".$creditoFoto."

La acción de recordar está colmada de obstáculos que nos hacen caer una y otra vez, de baches que sorteamos y de ideas que no comprendemos, de ahí  hasta que arribamos a un camino donde se puede andar sin chocar con nuestros fantasmas. Es probable que al tratar de construir un pasado, muchas de aquellas escenas sean un invento más de nuestra atribulada mente que nos desvía de asuntos importantes. Por eso cuando terminé de leer El cuerpo en que nací de Guadalupe Nettel, me alejé de la idea que había leído un libro autobiográfico, porque no me interesa saber si la autora en su niñez tuvo un problema físico que le impidió desarrollarse en la sociedad de una manera diferente.

Los libros que rememoran la infancia suelen traer, a nosotros los lectores, un sinfín de destellos respecto a cómo el personaje se desenvolvía en una sociedad, para dilucidar también nuestro pasado. Para vernos como parte de esa familia que podría ser la nuestra, en una historia que se parece mucho a la que cualquier sujeto podría contarnos en el momento no menos indicado.

(Puedes seguir leyendo en Profética, Casa de la Lectura:

http://www.profetica.com.mx/libreria-2/propuestas/recordar-es-nacer