• JR Sánchez
  • 13 Junio 2013
".$creditoFoto."
Por: JR Sánchez

Me encuentro agazapado, entre un tumulto de ideas que no se corresponden por la disparidad que existe entre ellas; el motivo, la guerra. Esa brutal manifestación, perpetua, de ferocidad inmanente, de carácter natural entre los hombres. “El estado en que los hombres viven en paz unos junto a los otros no es natural; la guerra es el estado natural del hombre”  sentenció Kant en su ensayo Sobre la Paz Perpetua. En ese orden, preciso un par de escenas cinematográficas que resultan útiles para comprender mejor el tema. La primera (clásica del cine) sucede en la película Patton1. El general recorre el campo de batalla, tierra, armamento destrozado, cuerpos. Levanta a un militar mal herido, observa y dice: “Amo todo esto. Dios sabe cuánto lo amo. Lo amo más que a mi vida”. La segunda, de la película Black Hawk Down2. Un grupo militar avanza peleando por su vida entre callejuelas devastadas, tras la misión frustrada a consecuencia de la caída de un helicóptero Black Hawk. Terror, desolación, sangre, vacío, muerte.  En ambos casos, ninguna consideración sobre el bien o el mal, sólo acciones, pasajes inimaginables a los que se atiene un ser humano cuando enfrenta cara a cara la perversa atrocidad, al monstruo de la aniquilación.

 

Yo no había podido expresarlo en aquella época, pero me habían adiestrado para pensar que la guerra era el gran unificador, que unía a la gente mucho más que cualquier otra actividad. ¡Pendejadas! La guerra es el gran creador de solipsistas. ¿Cómo me vas a salvar la vida hoy? Morir sería una forma; porque si tú mueres, es probable que yo no muera”



Seguir leyendo en Profética, Casa de la Lectura:

http://www.profetica.com.mx/libreria-2/propuestas/el-monstruo-de-la-aniquilacion


Click HERE is best bookmaker in the world.
Offers Bet365 best odds.
All CMS Templates