• Sergio Mastretta
  • 23 Octubre 2014
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La Normal de Ayotzinapa se fundó en los años treinta, en el auge cardenista de la Revolución Mexicana. A principios de los años cincuenta a sus aulas llegó Lucio Cabañas, un náhuatl que muy pronto entendió que esa revolución no fue suficiente. Desde entonces han pasado sesenta años que guardan igual el fracaso del sueño agrarista de Lázaro Cárdenas, el espejismo desarrollista del turismo acapulqueño, la insurrección guerrillera rural exterminada brutalmente por el ejército mexicano en los años sesenta-setenta, la quiebra del Estado priista y el ascenso perredista en los noventa, y la descomposición social con la multiplicación de fuerzas paramilitares armadas por los cárteles del narcotráfico en el arranque del nuevo siglo.

Un viaje a Guerrero y Michoacán en 1990 me permitió valorar esa perspectiva de largo plazo que iniciara con el cardenismo. Veinticinco años después, en este 2014, vale la pena ofrecer esa vista de una región mexicana que contiene en su trayectoria histórica igual los fundamentos de la nación como su propia anarquía.

Así arrancó el reportaje en cinco partes publicado en la revista Nexos en 1990, y que Mundo Nuestro ha reproducido en cinco partes:

De un día para otro el Estado y la sociedad descubren que la ruta del Balsas forma parte del corredor vital de la droga: en el triángulo montañoso de Oaxaca, Guerrero y Puebla y en las sierras de Guerrero y Michoacán se sigue paso a paso la huella de Sinaloa. Apatzingán se convierte en un centro narco, de la mano de Uruapan. La ruptura es sinónimo de violencia: en 1989 hubo 340 asesinatos en el distrito de Apatzingán, 80 por ciento de ellos en la cabecera. En los últimos tiempos han sido detenidas 300 personas por homicidio. La cultura del narco adquiere el camuflaje de las películas de Mario Almada las camionetas Cheyenne rojas y negras queman las llantas en avenidas nocturnas al son de me fui pa California; los crímenes se amplifican en la nota roja de los diarios locales; jóvenes desconocidos apuestan 500 millones de pesos (viejos pesos, N. del E.) en una jugada de gallos; los movimientos en el negocio de bienes raíces se disparan a las nubes, los viejos ricos venden al triple sus residencias a campesinos que convierten en chiqueros los jardines. Y sobre todo, la presencia de la policía: a cualquier hora, igual en Tlapa que en Huetamo o Tepalcatepec, convoyes de camionetas polarizadas y sirenas abiertas recuerdan a los pueblerinos que los antinarcóticos están en guerra.

 

Primera parte

La tierra caliente mexicana

Verano de 1990, media noche en la carretera Ajuchitlán-Ciudad Altamirano, en el corazón de la tierra caliente de Guerrero y Michoacán. Venimos de una tarde de cervezas con campesinos de uno de los once municipios que el PRD ganó en la tierra de Figueroa. El llano oscuro se recupera del día, deja de ser el horno infernal que todo lo consume. Ahora el tiempo sólo existe en los faros del automóvil: una línea estrecha cortada por arroyos que derivan al Balsas solitario, a la derecha del camino. Imaginario, el río pobre del territorio nacional, suspendido en sus afluentes como el esqueleto tieso de un pescado, es la arteria campesina.

http://mundonuestro.e-consulta.com/index.php/cronica/item/la-tierra-caliente-mexicana-verano-de-1990

 

Segunda parte

El rezago campesino.

Para documentar el rezago del sur campesino, hay que dar un vistazo a Guerrero y Michoacán. En el primer estado, con 75 municipios, para 1987 el 65 por ciento de ellos tenía menos de 30 mil habitantes, mientras Acapulco sostenía una tasa de crecimiento del 14.09 por ciento entre 1980 y 1987. Y cuando el puerto se llevaba el 42.1 de los ingresos corrientes estatales, y junto con Zihuatanejo, Chilpancingo e Iguala acaparaba el 64.5, otros 55 municipios no pasaban de cien millones de pesos al año para cada uno. Todos ellos son fundamentalmente rurales. En ese mismo 1987, 46 municipios tenían un déficit mayor del 50 por ciento en agua y 63 sufrían una carencia superior al 90 por ciento en drenaje. Algo mejor le iba en energía eléctrica, pues sólo 19 municipios tenían un déficit mayor al 50 por ciento. Dieciocho de esos municipios mayormente marginados ven correr sus aguas de temporal hacia el Balsas. El llamado Sistema Nacional de Planeación, imaginado en los ochentas, le daba a Guerrero un número de 12 municipios prioritarios para el desarrollo: ninguno de la Montaña, ni de las orillas del Mezcala; dos de la Tierra Caliente, pero tomados en cuenta tan sólo como centros de acopio.

http://mundonuestro.e-consulta.com/index.php/cronica/item/la-tierra-caliente-mexicana-1990-segunda-parte

 

Tercera parte

 

El narco en el zurco

"Al gobierno se le hace fácil venir y maltratar a la gente. Allá él, pero no es la solución, no es el modo agarrar gente pacífica. Aquí somos personas de trabajo, lo fueron nuestros abuelos, cuando esta región era como decir Quintana Roo, cerros enteros que nadie trabajaba. Mi tata grande vino de Jalisco antes de la revolución porque un individuo cayó a llevarle una hermana por la juerza y ahí se tatemaron a balazos y tal vez mi tata se la ganó. Esto lo digo pa que me entienda que aquí semos de trabajo y buen entendimiento si el gobierno, al contrario de armas, trae maquinaria pa trabajar.”

http://mundonuestro.e-consulta.com/index.php/cronica/item/la-tierra-caliente-mexicana-1990-tercera-parte

 

Cuarta parte

 

La ruptura política

Los agravios ahí están, el sur agrario los echa en cara al altiplano. No son nuevos ni exclusivos de la región. Pero se manifestaron, y con gran fuerza, en los procesos electorales de noviembre y diciembre de 1989 en Puebla, Guerrero y Michoacán. Un año después es el turno del Estado de México. De hecho, la violencia política entre enero y abril de 1990 provocó el viaje del reportero: seguir la huella de la disputa municipal. Y llevar en la maleta las dos versiones de los partidos en pugna: el PRI que se tambalea y moviliza todo el aparato estatal para resistir y recuperar su consenso, y el PRD que quiere ser la garra del sorpresivo zarpazo cardenista de 1988, pero que por sus propias contradicciones no acaba de tomar forma.

http://mundonuestro.e-consulta.com/index.php/cronica/item/la-ruptura-politica-la-tierra-caliente-mexicana-1990

Quinta parte

La noche del Balsas

Arcelia

Es el municipio de mayor productividad agrícola en la Tierra Caliente. Es de los pocos que presentan un equilibrio en su calidad migratoria. Buena parte de sus hectáreas de riego las abastece la presa Vicente Guerrero, sobre el río Poliutla. Es una de las regiones de mayor presencia de los capitales que maneja Salvador Sánchez desde Ciudad Altamirano. Gobernado por el PRI a pesar de los reclamos del PRD, el municipio ejemplifica como ninguno los problemas derivados por la elección interna priísta. Aquí¬ siguen las versiones del perredista perdedor, un priísta perdedor y un priísta ganador.

http://mundonuestro.e-consulta.com/index.php/cronica/item/la-noche-del-balsas-la-tierra-caliente-mexicana-1990-quinta-parte

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