No creo que la literatura exista para cumplir un papel social. Claro, puede haber un propósito ideológico común entre un autor y sus lectores para hablar de ciertos temas y reafirmar ciertas creencias, pero esto no es La literatura y generalmente no es la mejor literatura. Tampoco creo que la literatura deba tener un “compromiso” con la realidad por la sola razón de que “la realidad” no existe. Existe un juego de interpretaciones sobre hechos materiales o imaginarios y la literatura forma parte de ese juego. La lectura nos enriquece espiritualmente, sin duda, como personas y como sociedad, pero esto no lleva implícita la garantía de que seremos mejores personas en una mejor sociedad. Los europeos, que quizá fueron los más letrados el siglo pasado, nos dieron los ejemplos más terribles de una criminalidad imbécil durante las dos guerras mundiales, digo, por poner un ejemplo.
Felicito muy cálidamente a José Luis Escalera y su equipo de trabajo porque han construido un espacio de difusión de la cultura, la inteligencia y la crítica. Una estantería bien seleccionada con libros a la venta y libros para ser consultados en la biblioteca, un café, un bar y mesas para conversar en un espacio agradable fue la mejor combinación. Quienes hemos pasado por ahí en esta década le estamos muy agradecidos a Profética. En ese patio presentamos libros, escuchamos durante 12 horas a Jaime y Gabriel Wolfson tocar al piano las vejaciones de Satie, organizamos ruedas de prensa para combatir la brutalidad de Mario Marín y Kamel Nacif, organizamos un festival en apoyo al pueblo haitiano y nos hemos divertido tomando un trago hasta bien entrada la noche. ¡Muchos años más de vida a Profética!
(Julio Glockner, escritor, antropólogo)
Foto tomada de La Jornada de Oriente