• Verónica Mastretta
  • 02 Mayo 2013
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Por: Verónica Mastretta

La Rueda de Observación al parecer ya no irá en el predio del CENHCH. Se irá para para formar parte del parque lineal de Angelópolis. Angelópolis, el lugar en donde viven  y conviven los que de por sí ya tienen muchas cosas. Hoy que ya no irá en el CENHCH  acepto que me gustaba la idea de que estuviera ahí,  en el predio en el  que en un tiempo estuvo un vivero del cual quedaron  árboles muy hermosos y grandes que darían marco a la rueda cuya instalación ocuparía dos mil metros de los quince mil propuestos para la construcción de la plazoleta  que la enmarcaría. Se proponía  un estacionamiento que también daría servicio al centro escolar, y  se ubicaría  en una zona que hoy es una plancha de cemento  donde funcionaron hace años talleres que hoy están muy deteriorados y por lo mismo clausurados. Como regidora  recibí el estudio sobre la flora que hay en el lugar, explicando la intervención que habría que hacer sobre el predio en caso de que ahí se colocara la Rueda . Se pensó en ese sitio  por ser  un punto cercano al centro histórico pero no dentro del área catalogada, lo cual  permitía observarlo desde un lugar que visualmente es muy atractivo y privilegiado. 

Como regidora de ecología, mi obligación primordial en este caso fue conocer qué árboles existen ahí, de qué especies, edades y tamaños  y en qué forma los afectaría el proyecto. Antes de ver el estudio, fui al centro escolar y recorrí la zona de intervención. La encontré descuidada y con mucho maltrato hacia los árboles, muchos de los cuales están ahí desde hace  cien años o más, revueltos con árboles de siembras recientes. Cuando sembramos un árbol a veces nos pasa lo que  con los perritos. Los compramos de un mes y pensamos que no crecerán. Y es así como alguien termina teniendo un gran danés adentro de un departamento.  En el CENHCH hay árboles que se sembraron dándoles trato de arbustos cuando no lo son. Ya crecidos compiten con los que ya están ahí, de gran valor, tales como los fresnos, sauces, ahuehuetes , sicomoros y jacarandas, árboles de Puebla , de larguísima vida, de enorme tamaño, y debajo de los cuales no debieron sembrarse alamillos italianos, ficus, cedritos, y otras puntadas de moda  en la siembra de árboles. A las visitas, fui acompañada por personas especialistas en árboles  y también testigos ciudadanos a los que les pedí su compañía y participación. Observamos, y todo está documentado, que en muchos de los árboles hay clavadas barretas para luego colgar de ellas un bote de basura, en otros hay alambres de púas que los están materialmente estrangulando. El mantenimiento que se da a la zona no es el correcto y se ve que es a machatezo limpio. Con o sin rueda de la fortuna todo ese espacio necesita de una intervención seria y requiere de un plan de manejo que se aplique de manera permanente. En la convivencia entre árboles y ciudad, el árbol siempre sale perdiendo. En la convivencia entre árboles y escuelas, debido a la gran cantidad de personas que ahí transitan, el cuidado y seguimiento de un plan de manejo debe ser riguroso aunque es evidente que hoy no existe.

  En las más de doce hectáreas  del CENHCH  hay árboles de enorme valor, pero también de gran tamaño, muchos muy cerca de las aulas en donde actualmente están el kínder, la primaria, la secundaria, la prepa. Solo se podrá lograr una  coexistencia  equilibrada y segura entre árboles , edificios y vida escolar con un cuidado puntual, con una evaluación permanente del crecimiento de los árboles y las afectaciones que dicho crecimiento pueden provocar en las construcciones. En  las visitas nos llamó la atención  el uso de los árboles vivos como si fueran postes de luz. Se clavan en ellos arbotantes de lámparas de alumbrado de jardines, se cinchan con metal para colgar de ahí letreros o botes o rejas. Mil ocurrencias.  También se han enredado y conducido cables de luz en nudos tan complicados que nos indican que llevan así años. Me pregunto si protección civil ha visitado recientemente al centro escolar. 

Para poder emitir una opinión  sobre la intervención, tuvimos no un estudio, sino tres,  y coincidieron en que hay que sacar árboles que nada tienen que hacer ahí, CON O SIN RUEDA. Arboles amontonados, plagados, secos o que compiten con los de más valor. Aún sin rueda, deben quitarse, mientras que los árboles divinos, sanos y valiosos, deben señalizarse, cuidarse, fecharse, lucirse además de abrirles el espacio que merecen y necesitan para seguir viviendo cien, doscientos o trescientos años. Mi conclusión es que con rueda o sin ella al CENHCH le urge una intervención, un inventario  y un  plan de manejo del arbolado de todo el espacio.

 La decisión de aceptar o no la rueda siempre estuvo fuera de la cancha municipal, era un acuerdo que nada tenía que ver con nuestras facultades. Los permisos y revisión de competencia municipal se hicieron en tiempo y forma. Sin embargo, ante el ruido de los opositores, el gobierno estatal ha optado por llevar la rueda a otro lado. Ahora que externar mi punto de vista no interfiere con la neutralidad que  se debe de tener como autoridad competente, debo decir que el proyecto me parecía muy bueno. La rueda de observación de Londres en su momento tuvo mucha oposición  y hoy es el atractivo número uno de la ciudad, porque permite verla desde las alturas.  Cuando subí por primera vez a la torre de la catedral donde está la campana María, me impactó el trazo perfecto de la ciudad, la belleza de sus cúpulas, y adquirí una visión totalmente novedosa de lo que era nuestro centro histórico. Eso le iba dar la Rueda de Observación a muchos que jamás podrán ver esa perspectiva. La vuelta duraría media hora y permitiría ver no solo el centro histórico sino también los tres volcanes, el Ixta, el Popo y la Malinche, a los cuales ya no vemos desde casi ningún lado. La idea de comunicar la plazuela de la Rueda con Analco y el resto del Centro mediante andadores también me gustaba. En fin, los que se opusieron lograron que ese proyecto se cancele.  No lo veo como un triunfo, lo veo como una pérdida de oportunidad de mayor integración entre el pasado y el presente y entre todos los habitantes de Puebla. En ningún lugar convivimos todos de manera más horizontal que en el centro histórico. Enriquecer los puntos de convivencia en esa zona me sigue pareciendo esencial. Se cruzan los tiempos políticos electorales, que todo trastocan y quizás faltó tiempo para comunicar con claridad  el proyecto a la sociedad.  José Luis Escalera, Sergio Mastretta, Bertha de Uriarte y yo pasamos tres horas de la semana pasado revisando  y conociendo todo el proyecto a fondo y llegamos a la conclusión de que era muy positivo para la zona. La política y los prejuicios echan por la borda propuestas buenas. Esta, creo yo, fue una de ellas.

En cuanto a la comunidad del CENHCH, en especial los que se opusieron a una intervención que de ninguna manera desposeía al CENCH del predio porque la rueda hubiera estado ahí por un plazo perfectamente acordado y con contraprestaciones para la institución, creo que ahora deberán luchar con la misma pasión para que el centro escolar tenga el mantenimiento y el orden que requiere su equipamiento. Que empiecen por darles un trato digno a los árboles que ahí viven. Las autoridades y padres de familia responsables de la institución en los últimos  quince o veinte años no han puesto atención de manera formal y técnica a los árboles gigantes que habitan ahí adentro. Y en eso hay una gran irresponsabilidad que debe corregirse, CON O SIN RUEDA.

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