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Por: JR Sánchez

Mueve los ojos siguiendo el objetivo. El ponente, discreto y con el mayor sigilo, sigue con la mirada ese par de piernas semidesnudas que con pasos breves, firmes y provocativos, se dirigen al baño. Las piernas de una mujer alta, blanca, con un vestido muy corto; tanto o más que una minifalda. Sus pies delgados y pequeños, también semidesnudos a causa de esos escuetos zapatos negros de tacón. Él, allá en el estribo; yo, atrás de todos los presentes en el evento. Somos los únicos que tenemos la mejor vista para seguir a ese “suculento” par de piernas. A la distancia, sin conocernos, estoy seguro de que cruzamos la mirada y, que los dos pensamos en la misma cosa… Personificar con ella una historia como la de Las Biblias de Tijuana.

 

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