El tronco de un árbol aplasta un Tsuru. En la ciudad de Puebla, en el centro, se escucha el caos provocado por el lamentable suceso. Es miercoles 13 de noviembre y el medio día se acompaña de algunas nubes que no obstaculizan el paso del sol. Una multitud de personas rodea el lugar.
De repente, la nube gana y la sombra recae en el zócalo, tan radical como la caida del árbol inmenso sobre el vehículo estacionado al lado del zocalo poblano, en la calle 2 Sur.
El árbol reposa con perfecta quietud. Las cintas de seguridad rodean varios metros a su redonda. Los espectadores del suceso se colocan junto a la cinta de seguridad mientras el personal del Ayuntamiento de la ciudad se encarga del trabajo de limpieza. El ruido de una sierra eléctrica se impone sobre el sonido del transitar cotidiano de los automóbiles.
Una mujer se acerca a preguntar –¿qué sucede, por qué no hay paso?–, le respondo que se ha caido un árbol sobre un automobil y lo están reduciendo para poderlo llevar en partes más pequeñas. La mujer me responde que no hay forma de hacer entender al gobierno de la ciudad que debe poner mayor atención en el cuidado de los árboles viejos, que hace falta podarlos para evitar este tipo de accidentes. Elemental, pienso, pero nada digo.
Según informa en la radio, el árbol de 15 metros de altura cayó en punto de las 11 de la mañana. También dice que el árbol llegó hasta el restaurante La Fundación, ubicado en los portales de la calle 2 sur y Juan de Palafoz y Mendoza. Lugar donde sòlo salieron afectadas sillas y mesas. Yo tomo las debidas fotos que lo comprueban.
Llega protección civil. El director de Protección Civil municipal, Gustavo Ariza menciona posteriormente en entrevista que el árbol estaba en buen estado y que no se reportan lesionados tras el accidente. También dice que la causa del accidente fue una ráfaga de viento y que se registran vientos de hasta 70 kilómetros por hora en la ciudad. Finalmente, menciona que se reportan ya 25 árboles caidos por las mismas causas.
Quedamos enterados.
Una verde alfombra se extiende por la calle que forma parte del atractivo turístico de la Angelópolis. Mientras más pequeño es el montón de madera sobre la banqueta, menor es el número de personas que se interesan. Llega un vehículo del Ayuntamiento de la ciudad con el que cargarán los escombros del viejo árbol.
Un minuto de silencio por el viejo caido.
Para que un árbol logre llegar a una altura de semejante magnitud se debe de esperar más tiempo de lo que durará el recuerdo de su existencia. ¿Cuánto tiempo? ¿Lo que llevo de vida? ¿Cuántas vidas como la mía vio pasar el árbol? Una fuente de sombra, oxígeno y belleza se ha perdido en un fugaz momento.
