Del tríptico distribuido por la CONAFOR entre campesinos de la región serrana
Los bosques de ocote todo el año son verdes, y cuando están sanos, sus hojas son perenes.
Nuestros bosques de ocote en Tetela de Ocampo siempre habían sido verdes. Hoy han perdido su tono. Una plaga conocida como caída foliar de los pinos, empieza a consumirlos. Y el riesgo de la pérdida de los ocotes es enorme.
La CONAFOR tiene conocimiento de esto desde el año 2012, en ese año yo no lo noté.
En 2013, en en pleno verano, escuché a algunos lugareños hablar de ello. Entonces puse atención y claro que lo vi. Con el calor y la humedad algunos grupos pequeños de ocotes se pintaban color amarillo o rojizo. En ese momento pensamos en el gusano barrenador.
En el invierno la mayoría de los árboles infectados recuperan su verdor. Quizá por eso llegamos a pensar que era menos grave.
Nadie sabía nada, nadie tenía idea de qué plaga estaba atacando a los ocotes en los bosques de Tetela.
Incluso se comentaba que debíamos sospechar de la minera, que a raíz de su intento por la explotación habían visto volar avionetas que esparcían polvos y que dejaban un olor extraño.
Dada la inquietud llamé a la CONAFOR. En sus oficinas centrales me atendió el titular de Sanidad, no recuerdo el nombre, y me afirmó que ya tenían conocimiento, incluso lo sabían desde un año atrás, pero que aparentemente había desaparecido; también dijo que ya se habían tomado muestras, que estaban en el laboratorio y que debíamos esperar al diagnóstico. Honestamente me dejó tranquila saber que estaban haciendo su trabajo.
También hablé a Chapingo. Ahí me atendió el Maestro en Ciencias Rodolfo Campos Bolaños, investigador de la División de Ciencias Forestales, quien se mostró dispuesto a ir y evaluar, siempre y cuando se le facilitaran los viáticos. Lo comenté con unos funcionarios del ayuntamiento de Tetela, quienes se mostraron interesados; les di los datos del investigador y confié en que seguirían el proceso de vinculación con los investigadores de Chapingo.
Este verano, 2015, las imágenes de las manchas que pintan los bosques de ocote son sumamente alarmantes, todos pobladores lo han visto, lo notan, hablan de ello.
En días pasados volví a contactar con la CONAFOR, oficinas centrales y a la delegación. En ambas oficinas me atendieron gente amable y me dieron toda la información que tienen a su alcance.
Éste es el cuarto verano que la plaga se manifiesta. El año pasado murió el 10% de los árboles infectados, aparentemente este año van a morir entre un 20 y un 30%. Aparentemente son tres mil las hectáreas de bosque infectado. Tetela es uno de los dieciocho municipios infectados en el estado. El problema se presenta ya en Tlaxcala, Veracruz e Hidalgo.
Me informaron que se están haciendo investigaciones; mencionaron al INIFAP (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias), a la BUAP y mencionaron al Dr. David Cibrian de la Universidad Autónoma de Chapingo.
El viernes pasado hicieron un vuelo para determinar la zona afectada.
En la delegación me regalaron un tríptico que intenta informar a la población e invita a registrar ubicación, edad, cantidad y variedad. Trae teléfonos de la delegación Puebla, de una oficina regional en Chignahuapan y un teléfono de contacto para cada municipio.
Ellos le llaman emergencia sanitaria, noto en el tono del Ing. Juan Carlos Carrillo, funcionario de la delegación, preocupación y compromiso, igual que en el Biol. David Quiroz, del departamento de Sanidad de oficinas centrales.
No sé cómo transmitirles que necesitamos un plan de acción inmediata que frene el daño. Además de un programa de reforestación con especies sanas para evitar que el bosque deje de ser bosque.
Todos sabemos que es un ejemplo de las consecuencias del cambio climático, la solución definitiva es una manera distinta de relacionarse con el planeta y sus recursos.
