• Ednilma Durana Filisola
  • 30 Enero 2014
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Por: Ednilma Durana Filisola/Taller de Periodismo Narrativo

“Tanto va la creencia a la vida, a lo más precario que la vida tiene, la vida real, se entiende, que al final se pierde dicha creencia. El hombre, soñador definitivo, cada día más descontento de su suerte, gira con trabajo en torno de los objetos que ha tenido que usar, y que le han entregado su pereza o su esfuerzo, su esfuerzo casi siempre, porque ha consentido en trabajar, por lo menos no le han repugnado correr su suerte, lo que llama su suerte (…)”

André Bretón

 

“No sé si lo que hago es arte, sólo hago lo que me gusta”. Esas son las palabras de un joven artista. Y aquí está él, admirado por lo que ha plasmado en la pared.



                Foto: Ángel Iván Martínez López

Tal vez el pensamiento de todas las personas es hacer lo que nos gusta, ¿Fama? ¿Es necesaria? Tampoco lo sé, quizá también sea algo, en cierta medida, que sólo algunos sujetos anhelen, pero este no es el caso.

Rodrigo Serna Benítez de 26 años de edad, mejor conocido como “El Kalango”, es un estudiante del Colegio de Antropología Social de la BUAP que, desde su infancia, descubrió aquella capacidad innata de sus dedos, aquella habilidad de plasmar sus pensamientos  y transmitir un mensaje polisémico a través de sus pinturas.

Foto: Mara

 

 

 

Es difícil hablar de arte, describir o criticar una obra según los cánones artísticos en el sentido riguroso de la palabra reduce el margen de manifestaciones; sin embargo, en este apogeo de la posmodernidad, en donde los ídolos y los patrones estéticos se rompen, todo es arte. No obstante, entro en desacuerdo con ambas posturas, no creo en el arte como disciplina, no sé quién haya implementado en el léxico la palabra “arte” y no profundizaré en ello, pero este chico hace lo que le gusta como muchos otros personajes a lo largo de la historia, tal vez triunfe, tal vez no, pero él seguirá haciendo lo que le gusta, haciendo “arte”.

Animales, cuerpos desnudos, huesos, tendones y colores, son algunos elementos de sus pinturas, una mezcolanza de objetos que antropomorfizan, en conjunto, un mensaje plurivalente en cada espectador.

Foto: Kalango

¿Librarse de la realidad? ¿Plasmar lo extraordinario? ¿”Hablar” de lo místico? ¿Lo absurdo e irónico de la vida? Muy difícil ante una sociedad nihilista, donde la indiferencia impera por las calles, donde los gritos de la decadencia se convierten en cenizos susurros, pero para el surrealista absoluto, todo es posible en el terreno de las imágenes.

 Foto: Kalango

 

Esta es una breve entrevista, a este joven talento.

 

Ednilma: Pienso que tus obras no son ordinarias, tienen técnicas muy peculiares y transmiten mensajes polisémicos ¿Cuál es tu inspiración? ¿En qué momento Kalango empezó a involucrarse con el arte?

Kalango: Desde pequeño, no puedo decirte con exactitud la edad, no obstante lo que he logrado hasta el día de hoy ha sido un proceso de años. Nunca fui a una escuela de arte, ni a un curso de pintura, simplemente me gustaba pintar, no sé cómo, cuándo, ni dónde, sólo empecé a pintar, es todo lo que sé.

E: ¿Cuál es tu técnica, qué materiales te hacen sentir cómodos al momento de pintar?

K: Yo puedo pintar en lo que sea, me gusta mucho el acrílico y la acuarela, sobre pared, a lápiz.

E: Eso he notado en tus obras, que son diferentes entre sí.

K: Así es, creo que es una de las ventajas del “arte”, por así decirlo. Yo no sé si lo que hago es arte, sólo hago lo que me gusta, curiosamente es un aspecto que le llama la atención a las personas. Ahora estoy buscando mi sello, ese toque personal que la gente detecte la esencia de mis obras. En la preparatoria, la maestra que impartía la asignatura de arte, me invitó a participar a un concurso de dibujo, con la temática de la naturaleza, no sentía nervios, no iba con el propósito de ganar, solo quería pintar, recorrí los pasillos de la institución anfitriona, miré los trabajos de los demás concursantes, los cuales eran buenos, pero ese día, mi sorpresa fue ganar.

Ese día me di cuenta de que no era un hobbie, no era simple entretenimiento, descubrí que es parte de mi vida, algo que quería tomar en serio. Entré a la universidad y seguí haciendo lo que me gusta, seguí pintando.

E: ¿Y por qué Antroplogía? ¿Por qué no arte?

K: Creo que la Antropología también es importante en mi vida, me gusta, me llena, y creo que parte de lo que he logrado, ha sido gracias a la antropología, me ha enseñado nuevas perspectivas de ver las cosas.

E: ¿Cuál es tu mensaje? ¿Qué intentas transmitir?

K: Siempre que dibujo algo y una persona observa lo que hago, transmite un mensaje distinto al que esperaba, el arte es polisémico, no puedo concretar exactamente qué intento decir, para mí hay mucho significado en lo que hago, mensajes políticos, antropológicos, etc., pero cada quien se queda con lo que quiere.

Foto: Kalango

 

 

E: ¿Y qué influencias has tenido? ¿Qué pintores te gustan?

K: Me gusta mucho la corriente surrealista, las obras de Salvador Dalí, Kenta Tori, Alex Grey, entre otros.

E: ¿Has tenido alguna oportunidad de exponer tus obras?

K: Sí, dos exposiciones, la primera exposición fue en marzo del 2013, fue muy pequeña en el café COPIL y la segunda fue en junio del año pasado en el Estudio fotográfico FOTOEXPRESS. A parte he tenido la oportunidad de hacer 4 murales.

E: Cada una de tus obras significan algo para ti, pero ¿Hay alguna pintura que, particularmente, simbolice algo importante para ti?

K: Todas mis obras son importantes para mí, tal vez “Corazón de gallo”, es un cuerpo humano abierto y, en su interior, tiene un laberinto en la parte inferior de su corazón, con una cabeza de gallo, esa pintura tiene mucho de mí.

Foto Kalango

E: Y ¿Por qué Kalango? ¿Qué significa?

K: En la preparatoria yo practicaba capoeira, y cuando obtienes un nivel, te asignan un nuevo nombre, el mío fue Kalango, es un reptil, una especie de lagarto, me gustó mucho, y a partir de ahí lo uso.

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Las nuevas manifestaciones en las artes pláticas, nos siguen demostrando que el genio del que ha sido dotado el artista, no respeta instituciones; las remembranzas aun presentes del positivismo no han cercado la sustancia. Aun cuando la obra sea evaluada como valor de cambio antes que su equivalente estético, y haya una crisis en el fomento y apoyo a las artes, así como la aceptación a otras visiones.

Foto: Mara

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