Las experiencias gratas surgen casi siempre inesperadamente. Y de manera tan sencilla como encontrar un libro en un anaquel de una librería en el centro de la ciudad. Y en un instante alumbran el territorio esperanzador del cambio social que ocurre más allá de toda elucubración política. Un cambio que se revela en los dibujos de unos niños en el campo poblano que le dibujan a sus familiares en Estados Unidos las leyendas que han escuchado de sus viejos en el Pueblo.
“De Duendes y Tesoros: cuentos y leyendas de Tlapanalá” es el ibro que abrí para descubrir entusiasmado lo que puede lograr una buena vinculación entre la universidad y las comunidades rurales. Marcela Ibarra Mateos, académica de la Ibero Puebla, especialista en el fenómeno de la migración de familias poblanas a Estados Unidos, nos presenta esta reseña de la experiencia en la que ella misma ha participado.
Raíces que nos unen es el nombre que le dieron a este proyecto en la Ibero Puebla. Y será el nombre del territorio que abrimos en Mundo Nuestro para seguir la pista de un esfuerzo que debe ser impulsado desde muchos otros ámbitos académicos.
El esfuerzo que confirma que México sí puede ser un mejor país. (Mundo Nuestro)
Hace más de diez años se cruzaron varios caminos en la Universidad Iberoamericana. Un grupo de mujeres, estudiantes y profesoras coincidimos en un proyecto comunitario en el municipio de Tlapanalá. Por un lado, Guadalupe Corro, antropóloga y educadora rural; Brenda Ramírez, en ese entonces estudiante de Nutrición y Mónica Perera, estudiante de Antropología, participaban en un proyecto comunitario, como parte de la experiencia de prácticas profesionales y servicio social. Yo llegué a este grupo, a través de Lupita, con quien comparto, además de una gran amistad, el interés y la preocupación por las condiciones en que se encuentran las comunidades rurales de Puebla. En aquel entonces, yo participaba en un proyecto financiado por la Fundación Rockefeller, cuyo objetivo era documentar circuitos de migración internacional poblana hacia Estados Unidos, pero además con la intención final de acompañar iniciativas sociales y productivas que fortalecieran el apego y la vinculación de los migrantes con sus familias. El primer resultado de este encuentro fue el libro “De Duendes y Tesoros: cuentos y leyendas de Tlapanalá”. Durante varios meses, niños, jóvenes y adultos mayores participaron en la recopilación de narraciones y en el desarrollo de dibujos que dieran cuenta de esta riqueza cultural de la comunidad. El entusiasmo de todos ellos se trasladó hasta Nueva York en donde los migrantes recibieron los libros en los que sus hijos, hermanos, padres e incluso abuelos habían participado.
La inquietud por fortalecer elementos identitarios en los jóvenes y en los niños nos parecía una prioridad, particularmente por las transformaciones que la migración internacional empezaba a generar en la comunidad. Estábamos seguras de que conocer y reconocer a través de sus propios relatos la historia de la comunidad, podría ser una herramienta para enfrentar la ruptura que la migración significa para los que se van y los que se quedan. Lupita, Brenda y Mónica han pulido a lo largo de todos estos años, una forma de trabajo compartido, horizontal y respetuoso con todos los grupos con los que han colaborado. Tejer historias, plasmar dibujos, con los niños, con los jóvenes, con los adultos mayores, los niños con sus abuelos y con sus padres, ha generado un trabajo colectivo cercano y afectuoso.
En el camino fueron apareciendo otros relatos y narraciones que formaban parte de la historia comunitaria. Historias de migrantes, relatos sobre las fiestas y tradiciones, recetas sobre platillos típicos, el uso de plantas medicinales; en fin, saberes colectivos y comunitarios que construyen justamente la idea de comunidad. Al equipo de Lupita, Brenda y Mónica hemos llegado profesores, estudiantes de servicio social, estudiantes de intercambio de universidades extranjeras, voluntarios, tesistas, tesistas retornados que una vez que han concluido su trabajo deciden regresar para colaborar nuevamente.
Hoy en día, este es un proyecto más amplio que hoy se conoce como “Raíces que nos Unen”. A la fecha se han publicado otros dos libros: “De santos y milagros. Fiestas y tradiciones de Tlapanalá” y “De plantas y remedios. Prácticas curativas de Tlapanalá”. Está en espera de ser publicada, una serie de recetas de cocina y dibujos en el número que se ha titulado “De sabores y Nostalgias. Platillos tradicionales de Tlapanalá”.
“Raíces que nos unen” es resultado de estos andares comunitarios, de esta idea de que contarnos historias une y vincula no solo a las personas, sino también a las instituciones. La Ibero Puebla, a través del trabajo de diferentes áreas se ha vinculado a esta maravillosa experiencia de trabajo, y se han sumado a ella en distintos momentos la Fundación Rockefeller y algunas dependencias del gobierno federal y estatal. Yo particularmente me siento profundamente afortunada de trabajar con este grupo de mujeres extraordinarias y de jóvenes, niños y adultos mayores que nos acercan estos maravillosos saberes.
Niños participantes en el programa “Raíces que nos unen”. Tlapanalá, Puebla.