1.- Un único dolor encuentro este domingo en el zócalo. Repartido entre las tres mujeres de rebozo que atajan al sol y al aturdimiento pero nunca a sus pesares. Elia es la más bajita, y su dolor va envuelto en las voces que la señalan: es la mama del niño. Lo ha escuchado tantas veces desde hace un mes. Elia concentra una pena que ninguno en esta mañana de masa y aguijón colectivo y extraviado sentimos.

 A su lado, y no la deja un segundo, Roxana Luna, y por un instante vislumbro que en todo este suceso hay muchas tramas que no vemos. Es un asunto simple la ignorancia eterna de la masa, nunca tiene tiempo para pensar como individuo. No puedo dejar de ver el trasfondo político y los intereses ocultos en este conflicto. Pero ahora dejo a un lado las elucubraciones. Me concentro en Elia, en la soledad de la madre y su niño perdido. No sé su edad, pero ya la vida campesina le arrebató la juventud. Nada inmuta sus ojos tristes. Y su voz, que no tiene dudas:

“Acabó con la vida de mi hijo”, alcanzo a escuchar en un atisbo a la mujer ahí frente al Pasaje, en la pelotera de unos reporteros agobiados por encontrar la nota del día en esta marcha atolondrada que en su disgregación final sin un templete tal vez encuentre su sentido.

“Mucha presión de los funcionarios desde el hospital --sigue Elia entrecortada--, me hicieron ofertas… Pero mi hijo no tiene precio.”

 

2.- Otro duelo pesa este mediodía, otro dolor profundo asoma este domingo. Ahora mismo en el templo de la Viren de la Asunción en Tetela de Ocampo, en la Sierra Norte de Puebla, una masa reducida a la impotencia entierra a un joven de apenas 18 años de edad que se preparaba para iniciar clases en una universidad en la ciudad de Puebla. Jorge Vargas Vázquez, hijo del doctor Jorge Vargas, el médico del pueblo, fue asesinado por sus secuestradores, su cadáver fue hallado el jueves 7 de agosto en la barranca de Xinanca, cerca de las comunidades de Tatzalán y Los Patios, atado a un árbol. Lo secuestraron el 30 de julio en un paraje cercano a la finca de su padre; sus captores exigían cinco millones pesos, pero la familia no pudo reunir más de dos y medio; al parecer, en uno de tantos rumores que han corrido por el pueblo, la policía no intervino. Lo que es un hecho es que el crimen paralizó a la comunidad.

Dolor y presagio de que malos tiempos se le vienen encima al pueblo. Ese mismo jueves 7 por la tarde, a plena vista de su esposa, el presidente auxiliar de San Nicolás --la misma comunidad en la que el doctor Vázquez tiene su finca--, el presidente auxiliar Florencio Díaz Villa es ejecutado de cinco balazos en lo que aparenta ser un asalto. En el pueblo corre una versión que oscurece más el panorama: que Florencio tenía identificados a los asesinos del muchacho.


Foto de Municipios e-consulta.

“Nunca había ocurrido esto en el pueblo --me dice Germán Romero desde Tetela--. Cuanta mortificación en el sepelio. ¿Y por qué pasa esto? Creo que están debilitando a las comunidades: ya no hay Ministerio Público, ya se llevaron a los judiciales. Tetela es cabecera de Distrito, tenía su Agencia de Ministerio Público y su Juzgado de Primera Instancia. Ahora salen con que van a centralizar los juzgados por lo que tendremos que ir hasta Teziutlán, ¿te imaginas el gastazo que hará la gente? Y ahora a los municipios les quieren quitar el cobro del predial, y ya van a privatizar el agua. Están debilitando mucho a las comunidades. Esta violencia nunca la habíamos visto en Tetela.”

Hiere este dolor en Tetela. Leo en el celular el mensaje que ha enviado los ciudadanos de Tetela hacia el Futuro:

“Hace dos años y medio iniciamos la defensa pacífica de nuestro territorio contra la industria minera con el único objetivo de defender nuestra vida y la de nuestras familias, y los hechos sucedidos en días pasados han golpeado profundamente a dos familias de nuestra comunidad. Hoy la población de Tetela está de luto como una muestra solidaria y fraterna con las familias heridas. Hoy nos embarga la indignación y la tristeza. Tetela de Ocampo se ha distinguido siempre por ser un lugar tranquilo y pacífico y no vamos a permitir que eso cambie. Condenamos todo acto violento.”

Y terminan con una demanda que vuelve a dar sentido a la marcha que sigo esta mañana en la ciudad de Puebla:

“Exigimos al Gobierno del Estado restablezca nuestros servicios de seguridad pública: ministerio público y policía judicial.”

Ahí están estos dos dolores jóvenes en dos pueblos. Chalchihuapan y Tetela.

Y aquí estoy yo, caminando hacia una marcha que a medio día no acaba de salir desde la Fuente de los Frailes.

 

3.- No todos los días una masa quiere tumbar a un gobernador, aunque según la historia, por estas tierras eso de cuando en cuando se acostumbra. Es temprano, apenas las diez, y fuera de ritmo caigo el error de llegar en tiempoa la hora de la convocatoria, pero a mi manera escojo mi propio arranque en el intermedio clásico del Paseo Bravo. Una camioneta recoge a la carrera las rejas que dan el paso a ciclistas y ciudadanos en el domingo peatonal. Queda el vacío de la Juárez.

Camino a contracorriente y pienso en los extremos del día. El duelo de una madre enrebozada viuda de su niño de trece años; la soledad de un joven asesinado, dejado ahí, amarrado a un árbol en el silencio de una barranca en el río Zempoala; el encierro y la furia del poderoso, el temblor hasta la ignominia de sus subordinados, su mirada y el orgullo en el piso y la mano en la cartera de la quincena.

Y ahora la masa que no se entona, el encono que no convoca. ¿Cuándo enfurece una masa? Pienso en el centroeuropeo Elías Canetti, obstinado por entender ese laberinto entre el poder y la masa: el individuo no es ni se comporta igual aislado que dentro de una sociedad o al interior de una masa. Algo, alguien, hace que las masas acaten órdenes. 



Foto Mundo Nuestro

Qué busca la masa que increpa a Moreno Valle: su destitución. ¿Pero es una masa? No serán suficientes los cuatro mil marchistas que calculo yo desde el monumento a la Independencia, y no vendrá en su auxilio presidente de la república alguno. No es una masa festiva, como la que esperaba que con su arrojo caería Mario Marín en el 2006. ¿Qué emoción expresa? Ciertamente, al mediodía, no tendrá miedo. Ni el menor asomo de granaderos.  La contra masa en este instante es el propio gobernador. Imagino a sus atareados colaboradores dándole vueltas a las cifras y si son tecnócratas sacando de la manga fórmulas y geometrías. Al final alguien dirá base por altura sobre dos, no, lado por lado, Reforma por cinco, Juárez por ocho, 1,250 gobernador, un uno más, ni uno menos. No hay masa, no se preocupe, señor gobernador.

 

4.- La marcha empieza tarde, así que trepo desde el Paseo Bravo por la Juárez a encontrar a los manifestantes. En el monumento a Don Benito un grupo de universitarios  de la BUAP algo asoleado ha colgado una manta con el escrito La Muerte Pisó esta Tierra ¡Y tú Disparaste! Es la primera consigna que leo en el día.

En una esquina otro grupo trae los agravios cholultecas sintetizado en la consigna Cholula no es un basurero arqueológico. Ani Ashwell resume: “Encontraron dos edificios en el lugar en el que construyen el puente. ¿Qué está haciendo el INAH? Y si quieres hablar con los arqueólogos de inmediato los rodean los guaruras.”

Ahí mismo Argelia Arriaga me comenta del trazo del gasoducto. Llevo entonces tres reclamos: el niño muerto en Chalchihuapan, el absurdo puente en Cholula y el litigio por el gasoducto. Será cuestión de anotar y escuchar las consignas.

A las 12 finalmente pasa por el monumento la marcha. Y lo que llega al monumento a Juárez identifica justo este movimiento: su disgregación. No la encabezan los de Chalchihuapan; no sé quién la encabeza, no veo siglas conocidas, no hay sindicatos con pancartas; morena trae un contingente compacto, con camisetas negras; universitarios y cholultecas descontentos se suman rápido, pero no encabezan. Si alguna mano mece esta cuna, creo que se decidió por quedarse en casa.

Finalmente, aquí hay individuos. Qué los trae aquí, cuál es el aguijón que los impulsa. Identifico a una mujer con una hermosa sombrilla china que carga un retrato de Delfino Flores Melga, el viejo luchador por la tierra para los pobres de la ciudad, muerte en junio pasado en una celda en la penitenciaría de San Miguel. Ahí hay un agravio concreto, una historia de vida que la mujer carga para explicar su presencia en la masa.

Foto Mundo Nuestro

 

Anoto cuatro gritos:

“Moreno Valle, te echaremos a la calle”

“Si Zapata viviera, el culo te partiera”

“Queremos frijoles, queremos maíz, queremos a Rafa fuera del país”

“Moreno, fascista, tenías que ser panista”

Cuando llega el contingente de Morena, de todos, el más serio en sus playeras negras y su formación, me digo que es el primer grupo organizado que identifico. Apunto mensajes y consignas en pancartas y carteles: “Desaparición de poderes”, “Tenemos un gobierno autoritario”, “Fuera los delincuentes políticos”, Herma@s mexican@s esto no es Gaza #Rafael Moreno CH.T.M., “Esta no es la ciudad que queremos”, “¿Qué se siente ser asesino, ladrón, autoritario y prepotente?”, “SITBUAP y la Vocho, sindicatos apatronados, les dieron una lana para que no participaran, vendidos $”, “No a la privatización del agua”, “Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno. E. Zapata”, “En Cuetzala decimos NO a la mina SÍ a la vida”.

La que dice “Esta NO es la ciudad que queremos, Ciudad sin Progreso”, hace un recuento: ley bala, presos políticos, detenciones arbitrarias, expropiación de la tierra y minería a cielo abierto, verificentros cerrados, proyectos de muerte, privatización del agua, inseguridad y violencia, despidos injustificados en el H. del Niño Poblano, desaparición de registros civiles, alumnos rechazados en universidades, mototaxis confiscados, partos sin atención médica, operativos policíacos para extorsionar.”

Cuando la marcha llega al Paseo Bravo encuentro al reportero Jorge Machuca. “Gravé el paso de la gente en la esquina de la 19 Sur --me dice--, contó diez minutos el marcador de la cámara.” Pasaron por los dos carriles de la Juárez, así que de ese tamaño ha sido la marcha.

Ahí en el Paseo hago un recuento: no veo partidos, salvo Morena; veo pasar a Ana Tere Aranda, que lleva colgado en el atuendo de marchista al PAN encabronado que perdieron sin mayor relincho contra Moreno Valle quienes en 1990 eran los “neopanistas”; sin embargo no veo a Paco Fraile y a otros derrotados; pasa Gabriel Hinojosa, con su espíritu ciudadano en pro del rescate de la política de manos de la burocracia partidaria; no veo a ningún priista activo, de los que dan comentarios a los reporteros, ni membretes que representen al antiguo régimen priista; no veo pasar contingente alguno de la llamada UNT, pero sí he visto marchistas con camisas con logo de Telmex.

 Veo ir y venir a Misraim Hernández Fernández, un joven de escaso cabello oculto en una gorra negra, playera de goberbala y un altavoz dando la idea mínima de que alguna mecánica organizativa ocurre en esta marcha. Misraim participa en la agrupación Puebla Vigila, una organización civil que desde el 2010 busca una acción política no partidista, involucrada primero en la vigilancia electoral promovida por Alianza Cívica y ahora en la exigencia de transparencia en la administración de gobierno y contra la corrupción. Se dice fácil, pero entiendo que expresan efectivamente una manera distinta de involucrarse en la política. Como sea, Misraim sube y baja entre las líneas que encabezan la marcha, da indicaciones y nos informa que al final leerán un comunicado para la prensa.

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5.- Para el recuento, ya en el zócalo observo una manta de cuatro metros tendida a los pies de la fuente de San Miguel, justo donde la gente se toma fotos con el hombre verde, es un collage con el tema del Goberbala, su retrato oficial y el niño Tehuatlie ensangrentado.

Elia pasa a un lado de un hombre verde contento con tanto trajín. No le faltan interesados en la foto. La marcha tiene en el grupo de Chalchihuapan su sentido y su final, que será al pie de la fuente de San Miguel. A mí me distrae el rostro de Moreno Valle, también a los pies del hombre verde. Le han acomodado sobre su cabeza la palabra asesino y un muñeco con saco negro con cabeza de cubeta y un letrero concluyente: “por si las moscas”.

Foto Mundo Nuestro

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Veo a Moreno Valle en un lugar en el que no está acostumbrado. Tal vez ahí en el suelo si escuchará las preguntas elementales que cualquiera quiere hacerle: quien es, de dónde viene, de dónde se siente, a quién esconde en su figura que paraliza a sus funcionarios, en su carácter altivo, cómo toma sus decisiones, a quién vio de niño tomando decisiones, alguna vez ha llegado solo a un pueblo y se ha comido un mole sin mayor prejuicio, etc. Luego escribo más serio en la libreta: cómo se construyó este gobernador, cómo se construyeron Bartlett y Melquiades, Piña Olaya y Mario Marín. ¿Por qué tenemos esta clase política?

Y hago un mal juego entre centros perdidos, provincias a la deriva y masas de cuando en cuando explosivas: Al ampuloso Jiménez Morales lo puso como jefe del Estado un pomposo Lopez Portillo; al displicente Piña Olaya, que recuperó la fórmula del virrey nombrado desde el centro, lo puso su seguramente buleado compañero de banca Miguel de la Madrid; el regañón Bartlett le exigió un Estado al agradecido Carlos Salinas, y del DF vino para recuperar con el centro comercial Angelópolis “la grandeza de Puebla” ; el atribulado Zedillo vio cómo Melquiades recuperaba para dormir y bailar con tanto compadre al Estado para los jerarcas poblanos; ya sin presidente de por medio Mario Marín le arrebató desde los sótanos para su peculio el Estado a los Melquiades, se metió en el pozo de su degradación moral y no lo tumbó la rebelión espontánea de la masa porque desde el DF el panista Calderón y los jueces del gobierno supremo nos recordaron que México nunca ha dejado de ser un país centralista; y los avilacamachistas sobrevivientes que nunca dejaron de mecer la cuna le dijeron a Moreno Valle cuando era niño este Estado algún día será tuyo. Y por él vino dándole la vuelta a la tortilla priista-panista.

6.- Misraim Hernandez, el joven de Puebla Vigila, apoyado contra el redondel de piedra de la fuente de San Miguel, y con Elia enrebozada a un lado, lee ayudado por su magnavoz un comunicado de largo nombre: “Por la restauración de la paz social, el estado de derecho y la autonomía de los poderes públicos en el Estado de puebla”. Y concluye con palabras al vacío: juicio político al gobernador, destitución de los funcionarios  involucrados con le represión en Chalchihuapan, derogación/abrogación de reformas anticonstitucionales (privatización del agua, expropiaciones, ley bala, ley orgánica municipal), cancelación de órdenes de aprensión, liberación de activistas presos, castigo a los responsables del asesinato del niño Tehuatlie, restitución del registro civil a las juntas y respeto a las libertades cívicas (expresión, manifestación, asociación).


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6.- Intento otro recuento aquí en el zócalo. Ya la masa se ha disuelto en su propia anonimia. Alrededor de la fuente de San Miguel el zócalo ha recuperado su aire de verbena. El hombre verde se cuece en su traje, abraza ciudadanos, se toma la foto. Por un momento veo en él a la figura histórica grotesca del gobernador-ogro filantrópico que ha arrasado desde el poder público con esta sociedad que llamamos Puebla.


Foto Mundo Nuestro

Por allá va el gobernador con su carga de vituperios a las redacciones a esperar la batida de las ocho columnas. Yo doy vueltas y trato de responder a una pregunta: ¿qué ha hecho de distinto este gobernador en turno? No se ha distinguido de los otros en le mecánica de “porque lo digo yo”. No ha dejado de gastar carretadas en los medios, aunque se distingue en que siguió los pasos de Peña Nieto al trepar al carro televisivo. ¿Qué lo distingue entonces, más allá de su carácter altivo y sus propósitos tecnócratas? Vuelvo a sus antecesores, ya todos metidos en la era del desmantelamiento del partido del Presidente y su monolítico Estado: Manuel Bartlett, desde la burocracia política de la Federación aterrizó y despegó y vivió Puebla en helicóptero sin necesidad de red alguna; Melquiades Morales lo desplazó fácilmente desde los abrazos y el descontento de las fuerzas vivas del partidazo; Mario Marín se construyó desde 1985 desde los sótanos y los malos y buenos oficios de Gobernación estatal una red que le arrebató el partido de Estado a Melquiades. Para entender lo sucedido con Moreno Valle me ayuda la genealogía, y supongo que a él le gustará aquello de “la alcurnia”, y tal vez así comprenda este regreso por el lado panista a la vieja estructura representada por Melquiades Morales. De la nada llegó en 1999 para convertirse a sus 31 años en Secretario de finanzas. Alguna sabiduría política en el manejo de los recursos federales para los municipios encontró ahí, dado que en diez años se hizo de las estructuras priista y panista en el estado. Y ni quien le chistara hasta que ocurrió lo de Chalchihuapan.

Todos, así, en su momento, han sido los hombres fuertes, los virreyes, los ogros. Congreso y jueces al servicio de sus luces y ocurrencias. Pero algo distingue a Moreno Valle: no da paso sin el huarache de las modificaciones a la ley. Con los diputados en la mano lo hemos visto modificar lo relacionado con expropiaciones (destino AUDI), seguridad pública, privatizaciones de servicios públicos (abasto y distribución de agua), centralización administrativa (reformas a la ley orgánica municipal). Y muchos etcéteras. Incluidas las megalomanías en la ciudad de Puebla. Es un proyecto presidencial, le cuestionan, tira largo, le alaban. Y allá va con su teleférico, sus puentes, sus ruedas, sus segundos pisos, sus museos barrocos y sus contratos con magnates y trasnacionales y sus diseñadores y sus aires exquisitos.

Es un modernizador autoritario. Sonrío por un momento: es el que más se parece a Manuel Bartlett.

Sonríe, ciudadano, los ogros siempre han existido.

6.- Camino de regreso por Reforma. Recuerdo lo más lamentable del día: la marcha ha sido homofóbica, y la condensa un hombre en la última calle antes del zócalo. Cada quien vive su marcha. Yo la busco en los ánimos que se atropellan. Tengo mala suerte: cuando arribo al zócalo gana el grito que este señor repite una y otra vez, como si fuera la suya la consigna última y primera: “por culpa de un puto el pueblo está de luto”. El hombre esgrime la frase sin disimulo. Su voz se mueve sola, no rebota en otras voces, nadie la replica ni la reclama, y él la mantiene hasta llegar a la plaza.

Entiendo en sus odios que este movimiento está perdido. Son otros sus aguijones. Nada tienen que ver con él los duelos de Elia y de Tetela.