• Lidia E. Gómez García
  • 04 Septiembre 2014
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Foto de portadilla: Rául Gil.

El texto que presentamos está escrito por Lidia E. Gómez García --una de las voces cholultecas que desde la investigación académica ha registrado la profunda carga cultural del culto de los pueblos a la Virgen de los Remedios. Lidia participa en el Seminario Permanente de Náhuatl “Luis Reyes García”, cuyo principal objetivo es el rescate de la historia y tradiciones de los pueblos de indígenas del Estado de Puebla. Es Profesora-investigadora del Colegio de Historia-Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Estudió Licenciatura en Estudios Religiosos en la Facultad de Teología, por la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. Maestría en Historia por la Universidad Simon Fraser, en Canadá. Actualmente candidata a doctora en historia por la Universidad Libre de Berlín, Alemania. Sus líneas principales de investigación son: los indios en la región Puebla Tlaxcala durante el periodo virreinal. Coordina el Seminario Permanente de Náhuatl Luis Reyes García, cuyo principal objetico es el rescate de la historia y tradiciones de los pueblos de indígenas del Estado de Puebla. 

 

La Virgen de los Remedios en Cholula es una de las imágenes religiosas de mayor devoción que se han venerado desde la llegada de los españoles hasta la actualidad. De hermosa talla flamenca, la imagen luce su herencia de tradición escultórica conocida como Malinas (es decir proveniente de Malines, Bélgica; o Mechelen en flamenco). Esta virgen fue adoptada por las tradiciones religiosas nativas de la región de Cholula, y su relevante importancia como devoción indígena se encumbró al señalarle santuario los franciscanos justo en lo alto del Tlachihualtépetl, hoy conocido como Pirámide de Cholula, lugar destinado en la tradición prehispánica a los templos. Esta acción, por lo tanto, implicaba una estrategia de los frailes que reconocía al sitio como antiguo centro político-religioso ceremonial prehispánico. Escogieron este lugar luego de que la pirámide de Quetzalcóatl había sido destruida para construir el convento el franciscano y lo que fue después la Capilla Real de Naturales (la capilla abierta para evangelización de los indios), por lo que la imagen fue un referente devocional para toda la región desde lo alto del “cerrito” de Cholula.







Procesión en Santiago Mixquitla. Foto de http://santiagomixquitla.blogspot.mx/

 

 

La devoción a la virgen convocó y aglutinó en rituales religiosos a toda una región desde mediados del siglo XVI, cuando se concretaron las congregaciones y fundaciones de los pueblos. Ello permitió que Cholula conservara su carácter de centro religioso existente desde mucho tiempo antes de la conquista, y perpetuara así una región asociada al centro de poder y religioso cuyo recinto era el antiguo centro ceremonial prehispánico, ya desde entonces de ancestral memoria. La imagen bajó durante todo el periodo virreinal de su encumbrado asiento en lo alto del “cerrito” para visitar a cada uno de los 42 pueblos el día de su fiesta, generando con ello una red procesional que vinculaba a toda la región con el centro rector político, religioso y cultural ubicado en la gran Cholollan. Esta práctica se conservó gracias a los rituales y formas de vida asociadas a esos vínculos políticos y religiosos que el trayecto de peregrinación trazó con cada huella de los devotos que en su andar iban construyendo su identidad y su historia, adaptando las nuevas realidades sin renunciar a sus antiguas tradiciones.

 

Este circuito devocional asociado a las “bajadas” se perpetuó incluso después de la separación de algunos pueblos sujetos a Cholula, que se fueron estableciendo en cabeceras jurisdiccionales a partir de finales del siglo XVII y todo el siglo XVIII, como lo fueron entre otros: Coronango, Cuauhtlancingo, y el más sonado y controvertido, el del antiguo barrio cholulteca, San Andrés Cholula, en 1714 (estamos por conmemorar los 300 años de esta separación de gran trascendencia para la historia de la región).  



Foto tomada de Fotos de Puebla.org

 

La imagen siguió visitando a los 42 pueblos de la  región incluso cuando la guerra de independencia amenazaba con dejar sin recursos a los pueblos para poder erogar el gasto que representa esta tradición. Siguió bajando pese a las intervenciones militares de norteamericanos, franceses y demás grupos armados que azotaron la región en diversos periodos del convulso siglo XIX. Se restableció el circuito con mayor fuerza durante el periodo del Segundo Imperio de Maximiliano, por razones de retribución política. Durante el periodo revolucionario, las fuerzas en combate dieron treguas cada año para permitir que la fiesta a la Santísima Madre de los Remedios fuese llevada a cabo con toda propiedad, y los grupos armados jamás siquiera intentaron usar al santuario como sitio de legitimación a sus causas.

 

 

Foto tomada de Fotos de Puebla.org

 

El día de hoy, septiembre de 2014, estamos por primera vez en la historia de la región por ver trastocada esta tradición como consecuencia de un proyecto elaborado desde el gobernador del Estado y delegado como responsabilidad de los presidentes municipales de San Pedro y San Andrés Cholula. El desprestigio político lo cargan los dos alcaldes que no tienen ni idea de lo que esto significa para Cholula. El gran centro político-religioso trazado desde el periodo prehispánico y vivo hasta la actualidad, hoy está seriamente amenazado con la “modernidad” que quiere transformarlo de centro político-religioso a centro turístico. Principalmente está amenazado su valor simbólico, porque el modelo de “parque” del proyecto del señor gobernador significa trastocar este emblemático centro al concentrarse en el interés de los turistas. Las procesiones serán convertidas en espectáculos públicos, y los fieles no podrán siquiera persignarse ante la virgen sin ser objeto de curiosidad turística. Todo indica que se “dignificará” la zona haciendo rutas para trotar y vías para pasear, por donde antes pasaban los cargadores con sus imágenes.

 

El significado de esta amenaza no ha pasado por la mente de los presidentes municipales Leoncio Paisano y José Juan Espinosa, ya no digamos del gobernador que evidentemente ni siquiera conoce la red simbólica de peregrinaje, ni nunca ha estado en una “bajada” de la virgen. Esto sin embargo tiene una explicación: los presidentes municipales han olvidado un aspecto importantísimo de lo que la política significa en la tradición cholulteca: el gobierno se ejerce desde el poder de la legitimación ante barrios  y pueblos, no desde las alianzas con el gobernador. El gobierno en Cholula se establece desde tradiciones complejas de retribución, en donde es el servicio al pueblo y no el número de votos, lo que otorga legitimidad a un presidente municipal. Durante años han convivido en formas de ejercicio del poder que permite mantener un pie en la modernidad “democrática”, mientras se conserva con profundo respeto el otro pie en las formas tradicionales de servicio al pueblo, representado por sus tiachca, fiscales y mayordomos, quienes son las autoridades morales de los pueblos. En Cholula para poder gobernar primero se debe demostrar que se es capaz de servir a un pueblo.

 

Los dos presidentes municipales de Cholula (San Pedro y San Andrés), creyeron que para gobernar necesitaban más al gobernador que a sus gobernados, con lo cual renunciaron a servir a los cholultecas. En el pecado llevarán la penitencia. Leoncio Paisano está totalmente sometido al gobernador y ha olvidado honrar no sólo el respeto por sus propios ancestros que le convirtieron en lo que hoy es, sino incluso el respeto a sí mismo (es capaz de llegar a acuerdos por escrito que luego abusando de su poder él mismo desconoce), así que hay poco que agregar al respecto. De hecho, hablando en el lenguaje de la tradición cholulteca, hoy Paisano es más hijo del gobernador que hijo de San Andrés, una decisión que lamentablemente le harán recordar los propios sanandreseños más pronto de lo que él mismo se imagina. 




Foto tomada del portal Poblanerías.

 

 

En cuanto a José Juan Espinosa –un hombre joven del cual esperábamos ver la posibilidad de incorporar a San Pedro Cholula en la construcción de una ciudad que transcurriera hacia la modernidad (tributaria, democrática, etc.) sin renunciar a sus hermosas y valiosas tradiciones–, desgraciadamente optó por los favores del gobernador, como consecuencia de una alianza incomprensible que lo llevó a la presidencia de San Pedro Cholula, y olvidó sus responsabilidades de alcalde en una ciudad tan llena de tradiciones como Cholula. A José Juan se le olvidó que en Cholula la autoridad se gana con servicio, no con votos, y por ello se ha ganado a pulso el rechazo de los cholutecas que, pese a que él afirma son pocos, unánimemente le repudian. Me refiero aquí a quienes llevan en sus figuras la representatividad de todos los pueblos y barrios: los tiachca, principales, fiscales y mayordomos; es decir, la autoridad moral de Cholula.

 

Los expropiados tiene mucho más sentido común y, era de esperarse, más identidad cholulteca. Pese a lo complicado que significa para ellos el tener que dejar las casas, están dispuestos a hacerlo si se les ofrece un acuerdo justo. Pero sabedores que en cuanto los terrenos y casas sean propiedad del ayuntamiento, sucederá lo que ocurrió en el Paseo de San Francisco o en Los Fuertes, donde tanto Bartlett como Moreno Valle trasladaron propiedad municipal y federal, según el caso, para apropiárselo y hacer centro comerciales o parques que destruyen nuestra historia y nuestro patrimonio. Por lo tanto, proponen que se use la millonaria inversión para exploración arqueológica de la plataforma y que ellos irán dejando las casas conforme las propias investigaciones de los arqueólogos vayan garantizando que el sitio, con la enorme riqueza que resguarda, por sí misma garantice que no se hará parque ni será sólo rutas para trotar ni caminos para pasear. En otras palabras, rescatar el valor cultural del sitio, sin que lo cerquen ni hagan de las procesiones eventos turísticos.

 

La pirámide de Cholula es la más grande del mundo en su base, misma que con el proyecto que se planea se convertirá en un jardín para turistas, como si a los turistas les interesara venir a ver un parque. Si se lleva a cabo el proyecto del gobernador, la plataforma prehispánica será convertida en rutas para trotar y vías para pasear, incluso con fuentes y sitios para descansar. No olvidemos que también está pensado un foro donde supongo harán conciertos y traerán payasos. Ese es el destino del sitio. La Cholula sagrada que ha sido el centro ceremonial vivo con mayor antigüedad (porque otros sitios arqueológico como Teotihuacán ya no están habitados  ni sus centros ceremoniales activos), hoy enfrenta a sus propios hijos, sus alcaldes, como ejecutores de la mayor amenaza que pesa sobre ella. Ediles sin identidad, que han sido incapaces de defenderla de un gobernador enfocado en convertir nuestra cultura en espectáculo. Ni siquiera los conquistadores españoles le pudieron arrebatar a Cholula su lugar como centro ceremonial, y hoy el gobernador está a punto de hacer de la Virgen de los Remedios un bastión turístico, y a sus fieles con sus peregrinaciones simples actores disfrazados en un espectáculo estilo Disney.

 

La Virgen de los Remedios enfrenta en el gobernador y sus incondicionales ejecutores, los alcaldes de Cholula, la mayor amenaza desde la llegada de los españoles. Jamás, ni siquiera en la época liberal decimonónica o en los enfrentamientos armados esta devoción fue mancillada. Quien lo dijera, serán los propios cholultecas, sus ediles, quienes logren arrebatarle a la ciudad sagrada su carácter de centro ceremonial ancestral. 



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