero más cercano. He tenido tiempo de platicar con mis compañeros de viaje como la joven Vicenta Cuaya Toxcoyoa, habitante de Tlaxcalancingo, ella está inconforme con el nuevo servicio de transporte y me cuanta:
“A mí no me agrada, ahora hasta tengo que salir 5:30 de la mañana para llegar a mi trabajo. Gracias al dichoso metrobús quitaron muchas rutas, entre ellas la que me sacaba de mi pueblo y tengo que caminar más o menos 15 calles para llegar a donde pasa la ruta alimentadora sobre el boulevard Atlixco. Ya cuando llego a la terminal de Tlaxcalancingo, hay veces que hasta fila tengo que hacer, y más o menos pasa cada 10 minutos el metrobús. ¡Imagínate si no llego a tiempo!, hasta 20 minutos tengo que esperar para tomarlo porque se llena a montones y ya no podemos subir todos. Lo que a veces hago es tomar taxi, lo pagamos entre varios para que no salga tan caro y nos viene a dejar hasta la terminal, así ya no esperamos tanto tiempo, pues también la ruta alimentadora tarda mucho en pasar. Yo no sé cuál es el beneficio.”
Como el caso de Vicenta hay muchos. Y aunque no sé cuántas rutas exactamente fueron las que dejaron de funcionar por la apertura del metrobús línea 1, sí sé que para la línea 2 y 3 se involucran a 51 rutas, se eliminarán a 31 de ellas y se cambiará el itinerario de las restantes. ¿Qué pasará con esos choferes? Se quedarán sin trabajo y ya nadie dará cuenta de ello.
Las alimentadoras no alimentan
La línea 1 cuenta con dos estaciones de transferencia y 36 paraderos espaciados cada 400 ó 500 metros y son tan solo diez las rutas alimentadoras las que abastecen a todos los usuarios, y muchas de ellas no cubren los itinerarios de las rutas que sustituyeron. Y según la opinión de las personas que emplean a las “alimentadoras”, dicen que dilatan mucho lo que ocasiona disgusto entre los pasajeros, ya que el tiempo que ahorran en tomar el metrobús lo pierden esperando a las rutas alimentadoras que tardan en pasar hasta 25 minutos a pesar de que los usuarios afirman que hay unidades suficientes como para que estén pasando cada 10 minutos máximo.
El señor Salvador, quien va para el centro todos los días desde Chachapa, da su opinión al respecto y dice: “Yo creo que se debe a la falta de choferes. Tan solo ve cuantos camiones están parados. Mi primo trabaja en una ruta alimentadora y me dijo que no es tan malo, pues tienen un salario y no trabajan por “cuenta”, lo malo es que sus jornadas son largas y en un principio no les pagaban, incluso hasta hubo una manifestación. Después de eso les pagaron pero muchos de los choferes mejor desertaron. Además, los tienen muy vigilados y ya no pueden ganar más como lo hacían en las otras rutas en las que trabajaban anteriormente. Pero para todo se dan maña. Si no tienes tarjeta le dices al chofer “ahorita le pago” y le dejas los 6 pesos en la cajita que tienen ahí en frente y te pasas, la culpa de que esté pasando esto no es de ellos, sino del sistema por la falta de tarjetas.”
Al final, alguien a quién reclamarle
Finalmente, vuelvo a tomar el metrobús de regreso a Tlaxcalancingo y encuentro los mismos problemas. El más recurrente: la falta de tarjetas.
¿En dónde queda el beneficio, el proyecto transformador que dará a Puebla ese aspecto de modernidad en el transporte público? Sólo veo a gente molesta, algunos corren y otros más pelean por tarjetas; es un caos. Pobre de la señorita que está allí recargando tarjetas, ella es la que se lleva los reclamos de todos los días por la mala administración que aún existe en el sistema.
Empieza chueco: no hay boletos
La terminal en Tlaxcalancingo en el Periférico. Nunca antes lo he empleado así que me acerco a una máquina parecida a un cajero automático que está en todos los paraderos para comprar mi tarjeta de usuario, sin embrago, fue imposible: “No hay, tienes que pedirle el favor a alguien que la tenga”, me dice una chava, se lo pido a ella pero olvidó la suya. Entre tanta gente apurada por recargar su tarjeta encontramos a una señora y amablemente accede no sin antes pagarle nuestro pasaje y en un tono molesto nos dice que nunca hay tarjetas y si hay una vez por semana es mucho.
Entro al metrobús y se acaban rápido los lugares, me toca parada. Avanza. Me parece corto el tiempo que hace entre una parada y otra y son más las personas que suben que las que bajan. Nos apretamos, y mientras tanto veo la televisión. Hay dos pantallas, una enfrente y otra más en medio del metrobús. Proyectan videos musicales y deportes; cortes informativos prestados de Televisa sobre “los mejores goles” de la semana, resumen de futbol de los partidos recientes, en fin, sólo eso y unos cuantos comerciales.