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Por: Ramírez Rojo D. Alejandro/Taller de Periodismo Narrativo

De la vida diaria: hombres y mujeres reunidos para reclamar a los gobernantes. Paseo Bravo, en el arranque de la avenida Reforma de la ciudad de Puebla se agrupa la gente. Personas reunidas para alzar su voz y denunciar las arbitrariedades. Pasa ya una hora después del mediodía y la circulación vial en el centro histórico se ve interrumpida por los marchistas y las consignas y sonsonetes dirigidos por un hombre con un altavoz en la mano que protesta contra las injusticias cometidas por los dirigentes del estado poblano.

Me entero entonces que es la organización 28 de octubre la que camina por la Reforma. Lleva el paso de los manifestantes. Yo nací en 1990. Ellos en 1973. Me entero entonces que llevan el doble de tiempo de mi vida marchando por la avenida Reforma.

El movimiento social 28 de Octubre se originó en 1973. La Unión Popular de Vendedores Ambulantes UPVA surge el día que lleva por nombre y es la fecha de un desalojo de comerciantes ambulantes que se preparaban para la celebración de Todos los Santos. El cuerpo policiaco llevó a cabo una feroz agresión sobre dichas personas, ellas  defendieron su mercancía con todo lo que pudieron. Durante el disturbio los ambulantes contaron  con el apoyo del Frente de Activistas Revolucionarios que se integraba por maestros y estudiantes. Así fue como se creó el movimiento social 28 de Octubre. Según informa el medio periódicodigital.mx.

http://periodicodigital.com.mx/notas/upva_28_de_octubre_celebra_su_xxxix_aniversario#.Ut2tmBA66M8

            Hoy día, a poco más de cuarenta años de existencia de la UPVA, los ambulantes salen a la calle a mostrar su presencia a la sociedad y las autoridades. El suelo puede vibrar ante los pasos marcados de personas que marchan a paso seguido uno del otro.         Camino junto con ellos. Pronto descubro que lo que caracteriza a los marchistas es su falta de vitalidad física. Mujeres delgadas y también algunas de edad ya avanzada se avanzan en lento movimiento. ¿La mirada cansada de una de ellas me muestra una debilidad en su espíritu?

Caminamos hasta llegar a la intersección con el zócalo y la calle 5 de Mayo. Cinco de mayo, la calle emblemática de Puebla, la que lleva por nombre un día de victoria nacional, ahora se cimbra ante los pasos de gente que seguramente está impedida para pensar en triunfo y gloria.

En zócalo el mitin. Escucho al hombre con el altavoz, se ha trepado un vehículo. Se escuchan los gritos en contra del mal gobierno y el reclamo por la privatización del agua es el tema que más ocupa a los discursos.

El pasado mes de Diciembre del 2013 el Congreso del Estado incorporó la posibilidad de la participación del sector privado en la organización encargada del manejo del agua. Los argumentos de la autoridad son que el Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Puebla, mejor conocido como SOAPAP, se encuentra rebasado, que es “inoperante”, que debe modernizarse. De un día para otro, así lo decidieron los diputados. Yo soy un ciudadano. A mí no me preguntaron. Pienso en ello mientras contemplo el enojo de las voces en el altavoz.

Ahora me encuentro frente a la camioneta rodeada por los manifestantes. Me acerco a una mujer y le pregunto cuál es la causa de su proclama. “Estoy por lo que están diciendo”, me responde. Le pido que me explique con más detenimiento, a lo que me responde que está aquí sólo porque es necesario que acompañe al resto de la gente.

¿Solidaridad? Me pregunto si sabrá el trasfondo que lleva un movimiento así o si simplemente actúa ante la realidad de la cual proviene.

No lo sé. Pienso en todas las marchas que se habrán dado en Puebla desde 1973.

Termina el mitin. Las personas se van, ellas  y los ánimos carentes de fuerza se disuelven. Yo también me alejo. Las personas nos perdemos con la distancia.