".$creditoFoto."

Mundo Nuestro. “Vivir cada día en su densidad profunda”, dijo como si cualquier cosa María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera. Y ser creativo y flexible de mente. Y no perder la capacidad para celebrar la vida. Vaya reto en este mundo sufrido, casi naturalmente amargo y claramente perdido en un despeñadero

 En el marco del Primer Congreso Internacional de Comunalidad. Luchas y estrategias comunitarias: horizontes más allá del capital, organizado por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP, María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera, Doctora en Sociología por la Sorbona y académica de la Ibero Puebla, una de las más importantes investigadoras de la realidad social en Puebla, participó en uno de los numerosos eventos que esta semana se han llevado a cabo en la ciudad.

En la presentación del libro El pensamiento crítico frente a la Hidra Capitalista I. Participación de la Comisión Sexta del EZLN. Y en las reflexiones que se sucedieron ella perfiló una ruta propia en la búsqueda por la sobrevivencia emocional y espiritual frente a las tensiones que resultan de la lucha personal y colectiva por la transformación del mundo.

A solicitud de Mundo Nuestro, ella amplió sus reflexiones. Aquí presentamos esta alentadora visión del mundo.

 

La Humanidad a  lo largo de su historia ha vivido numerosos quiebres civilizatorios, sin embargo, el de nuestro tiempo tiene características inéditas por sus dimensiones planetarias, demográficas y ambientales. Se está resquebrajando una civilización, la de la modernidad/colonialidad, y estamos viviendo profundos desgarramientos, tanto a nivel colectivo como en nuestra vida cotidiana, desgarramientos sistémicos, es decir, de las grandes estructuras económico-políticas, y desgarramientos culturales, el de los referentes que nos dieron sentido en los dos últimos siglos.

Esta situación exige de nosotros nuevos recursos intelectuales, emocionales y espirituales para hacerle frente fecundamente. Y creo que necesitamos una brújula que nos permita caminar en medio de la neblina.

 

Una brújula

Vivimos tiempos obscuros en los que necesitamos aprender a caminar dignamente a través de esa penumbra. Porque, o bien, se intenta uno refugiar en el pasado o en diversas formas de fundamentalismos cuyos efectos los tenemos a la vista; o bien, aguzamos la mirada y emprendemos el camino paso a paso, de pequeña alegría en pequeña alegría, de esfuerzo en esfuerzo

Por ello creo que es útil elaborarnos una brújula, unas pistas que puedan ayudarnos a caminar con rumbo en la incertidumbre, y que nos permitan afrontar lo inesperado y en cualquier contexto.  Y quiero compartirles la que yo me he construido.

El “norte” de esta brújula es el de construir relaciones horizontales de reconocimiento recíproco, es decir fraternidad/sororidad. Y sus criterios son los siguientes:

- La búsqueda de un bienestar sencillo para todos.

- La construcción de relaciones sociales horizontales.

- Impulsar el diálogo intercultural.

- Favorecer una sexualidad responsable y afectuosa.

- Desarrollar un  anclaje espiritual.

 

La búsqueda de un bienestar sencillo para todos.

La coexistencia cotidiana de la abundancia y la miseria es algo así como un crimen de lesa humanidad. Creo que es posible en la cotidianidad favorecer un bienestar sencillo y diseñar mecanismos creativos de compartición de bienes – no generosidades filantrópicas que avalan las jerarquías y generalmente encubren explotaciones, no, se trata de una solidaridad económica cotidiana enmarcada en acciones y luchas políticas de largo aliento. Se trata de generar nuevos estilos de vida y no cejar en la lucha contra las injusticias.

 

La construcción de relaciones sociales horizontales.

Es claro que la naturalización de las asimetrías de poder y por tanto de las jerarquías del tipo que sea deshumanizan. Pueden estar  fundamentadas en el sexo, la religión, la gestión de la polis,  la edad,  la paternidad o el saber. Trabajar por la horizontalidad de las relaciones humanas supone la confrontación de toda forma, real o simbólica, por sutil que sea, de abuso de poder; y demanda el recordar activa y permanentemente la igualdad que nos fundamenta -aunque las funciones sean diferenciadas - y sobre todo, la igualdad sustancial que compartimos con las personas que están en la base de la pirámide social que hemos construido a lo largo de la Historia.

 

Impulsar el diálogo intercultural

Vivir juntos iguales y diferentes es un desafío que parece imposible de enfrentar. ¿Cómo favorecer una igualdad que no homogenice y una diferencia que no discrimine? Creo que es posible, en lo cotidiano y desde cualquier instancia, favorecer el diálogo intercultural luchando contra el racismo y el clasismo y sus consecuentes resentimientos, siendo capaces de problematizar nuestro modo de  pensar y de ser.

 

Favorecer una sexualidad responsable y afectuosa

¿Y la sexualidad y los círculos de  intimidad? No tengo la menor idea de cómo se va a reconfigurar la familia, ni de cómo se van a expresar las sexualidades en el futuro, lo que si me queda claro es que independientemente de sus expresiones, favorecer la sexualidad responsable y afectuosa, será siempre difícil y siempre positivo. Por otra parte esta realidad no puede desligarse de favorecer el bienestar de los niños, lo que no puede ser sino una prioridad.

 

Desarrollar un anclaje espiritual

Finalmente propongo un anclaje espiritual. Creo que la vida del ser humano, nuestra vida, tiene diversos registros, y hay uno en lo más hondo de nuestra humanidad que nos pone en comunión con todo el cosmos, con todo el género humano; que nos conecta con los demás – cercanos y lejanos -  y con lo más profundo de nosotros mismos. Creo que esa dimensión parece trascender por momentos la ambigüedad inherente a la condición humana y nuestra propia ambigüedad. Esa dimensión nos permite gustar, por momentos densos,  de una armonía que no tiene que ver con estar bien o que las cosas vayan bien, que atraviesa la cotidianidad y que genera eso que se llama esperanza, eso que nos alienta a continuar atravesando el espesor de la vida con confianza y a pesar de la incertidumbre.

 

Esta brújula me ayuda a vivir ese peregrinaje solidario a contracorriente que he elegido, y me alerta cuando desvío el camino.