Dos propuestas ciudadanas han llegado a mis manos esta semana, dos sencillas soluciones a dos grandes problemas: el abasto de agua y comida. Lo que a unos les falta, muchísimos de nosotros lo desperdiciamos. Van los datos que me hicieron llegar los miembros de la "Eco-Tuzuapan" con respecto al desperdicio de alimentos en México.
Ellos me dicen que frutas, verduras, lácteos, alimentos envasados, así como muchas toneladas de productos en buen estado terminan en la basura todos los días. De acuerdo a la ONU y la FAO, al año se pierden o desperdician en el mundo 1,300 millones de toneladas de alimentos. Según la Asociación Mexicana de Banco de Alimentos, en México hay cerca de 12 millones de personas que sufren de pobreza alimentaria. Con los alimentos en buen estado que se tiran diariamente en nuestro país se le podría dar a cada una de esas personas un kilo de alimentos al día, entre ellos un millón y medio de niños de 0 a 5 años. Robert Van Otterdick, Jefe del equipo de "Save Food" asegura que si solo una cuarta parte de los alimentos que se tiran en el mundo se pudieran recuperar bastaría para alimentar a los 900 millones de personas que padecen hambre. Muchos de esos alimentos, en particular verduras y frutas, muchas veces ni siquiera salen de los campos de cultivo porque a lo mejor su precio en el mercado bajó y no vale la pena comercializarlos para quienes los producen y comercializan. En septiembre pasado, el ex Secretario de Desarrollo Social, Heriberto Félix Guerra dio el dato de que en México se desperdician diariamente 30 mil toneladas de alimentos. A todos los mexicanos con desnutrición por déficit alimentario se les podría dar un kilo de alimentos de lo que alegremente desperdiciamos como sociedad por falta de organización, pues también en los hogares se desperdicia de manera hormiga muchísima comida. La basura de unos es el tesoro alimenticio que otros necesitan. El año pasado México solo logró recuperar 112 mil toneladas de alimentos de buena calidad de los miles de toneladas que a diario se tiran a la basura. El problema alimentario no es, por lo tanto, un problema de abasto sino de distribución. Si se rescatara el 66% de los alimentos que se desperdician en México, se acabaría con la pobreza alimentario de los más pobres del país. La propuesta de Eco Tuzuapan es contactar a los bancos de alimentos que hay en nuestra ciudad, o directamente al DIF estatal o municipal, ya que ellos tienen los datos y enlaces con las organizaciones civiles que manejan bancos de alimentos.
Con respecto al agua, otro ciudadano de la tercera edad, dueño de un salón de fiestas infantiles llamado "La Concordia", me lleva su idea para ahorrar agua con los siguientes cálculos que él mismo ha hecho:
Existen en Puebla 375 mil hogares, cada uno de ellos con 4 personas promedio. Cada casa tiene al menos un WC, la mayoría con tanques antiguos, con capacidad de entre 18 y doce litros de agua por tanque, lo que da un promedio de 15 litros por casa. En cada casa se jala el WC por lo menos 10 veces al día, Cada casa por lo tanto gasta 150 litros de agua nada más en jalar el WC, lo que da 56 millones de litros al día. ¿Cuánta agua se puede ahorrar al día sin que se afecte la función de cada descarga? Podemos ahorrar entre 4 y seis millones de litros si metemos dentro de la caja del WC dos botellas de agua de un litro o una de dos litros, llenas de agua y tapadas para que no floten. Eso ahorra dos litros por descarga, por diez veces al día, son 20 litros por casa, que multiplicados por 375 mil casas nos dan siete y medio millones de litros diarios. ¡Es agua limpia que hace falta en muchísimas colonias, y que además dejamos de contaminar!
--Solo para tirar un cuarto de litro de pipí no podemos seguir gastando 15 litros de agua por vez --me argumenta amablemente el dueño del salón de fiestas La Concordia. En estas campañas políticas para ganar la presidencia municipal he oído muchas promesas y ofertas, pero no he oído hablar de corresponsabilidad de los habitantes de Puebla con su ciudad. Estas dos propuestas son sencillas, y debieran ser parte de una propuesta seria para preguntarles a los ciudadanos qué están dispuestos a hacer por la comunidad en la que nos tocó vivir. Los candidatos en general suelen tratar al electorado como a entes aniñados e irresponsables, sujetos en campaña a toda clase de promesas lindas pero con discursos en los que poco o nada se nos habla de las acciones que sí podemos hacer, no solo por gusto sino por obligación y compromiso. Estas dos que llegaron a mi mesa me parecen fundamentales.