¿Y si en verdad existiera la Death Note? ¿Y si un dios de la muerte arrojara una cerca de ti? De recogerla, ¿qué nombres anotarías, empezarías de inmediato o no? ¿Escribirías alguno, pensarías siquiera en hacerlo? De inicio estas preguntas son el equivalente a arrojarse de una azotea, vestido de rojo y azul, para ver si se puede volar igual que el personaje creado por Jerry Siegel y Joe Shuster, Superman. Se trata de un lugar común este cuestionamiento, aunque no puedo evitar hacerlo, dado lo interesante del punto de partida del manga autoría de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata.
Un usuario frecuente de la biblioteca fue quien me comentó acerca de la serie y empecé a verla. Después, por medio de las adquisiciones que con regularidad se hacen a fin de enriquecer el acervo de la biblioteca, Death Note, entre otros mangas, llegaron al tercer estante de la sala infantil–juvenil.
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