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Por: Ednilma Durana Filisola/Taller de Periodismo Narrativo

Rock en la explanada del CIS.

Así cerró noviembre el Gobierno del Estado de Puebla: con un evento de deportes extremos en la explanada del Centro Integral de Servicios y un gran concierto de la reconocida banda de rocks mexicano Café Tacvba.

Para todo da Angelópolis.

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“¡Entrada libre!  ̶decían en la radio ̶, acceso a partir de las 5:00 pm”. Y lo venía oyendo desde hace dos semanas aproximadamente, lo que, para mi sorpresa, no era del todo cierto. Llegué en punto de las 5:00 pm y en la fila oía comentarios de un grupo de aficionadas que, con molestia, decían que desde las cuatro de la tarde abrieron el acceso al público, y, además, debías formarte para obtener un “boleto” y poder entrar al evento porque había cupo limitado. ¡No que “entrada libre”!, pasaba por mi cabeza. La fila era interminable, comenzaba a partir de la valla metálica que delimitaba la explanada del CIS, cruzaba el puente peatonal de la vía Atlixcayotl y parecía terminar en las escaleras del otro lado del puente. De pronto, la multitud se empezaba a inquietar y un policía gritó: “¡Sin boleto nadie entra!”. Todos se volvían locos, nadie guardaba la calma, sin embargo, eso no importaba para mí, en mi adolescencia fui a tantos con ciertos organizados por el Gobierno, que ya estaba acostumbrada a éste tipo de acontecimientos improvisados, así que guardé la calma.

Entonces, entre toda la chaviza furiosa, vi venir a un hombre con pasos acelerados, vestía uniforme azul marino, también llevaba un gafete alrededor de su cuello y  un gran paquete en sus brazos, increíblemente nadie lo notaba entre tanta desesperación, caminé hacia él y muy segura le dije: “¿Me puede dar un boleto?”. Sin replicar, rompió el papel estraza de su fardo y me dio uno de los miles de pases foliados que llevaba en sus brazos. La muchedumbre de inmediato volteó a verme, como si en mis manos estuviera la última oportunidad para entrar al show tan deseado. Sí, entré más rápido de lo que imaginé.

Ya adentro, caminé  sin demora, cuando aparecieron seis policías listos para revisar a cada uno de los asistentes, tres hombres y tres mujeres, no llevaba bolso ni nada indebido, solo mi celular, dinero para el taxi de regreso y, por supuesto, mi cajetilla de tabacos, pero al ver aquella fila de uniformados, temí por mis cigarros. Me revisaron “Puedes pasar”, dijeron, pero de repente: “¡Epale! No puedes pasar con cinturón, deposítalo en el bote de la basura.”  “¿Qué? ¡No puede ser! Nunca me pongo cinturón y ahora que se me ocurre tomar prestado el de mi hermano me pasa esto.”

Regresaba molesta a la entrada cuando sentí un jalón, viré más molesta de lo que estaba, pero mi irá se esfumó cuando vi que era una gran amiga de la preparatoria que vio lo ocurrido, afortunadamente ella llevaba una bolsa en donde pudo guardar discretamente mi cinturón.





Logré entrar una vez más. Qué enredo para entrar a un evento “gratuito”, pero como dije, esta tipo de eventos siempre tienen toda clase de inconvenientes.

Había más gente afuera que adentro. Menos de la mitad de la explanada estaba ocupada, ya había iniciado el evento de motocross. En las pantallas que estaban a los lados del escenario principal estaban televisando los “Saltos de base” que se habían grabado en la Estrella de Puebla, en el Parque Lineal, así como las filmaciones de paracaidismo que ejecutaron figuras públicas de los noticieros locales. Qué interesante.





Empezó a llenarse el lugar, fuegos artificiales iluminaban el cielo oscuro, ya había caído la tarde.



Ahora continuaría la espera, ya estábamos adentro, pero aun aguardábamos para ver a los Tacvbos.

Pero primero el show político: A las 7 de la noche voceron el show de los Autos Rally, que duró veinte minutos aproximadamente y, sin esperarlo, el Gobernado Rafael Moreno Valle, subió a uno de los vehículos de acrobacia y dio un breve discurso de la clausura del evento.





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¿Paciencia? Mi paciencia se había agotado hcía casi dos horas, ya   quería ver a mi banda favorita. De repente empezaron a circular micrófonos para realizar el “Karaoke más grande de Puebla”, proyectaron las letras de 3 canciones: La ingrata de Café Tacvba, Triste canción de amor del Tri y Vasos vacíos de los Fabulosos Cadillacs. Los micrófonos seguían transitando de mano en mano mientras las cámaras los filmaban y se proyectaban los rostros de las personas en las pantallas, hasta que en Vasos vacios, el micrófono cayó en las manos del ganador de las elecciones de junio 2013 para presidente municipal Tony Gali.

Qué buen tino.

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“¡Tacvbos, Tacvbos, Tacvbos!” coreaba la gente con  mucha euforia, las luces se apagaron,  quedamos en absoluta oscuridad, el momento esperado llegó después de tres horas de espera. Ahí estaban ellos,  y dieron apertura al concierto con un gran clásico de su disco Re: El Baile y el salón.

Y se fueron de refilón dos horas con canciones como  De este lado del camino producción de su último disco, Volver a comenzar, Las Flores, Déjate caer una rola que hubiera sido imperdonable que no la tocaran con su peculiar coreografía, Los zopilotes, Agüita de  altamar, Eres, entre otras más. La música al máximo, a lo que fuimos.



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A mitad de concierto, cuando sonaba La ingrata, la multitud alebrestada había enloquecido: imperaban empujones, apretones y pisotones sobre la gente, creía que no saldría viva. En medio del caos, vi que cinco jóvenes hacían un circulo y desesperados pedían con voces ensordecidas que pararan un momento, petición que nunca sería escuchada. Un jovencito de 15 años aproximadamente se había accidentado, una valla de metal cayó sobre su cuerpo y entre la revuelta, se desvaneció y nadie oía las llamadas de auxilio. Varios nos percatamos de la tragedia y con nuestros cuerpos tratamos de poner resistencia para que dos muchachos trataran de cargarlo y sacarlo de aquel desbarajuste de personas.

 

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Todos seguíamos cantando, ya estaba culminando aquel “genocidio” de jóvenes extasiados, cantábamos Aprovechate en voz de Emmanuel del Real alias El Meme.

Rubén Albarrán, dirigió unas breves palabras de agradecimiento a todos los asistentes y, para cerrar el concierto, arrojó su tenis verde derecho al emocionado público poblano.