La comunicación prolifera por las redes sociales, en las portadas de los diarios, tornándose en noticias que fluyen por el mundo. Protestas, marchas, manifestaciones, movimientos sociales, son muestras inconformes de grupos que externan sus reproches, descontentos fundados en algo que esperan se vuelva diferente, en un cambio “positivo”. Son torrentes informativos basados en ideales, en exigencias generalizadas pero, ¿por qué sucede este “poder en movimiento hacia una sociedad uniformada”? Luchadores incansables, alborotadores, grupos provocativos, defensores de clases sociales, aspirantes políticos, oprimidos, minorías, mayorías, todos declaran o demandan algo buscando un mejor camino para aquella causa que persiguen según sus manifiestos; desean mejora en lo estipulado, en los patrones que rigen el sistema o grupos de sistemas monitoreados por las normas sociales. ¿Qué significado puede tener buscar la transparencia en función de aspectos a los que uno decide asirse, o de los que cada quien tiene interés o conveniencia? ¿De qué sirve ese manifiesto “positivo” tratando de contagiar a un número de personas para que sigan una acción, factor o causa que transparente una manifestación que parte de un individuo –aunque pueda ser también de competencia común de varios más- para después formar parte de un comportamiento generalizado, un estándar de lo igual?
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