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Él era un monstruo, un sujeto deleznable que fue perdiendo la cabeza hasta dejarla pendida de un pequeño hilo de baba. Una cabeza que podría gesticular, activar un cuerpo, y salir a la calle para encontrar su perdición.  Esto podría fungir como el inicio para hablar de un libro, cuyo texto me gustó porque de alguna forma la maldad es intrínseca en el ser humano, aunque con la educación de nuestros padres y la misma cultura nos encargamos de ponerle diques a esa bestia que nos acecha y nos hace rumiar planes para hacer daño. Esta novela breve se llama Dile a tu mamá que se calle y es del escritor Agustín Fest,  con quien he tenido un par de encuentros pero jamás intercambios verbales; aunque la segunda ocasión que lo vi, recordé su libro y lo busqué, para encontrarme con un texto interesante por su claridad narrativa, que explica a un sujeto que intenta recuperar parte de su vida para seguir avante, pero lo único que logra es encontrarse con su muerte.

 

En este libro se nos narran las desavenencias de un profesor que ha sufrido tanto la pérdida de su esposa como de su hijo no nacido, fallecido  cuando  la madre embarazada intenta llevar a cabo una tarea del hogar muy difícil para su estado. El hecho cambió su vida y lo hizo partícipe de recuerdos donde se encontraba deseando el mal, donde no podía entender por qué actuaba de dicha manera, como si el monstruo que todos tenemos se manifestara pleno ante los demás y actuara de una forma bastante molesta.

 

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