• Sergio Mastretta
  • 17 Enero 2013

Gabriel Hinojosa Rivero y el eterno retorno de los ciudadanos

Son dos conversaciones.

La primera discurre en el video, es visionaria y en ella recala toda la experiencia de un hombre que ha sido testigo y actor de la transformación democrática de Puebla en los últimos veinte años, sin duda, el principal impulsor de la ciudadanización de la política en el marco de los procesos electorales y la lucha por el poder. Es la visión de un político que encuentra en la participación de la sociedad civil organizada la base del cambio social y político en México, la explicación a la democratización de las instituciones modernas de la sociedad mexicana.

La segunda se apunta en la libreta, y es realista y pragmática. Ella contiene la memoria larga, la que señala puntos de partida, igual la inexperiencia, la novatez y la ingenuidad con la que se inicia en la política, que el arrojo, el coraje, el riesgo jugado y la desfachatez de quien no es un político profesional. Todo con el ánimo por participar en un cambio democrático que en aquellos años noventa todavía se creía imposible.

Se puede hacer un trazo breve de la trayectoria política de Gabriel Hinojosa en los últimos veinte años:

A principios de los noventa es un empresario del mundo de la tecnología con su empresa Abaco Computadoras. Gabriel se interesa en política, pero no milita en un partido político --ni siquiera en el PAN, cuyo padre, Luis Hinojosa fundara en 1939--, ni en las organizaciones patronales como la COPARMEX, muy vinculada al panismo. En la coyuntura de 1995, y frente a la arrolladora fuerza de Manuel Bartlett como gobernador, los grupos que controlan el PAN --y entonces se habla de “neopanistas”, más que de yunques--, y sus posibles candidatos a la alcaldía --los nombres de siempre, Paco Fraile, Ana Tere Aranda, Humberto Aguilar Coronado, Francisco Arrubarena o Ángel Alonso Díaz Caneja--, deciden abrir a un ciudadano la candidatura, pues una vez más dan por perdida la ciudad.

Pero Hinojosa Rivero derrotó contra todos los pronósticos al gobernador Bartlett en las elecciones municipales de 1995, la primera derrota del PRI en su historia de partido omnipresente en la ciudad de Puebla, y lo hizo con muy pocos recursos, pero con el uso de una estrategia de comunicación más moderna, aprovechando también la apertura de medios no controlados por el priismo. Y montado también en el ánimo antipriista y antibarttlista soterrado, escondido aún una semana antes, cuando el ex secretario de Gobernación federal metió a miles de fanáticos bailadores con el grupo Bronco en los terrenos que hoy  ocupan agencias de automóviles y centros comerciales en la esquina norponiente del Periférico y Atlixcáyotl. 42 mil votos más que el PRI de Bartlett logró Hinojosa, en una época en la que todavía más que hoy la institución electoral en el estado estaba bajo completo dominio del partido en el poder.

Como alcalde (1996-1998) enfrentó la contra violenta del gobierno estatal y los golpes soterrados de los políticos panistas. El llamado Yunque le impuso las siete primeras regidurías, y en ellas encontró el alcalde Hinojosa su primera oposición en conflictos como el generado con los grupos de control político de los vendedores ambulantes en el centro histórico; la disputa por los recursos municipales con el gobernador Bartlett se alargó todo el trienio, y conflictos como el provocado por la radical expropiación de miles de predios en la zona de San Francisco llevaron al extremo una relación sumamente desigual entre los dos niveles de gobierno.

En 1998, con una elección claramente documentada como fraudulenta, con un tercer candidato en escena (el carismático Emilio Maurer, que contendiera por el PRD), el PRI recuperó la ciudad con Mario Marín y con un Partido Acción Nacional que jugó más como oposición interna en el gobierno de Hinojosa y que fue incapaz con Felipe Calderón Hinojosa --entonces presidente nacional-- de impugnar el proceso aliado al PRD.

Los años que siguieron derivaron para Hinojosa Rivero en su alejamiento y posterior salida del PAN, para empezar a construir un proceso de involucración de los ciudadanos sin partido en los procesos electorales a través de las llamadas candidaturas ciudadanas. Empezó entonces a generar una discusión colectiva en foros de internet a través del grupo de reflexión política G2G, “gobierno de nueva generación”, así llamado por él; llegó a participar como candidato por el PT en el 2007, “como candidato rebelde”, dice él, impulsado las propuestas del grupo G2G.

Para la última elección estatal, la del 2010 que llevara a Rafael Moreno Valle a la gubernatura, Gabriel Hinojosa participó con un reconocido grupo de ciudadanos sin partido (Verónica Mastretta, Gerardo Navarro entre ellos),en la promoción de una alianza a partir de un proyecto general de reforma política y con un conjunto de lineamientos a seguir por quien fuera el candidato de esa coalición, que como punto de acuerdo principal era derrotar al PRI representado por Mario Marín y su candidato, Zavala. “Puebla de acuerdo” fue el grupo en el que participó Gabriel, grupo que logró que los partidos coaligados firmaran un documento con las propuestas ciudadanas.

Dos años después, ya con el desencanto que ha provocado en muchos el gobierno de coalición, y en el marco del segundo informe de gobierno de Moreno Valle, Gabriel Hinojosa hace un recuento de estos años de movilización ciudadana por la democratización de las instituciones públicas en Puebla. Lo hace desde G2G y los interrogantes que él no ha acabado de responder para esta coyuntura del 2013: ¿Voto nulo? ¿Participación con un partido de los chicos, el del Movimiento Ciudadano, por ejemplo? ¿Hacerse a un lado y una vez más dejar hacer a los aparatos tradicionales del PRI y el PAN? (Ver el link con encuesta promovida por G2G: http://sdrv.ms/10ARBEX).


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