• Emma Yanes
  • 27 Marzo 2013
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Por: Emma Yanes

En este mes de marzo que termina, el de la primavera y del nacimiento de Benito Juárez, vale la pena revisar el libro de Esther Acevedo, Por ser hijo del Benemérito. Una historia fragmentada. Benito Juárez Maza,  1852-1912, por el INAH, mismo que nos narra con detalle, la vida de la familia del héroe nacional. La siguiente es la presentación que del mismo hizo la historiadora Emma Yanes, en el Museo del Estanquillo, en la ciudad de México, en septiembre del 2012.

 Esther Acevedo, Por ser hijo del Benemérito. Una historia fragmentada. Benito Juárez Maza,  1852-1912.  INAH, 2011 

Las dos patrias de Benito Juárez

El libro de la historiadora Esther Acevedo Por ser hijo del Benemérito. Una historia fragmentada. Benito Juárez Maza,  1852-1912,  paradójicamente está lejos de ser una historia fragmentada, como dice su título. Se trata más bien de una historia múltiple, entrelazada, donde Esther nos acerca al personaje principal, Benito Juárez Maza, desde el archivo personal del personaje y al mismo tiempo nos va contando la historia de la familia Juárez en su conjunto, es decir, de la esposa del Benemérito y su descendencia (en una lectura lejana de lo que se conoce como la historia de bronce); así como de la propia historia del país entre 1852 y 1912, años como se sabe de gran turbulencia social y política. Para ello, Esther recurre no sólo a una amplia bibliografía sobre la época y a documentos escritos del propio archivo Juárez Maza, sino también a su particular mirada del material gráfico y fotográfico. Es su análisis de este material y la forma en la que lo introduce a manera de pinceladas a lo largo del texto, lo que le permite al lector entender, en detalles que podían pasar desapercibidos para cualquiera, no sólo la personalidad del personaje principal, también y quizás principalmente la de los gestos sociales, las novedades técnicas en materia fotográfica y la nueva cultura visual de México.

      El libro Por ser hijo del Benemérito, es entonces una historia de vida, una narración política y un tratado cultural. Como historia de vida el texto nos narra: “Los tiempos difíciles para México que se reflejaron en la cotidianidad de la familia Juárez Maza”, según indica la propia Esther. Así, mientras el Benemérito elaboraba la Ley Juárez, las Leyes de Reforma, establece su gobierno en la ciudad de Guadalajara, viaja al extranjero y crea un gobierno itinerante para regresar  en 1861 a la ciudad de México y enfrentar la guerra contra Francia (luego del desconocimiento de los Tratados de Soledad por ese país); Margarita, la esposa del presidente errante, enfrenta el exilio en los Estados Unidos, organiza las finanzas, cuida de nueve hijos, les procura a los mismos buenas escuelas y soporta la muerte de dos de ellos aún niños: José y Antonio. Benito Juárez Maza, entonces, además de ser el primogénito, se queda como el único hijo varón, en una época en que eso era primordial.  Los Juárez Maza no eran pobres y fuera de las penalidades políticas, vivieron en el exilio con dignidad.

      La historia de vida de Benito Juárez hijo, es entonces la de un muchacho que se estudia en buenas escuelas extranjeras, aprende modales y viaja a París, para regresar posteriormente a México. Sus alcances personales sin embargo, parecen ser pequeños, comparados con los de su padre, pero le sirven para   ejercer la equitación, conseguir una esposa francesa, ocupar puestos menores en la diplomacia mexicana, mover influencias para negocios personales que en general fracasaron, ser masón y alcanzar el grado 33 con demasiada brevedad  luego de algunas artimañas y al final ser gobernador de Oaxaca, electo democráticamente luego de un primer fraude electoral, más por el cariño del pueblo hacia el Benemérito que por méritos personales. Muere de un sorpresivo ataque cardiaco en 1912, quizás por no poder resolver los conflictos de su estado natal (rebelión de los peones contra los dueños de las haciendas, algunas en manos de extranjeros y luchas políticas por las presidencias municipales) y tal vez también por tener que llevar siempre a cuestas el nombre y apellido de su padre, no por elección personal, sino como una realidad con la que sí bien lucró, nunca lo dejó llegar a él mismo más allá de sus propios límites.                      

         Como historia política la vida de Juárez Maza narra la manera de ejercer el poder de los liberales del siglo XIX, que parece haber sido heredada años más tarde a los políticos del PNR, PRM y el PRI. Maza es el hijo del indígena que se blanquea para acceder a los niveles sociales de la burguesía porfiriana con quien entabla negocios, mantiene como bandera la laicidad y  ejerce el triunfo sobre el ejército francés, no derrocándolos con las armas, sino adoptando sus modas y costumbres e incluso en una batalla más grata e íntima: volviendo su mujer, su súbdita (porque así eran los matrimonios de entonces y quizás también los de ahora) a la francesa María Kleiran.

     No se trata entonces para este hijo del Benemérito, ni para el propio Juárez García, de acceder al poder para rescatar y defender los usos y costumbres de los indígenas de México, sino para demostrar que los descendientes de ese mismo pueblo, podían ejercer sin titubeos el poder a la manera occidental. Y así hasta que la ambición política, la disputa por gubernatura de Oaxaca, lo orilla nuevamente a mirar hacia su gente, a lucrar con su capital político para ser gobernador del estado, a pesar de no contar para tal efecto con el apoyo del presidente Porfirio Díaz (al que siempre respetó) y de un fraude electoral, del que salió posteriormente vencedor gracias al apoyo popular y al ya para entonces exilio de Porfirio Díaz. Los indígenas ven en Juárez Meza, la representación de su padre  (Juárez García) y  le otorgan a ciegas su confianza.  Pero a diferencia suya trabajan en la haciendas de sol a sol y no tienen como salida personal más que la rebelión en las haciendas. Juárez Meza por el contrario tiene compromisos políticos y económicos con los porfiristas y con el capital y un absurdo nivel de vida que hizo quebrar a la mayor parte de sus negocios. No resolvió a tiempo esa contradicción. Ya como gobernador no pudo parar los levantamientos contra los hacendados, nacionales y extranjeros, ni imponer a su gusto a los jefes políticos en el estado. Ese fue quizás el motivo de su muerte prematura todavía como gobernador del estado de Oaxaca.


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